Presentamos la serie de poemas “Cicatrizal” de la escritora salmantina Mirsa Molgora, la cual recibió el I Premio de Poesía José Luis Calderón Vela, en 2021, haciéndose acreedora de un estímulo en efectivo y la publicación en una plaquette conmemorativa.
Cicatriz 0
Al pez se le acaba su hábitat
quiere salir
reptar,
moribundo y ciego choca contra las cavidades
del amor maternal.
Suda agua y sangre,
ve una luz y no sabe si la vida
va o viene.
En la confusión, desgarra la puerta
perineal.
Nace con la fuerza del dolor
de la ruptura del otro cuerpo,
pero en los festejos de cumpleaños
abrazan ese olvido aparente.
Y en la algarabía todos ríen para ocultar la voz:
-Perdón, mamá, tenía que nacer.
Cicatriz 1
La originó la pandilla de niños del condominio.
Me retan a volar y yo les muestro
cómo vuela mi sangre
si la barbilla rebota en el filo de un escalón.
Cicatriz 2
Misma pandilla.
Subimos con ímpetu los escalones,
hay un niño lento que| me desespera,
movilizó la exploración
lo cargo hasta nuestra guarida en la azotea.
A diario les demuestro mi fuerza bruta.
Avanzo en el juego hasta que me detiene
algo que se gesta en mi ingle derecha,
como si fuera un pez globo:
mi madre lo mira crecer a simple vista,
no cabe en mi piel y desgarra mi músculo,
lo pesca y lo saca, el doctor.
El animal se resiste a desaparecer
en la sutura donde ha quedado su esqueleto.
Cicatriz 3
Muere la perrita que nunca tuve.
Cicatriz azul
Te perdiste en el parque.
Lola, llevabas un vestido azul,
el de las misas dominicales,
y moños en el pelo.
Te soltaste de la mano buena,
entre globos moteados y miradas de extraños
que se colgaban en tu cuerpo pequeño.
Corriste como si el olor a palomitas de maíz
te persiguiera.
Alcanzaste al algodonero,
te pidió un beso por un bocado de azúcar rosa
que tragaste en aquel sospechoso
laberinto negro.
Veneno rosa.
Lola, bajo tu vestido azul de pintitas
no puede caber por siempre
todo el asco del mundo.
Cicatriz intermitente
Lola
Te meces en la corriente universal de los dormidos,
tu voz busca salida al cosmos
pero la ahoga el rechinar de tus dientes:
miedo o frío.
Lola
¿no escuchas la música de los planetas?
¿no ves que el sol quiere abrazarte?
Y tú no estás
No eclosionas.
No te das a ninguna de las estrellas del día;
Aunque no las veas
su espectáculo sigue sobre tu cabeza.
Abre los ojos, Lola,
salva lo que no miras
y recuerda:
parecerás menos mortal si sonríes.