Entraron sin permiso es el primer libro de cuentos de Sara Muñoz (Ciudad de México, 1981), publicado por Ediciones la Rana en su colección Fondo para las Letras Guanajuatenses, producto del Seminario de Cuento Efrén Hernández 2020, bajo la tutoría de Claudina Domingo. El libro apareció en diciembre de 2022 y reúne 19 trabajos.
Desde el primer cuento, “Entraron sin permiso”, que da título a la obra, se percibe una búsqueda seria por apropiarse de las mejores técnicas narrativas, privilegiando la suspensión temporal de sentido, la sorpresa y, en muchos de los cuentos, el giro final inesperado. Esta última técnica, llamada en el argot literario vuelta de tuerca, es sabiamente manejada por la autora. Según Wikipedia, la vuelta de tuerca es definida de la siguiente manera: “Un giro argumental [que] es un cambio en la cadena de acontecimientos de una trama, bien sea en literatura, teatro o cine. Se presenta con más frecuencia cerca del final de la obra, […]. Estos giros cambian dramáticamente el objetivo de los personajes.” Por ejemplo, en “Entraron sin permiso” no sabe el lector si lo que ha invadido el predio de la trama es un ejército de soldados, un grupo de ladrones o de qué… Por momentos se expresan los campos semánticos de la ley y de la guerra… pero resulta al final que la invasión de trata sólo de unas molestas y “pinches hormigas”.
Otra vuelta de tuerca notable se da en “Fatídica noticia” en que una mujer parece tener un ataque de histeria en una institución bancaria. Se trata de una historia de pandemia que recupera mucho de lo conocido durante este trace amargo: el trabajo en línea, la el confinamiento, la protección sanitaria. Sin embargo, el ataque de la señora no se debe la presión emocional negativa que ejerció esto en ello, sino a la noticia, para ella fatídica, de que el confinamiento iba a terminar, lo que para ella había significado un momento de ganancias secundarias, ya que para ella “el encierro voluntario no fue un problema”.
Como último ejemplo en esta reseña de vuelta de tuerca está “Erik”, en el que una mujer extraña a su compañero de chat y tiene una especie de pseudo enamoramiento con él, y al final resulta que Erik era una aplicación electrónica sin realidad material, lo que ella ignoró durante su angustia de separación el tiempo que no recibía los mensajes del programa electrónico.
Otra historia de pandemia es “Extraña, extraño” que se sitúa a finales del encierro, y que hace uso de un juego visual con chats que mantienen una pareja de amantes, con todo y emoticones, y que nos sitúa en las problemáticas de la comunicación a distancia, con todo su encanto, pero también con su irrealidad.
Otros cuentos son más bien de tono poético y misterioso como “Aquel Solitario”, “Adiós”, “La noche”, “Cuando era pequeña”, “Redondez amarilla”, “Algo así como un vampiro”. Otros combinan lo prosaico con lo poético, como en “Yo no quería ir” contada por una niña cuya abuela parece ser una bruja.
Éste es sólo un comentario general de la primera mitad del libro. El lector deberá encontrar por sí mismo los derroteros con los que la escritura hace frente a sus riesgos y retos narrativos. Basta decir que, en conjunto, la obra rezuma frescura y aparece como un primer momento feliz en una trayectoria narrativa prometedora.
Sobre el libro ha escrito Ana Paulina Calvillo: “Una niña obligada a cuidar a su abuela que, seguramente, es una bruja: es escultor que moldea a su mujer en arcilla mientras se debate entre la vida y la muerte; dos hombres conectados a través de la radio; la comunicación virtual de una pareja durante el confinamiento; un viejo que juega al solitario como si con los naipes ordenara su vida: éste es el mundo de Sara Muñoz, un universo vertiginoso donde el lector experimenta los enigmas del cuento; historias que a veces nos recuerdan a Kafka y otras nos llevan al sin sentido de nuestra cotidianeidad, donde puede ser imposible conseguir un litro de gasolina. Sara Muñoz mantiene siempre su propia identidad: una escritura –a veces poética, a veces prosaica– al servicio de lo que cuenta. Aquí tenemos a una joven autora que disfruta su oficio y propone una puerta a la literatura de nuestro tiempo.”
La autora se define como “Psicóloga de profesión, psicoanalista por elección, bailarina de contemporáneo por casualidad, profesora por afición, escritora por necesidad.” Actualmente reside en la ciudad de Irapuato. Ha participado en eventos literarios dentro y fuera del estado de Guanajuato. Ha ganado algunos concursos poéticos. Ha publicado textos en revistas literarias y periódicos. Participa en el taller La égida. Aparece en la antología A cinco tintas /La égida, 2019).