En varias ocasiones, desde que la veterinaria empezó operar en dicho domicilio, en el callejón de Tamazuca #7, en la ciudad de Guanajuato, en 2020, (anteriormente se ubicaba, desde 2013 en el domicilio de un segundo piso en una zona que se conoce como Cerro Trozado, yendo hacia la colonia Pueblito de Rocha, arriba de la conocida ferretería “Agua y Luz”) se emitieron quejas vecinales referentes a reportes de posible abuso animal por parte de este establecimiento, por lo que, desde hace unos meses llevamos a cabo una investigación al respecto. El titular de la veterinaria es Octavio Bokits Márquez, aunque es atendida en sus diversos horarios por su pareja sentimental, apodada como “la doctora” (sic).
Particularmente las quejas provenían de vecinos del edificio, que incluye cuartos en renta, de diversas colindancias, de que en una terraza tenían alrededor de una veintena de perros supuestamente rescatados, los cuales durante la madrugada podían iniciar a ladrar de forma coral y estruendosa despertando a los vecino, y produciendo molestias. Ellos referían que habían hablado con los manejadores de la veterinaria en razón de interponer una investigación, siendo amenazados por esta sujeto de sexo femenino conocida como la doctora (sic) de que, si así era el caso, ella demandaría a dichos vecinos, pues supuestamente sus ventanas, a donde llegaba el ruido, eran ilegales.
De una primera inspección al lugar, en el cual se visitó el lugar de incógnito, se comprobó la existencia de esta especie de “perrera domiciliaria”, encontrándose que los perros se encontraban todos recluidos en un corralito hechizo a base de maya de metal de unos 2 x 8 m., aproximadamente. También se encontraron especie exóticas, como una tortuga de mar (la cual claramente está fuera de su hábitat natural; aunque no se pudo determinar si la especie en concreto tenía alguna especie de protección legal) en una pila de agua con muy poco de agua que era alimentada con lechuga. Se encontró que la veterinaria opera en el primer piso, en un cuarto estrecho, en condiciones sumamente precarias y despidiendo un notorio olor a suciedad animal.
A partir de lo cual, tras la consulta hemerográfica en fuentes especializadas en veterinaria, se encontró que los animales mamíferos que viven en condiciones de cautiverio tan estrechas tienden a desarrollar conductas neuróticas y psicopáticas, como depresión, estrés, ansiedad y movimientos circulares y repetitivos una vez tras otra, sin razón etiológica y hasta el agotamiento. Lo que precisamente fuera razón para la prohibición de los animales en circos. Consultando en otras fuentes de revista arbitradas, referente a la psicopatología de los perros (Canis familiaris) se obtuvo el conocimiento de que estos aullidos y ladridos estruendosos nocturnos, en la forma en que la los vecinos refrieren, pueden ser una lamentación por su tristeza o bien ataques histéricos colectivos, dependiendo de la raza.
En tal sentido, se buscó la ayuda de Control de Atención y Control Animal (institución gubernamental) para que, de acuerdo a los marcos científicos y legales al uso, se emitiera un dictamen sobre si existía alguna especie de maltrato animal en razón del hacinamiento extremo al que se encontraban estos perros. De entrada, en nuestro primer acercamiento telefónico, tras exponer los motivos de la solicitud de la investigación, se nos informó que los ladridos, por más escandalosos que pudieran ser, se trataban de un “asunto vecinal” sobre lo que no tenían injerencia. Pero que, efectivamente, ya habían tenido varias quejas del lugar desde años atrás y que habían encontrado irregularidades a las que procedieron imposiciones. Por ejemplo, se nos informó que hace apenas un año se encontró que tales animales estaban expuestos todo el día y todo el año a la irradiación directa del sol, lo que además de ser lesivo de su integridad, los expone a la deshidratación. por lo que se les indicó que debían cumplir con el requisito de poner una maya de sombra que resguardara a los animales, en un plazo determinado, lo cual efectivamente se verificó. La denuncia que nosotros interpusimos fue la 129-2024, canalizada por Alma Herrera, quien nos informó que la visita, que debía verificarse por ley en un plazo de tres días, implicaría la visita de un experto en zoología, así como uno en derecho animal.
