Haikús es uno de los nuevos títulos de la colección Autores de Guanajuato, de ediciones La Rana del Instituto Estatal de la Cultura. Contiene más de un centenar de haikús, un prólogo del prestigioso crítico mexicano Adolfo Castañón y un texto preliminar, a manera de poética, del mismo autor.
Castañón nos recuerda que el haikú es una forma poética de origen japonés, compuesta por una estrofa de tres versos sin rima que suman un total del diecisiete silabas. Según este crítico, el haikú sigue “el sentimiento de las cosas” que sería “el de la vida presente o pasada de los maestros y los paisajes heredados”. Sendas de Oku, libro de Matsu Basho es uno de los más grandes del género. Otro de los rasgos del haikú es su “compromiso con el paisaje, que es paralelo a su responsabilidad con el instante vivido y contemplado, y a su responsabilidad con la naturaleza contemplada”. Así, en palabras de Castañón, el que escribe un haikú se vuelve custodio de la belleza contemplada. En nuestro país, son célebres los haikús del modernista José Juan Tablada, así como las reflexiones críticas sobre esta forma de Octavio Paz.
En el texto preliminar “Mi credo sobre el haikú”, el autor nos explica que el haikú está compuesto métricamente por un primer verso de cinco sílabas, un segundo de siete y un último tercero de cinco también. Para él “nace cuando el poeta, ya sea consuetudinario, ya sea de ocasión le llama mucho la atención o se asombra algún fenómeno natural, sin que dicha conmoción quiera decir algo más que el hecho de que, en la óptica de quien está abierto a la experiencia, lo extraordinario está en lo cotidiano”. A la percepción, se añade, en la poética de Gómez Villalpando, la emotividad. Así, el haikú “es introspección sobre el impacto que produjo en nuestra sensibilidad un acontecimiento selecto de la naturaleza”. El autor propone tres elementos en la escritura del haikú: una imagen o metáfora, un ritmo o vibración animada y una emoción o interioridad sentida. Al profundizar en el haikú, comenzamos a reconocer, siguiendo el mismo autor, que se abre a la multiplicidad de sentidos: “Es aparición, misterio en su exterioridad, descubrimiento de la mirada propia hacia aun suceso momentáneo singular, quizá epifánico, un instante corporeizado”. “El haikú es una instantánea fotográfica con subjetividad” en la cual se implica el sujeto con su mirada y el estilo con que el poeta objetiva y testifica con palabras una aparición de mundo privilegiada por la sensación.
Les dejamos una selección de cinco haikús extraídos de este libro:
Puebla la noche
inmóvil gato negro:
una sombra más.
*
Aún ahora
los arcanos helechos
traspasan eras.
*
El zopilote
y su lenta espiral…
¡cuánta paciencia!
*
Hay en llama
decenas de figuras
en un instante.
*
Sin importarle,
con más nariz que cara,
vive el tapir.