Del dictamen, del cual se nos informó por vía telefónica, se desprendió que el responsable Octavio Bokits Márquez, mostró adecuados expedientes de vacunación para cada uno de los animales. Se comprobó que muchos animales sufrían obesidad debido a la falta de ejercicio y el desbalance alimenticio al que eran sometidos, para lo cual se ordenó controlar mejor su peso, pues esta obesida los hace más vulnerables a enfermedades a cardiovasculares, presión alta, así como otras patologías como complicación. Se comprobó que los animales apiñados efectivamente vivían en cautiverio en un espacio muy reducido, en el cual apenas podían moverse con suficiente libertad; no obstante, se nos dijo, que en esta materia de espacio del que debería disfrutar un cánido había un vacío legal; además de que somos conscientes de la gran dificultad y relatividad de la articulación de una regulación en este sentido. El vocero nos señaló además que los animales “se dejaron manipular muy bien” y no se había notado en ellos nerviosismo anormal, aunque reconoció que este mismo mutismo y pasividad podía ser síntoma de depresión que, no obstante, “no se puede diagnosticar con tan pocos elementos”. Tal dictamen es de naturaleza pública y puede solicitarse con un oficio ante el Departamento de Comunicación Social en la Presidencia Municipal de la ciudad de Guanajuato en su sede ubicada en Calle Plaza de La Paz 12, en la colonia Centro, a media cuadra del Jardín de la Unión, para ello sólo se necesita especificar el número de expediente antes señalado
A partir de este momento, Octavio Bokits Márquez empezó a enviar mensajes intimidatorios y amenazantes sistemáticos, primero desde sus cuentas personales, y luego de ser bloqueado, desde diversas cuentas falsas de Facebook y WhatsApp, a este periodista que había estado trabajando en este caso, incluyéndome a este periodista, con mensajes como (las citas son textuales): “vas a chillar cuando estes madreado” (sic), “y luego porque aparecen encobijados en los barrancos” (sic), “te tenemos geolocalizado” (sic), “te haremos una visita pronto de la cual no saldras vivo” (sic), “huele a un reportero cagado de miedo” (sic), “te estás buscando una putiza”, “te tenemos geolocalizado”, “te voy a rostizar por puto”, entre un sinnúmero de amenazas que no vale la pena repetir aquí, de las cual procedíamos a bloquear la cuenta ofensora. Debido a que uno de sus mensajes decía “Abraham Barajas te madreara” (sic), de quien pudimos comprobar la relación familiar con el agresor y porque las amenazas son graves, pues implican tortura, posibles vínculos con el sicariato, lesiones y muerte, decidimos presentar una denuncia ante el Ministerio Público, la cual corresponde a la carpeta 122674/2024, con una declaración que fue ampliada aún el 22 de octubre (esto ha sido agregado el día 20 de noviembre de 2024, dado que el agresor continuó escalando en su discurso de odio ahora con ofensas relacionadas con la corporalidad la orientación sexual: “joto, asqueroso cuidate asi te ira cuando menos lo esperes” (sic), “cerdo miserable” (sic), “ha de dar asco cogerte” (sic), “marrano” (sic), “marrano afeminado” (sic), “eres un insecto” (sic), “chupas verga” (sic), “deforme” (sic), “me das asco” (sic), “eres feo como mis huevos y con una barriga enorme” (sic). Esto es muy paradójico porque, justamente en 2020 el veterinario supradicho participó en un panel en el Congreso del Estado de Guanajuato en donde expuso la relación entre la violencia familiar y social con la violencia animal, interrelación que, por cierto, no es conocimiento nuevo ni mucho menos generado por él sino que, además de ser una obviedad, es algo que se ha comprobado estadísticamente desde por lo menos mediados del siglo XX y que es uno de los lugares comunes entre los argumentos de defensa de los movimientos de “defensores de los animales”, “animalista” y “de liberación animal”, los cuales comparten ideas y rasgos pero no son sinónimos. Cabe señalar que estas amenazas se dieron por lo menos durante tres meses.
Investigando acerca del veterinario investigado se comprueba que posee la Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Guanajuato, en cuyo marco estudiantil llegó a presentar una ponencia titulada “Control de enfermedades exóticas en los animales domésticos de la ciudad de Guanajuato”. Que se tituló tras un lapso de diez años su primera inscripción (lo que se conoce como “rezago educativo”) no con una investigación o tesis, sino con un simple Informe de Ejercicio Profesional de 17 páginas a doble espacio, al que pudimos tener acceso pues forma parte de los repositorios institucionales públicos de productos de egreso estudiantiles de la Universidad. Se determinó que cuenta con el número de cédula es la 12257428, tipo C1, la cual fue expedida hasta 2021 (Registro Nacional de Profesionistas). Es decir, que él empezó a ejercer la medicina veterinaria mucho antes de obtener la debida cédula profesional. Que tuvo un empleo temporal en la municipalidad de Guanajuato, en la perrera municipal. Que no tiene antecedentes penales, pero no obstante ha tenido ocho infracciones al bando de policía por orinar en la vía pública, riña, tomar bebidas embriagantes en la vía pública, intento de soborno a un oficial de tránsito, hacer escándalo en vías públicas, posesión de marihuana en dosis personales, etc. Que es hijo de la Lic. Rebeca Jazmín Bokits Márquez, propietaria legal del edificio donde opera la veterinaria, residente en la ciudad de León, y la cual fue denunciada en redes sociales en años pasados en repetidas ocasiones por diversos estudiantes por fraude, incumplimiento de contrato y prácticas desleales y abusivas en relación con las rentas de sus cuartos a estudiantes.
Entre su grupo social, en donde es conocido como “Gokú”, recabamos un testimonio de un ex amigo del veterinario, quien expresó que en una borrachera el veterinario se jactó que, para ahorrarse dinero, cuando se trataba de “dormir gatos o perros” (eutanasia), aplicaba anestesia general y luego una inyección intracardiaca de cloro casero, lo cual “producía el mismo efecto” que los medicamentos indicados para tales casos. En efecto, logramos encontrar información de esta práctica que excede los límites de la ética profesional, ya que los protocolos de salud de estos casos, como el manual y estudio comparativista Métodos de eutanasia para perros y gatos (World Society for the Protection of Animals, Londres, s. f.), sólo aceptan la Pentobarbitona al 20% (un barbitúrico), la Tiopentona o Propofol; y el compuesto de Tiobarbitúrico o Fenol (ver: https://asanda.org/documentos/animales-domesticos/MethodsEuthanasiaDogsCatsSpanish.pdf).
Además, se comprobó, mediante una solicitud de información ante el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI) ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que la veterinaria en cuestión ha evadido impuestos desde que inició operaciones.
Hasta aquí llega nuestra investigación, poniendo a disposición de los ciudadanos de la ciudad de Guanajuato esta información para orientarse respecto de los servicios, el profesionalismo y la ética profesional del titular de esta veterinaria, así como de la veterinaria misma.
Octavio Bokits Márquez (Fuente: https://mx.bebee.com/bee/octavio-bokits-marquez)