Guanajuato, Gto.- En un despliegue de riqueza musical y tradición, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) brindó un concierto memorable en el marco de las “fiestas patrias”. Bajo la hábil dirección de Enrique Radillo, el concierto presentó una celebración vibrante de la música mexicana, en la que se destacó el talento del solista Salvador Pérez en la tuba.
El concierto fue un verdadero homenaje a la música nacional con interpretaciones de compositores emblemáticos como Carlos Chávez, Armando Lavalle, Silvestre Revueltas, Armando Luna y Blas Galindo. Cada pieza fue ejecutada con la pasión y la precisión que caracteriza a la OSUG, con las cuales se ofreció al público una experiencia auditiva inmersiva que reflejó la diversidad y riqueza del repertorio mexicano.
El programa incluyó piezas de Carlos Chávez, conocido por su innovación y su contribución al desarrollo de la música clásica en México; Armando Lavalle, cuya obra destaca por su capacidad para fusionar lo tradicional y lo moderno; Silvestre Revueltas, famoso por su energía rítmica y su profundidad emocional; Armando Luna y Blas Galindo también contribuyeron con sus composiciones únicas, enriqueciendo aún más la celebración de la identidad musical mexicana.
Para el director invitado, este concierto representó un protocolo que se rompió en este mes patrio, ya que estuvo lleno de retos y sonoridades como es el caso de la sinfonía II del maestro Armando Luna, pieza con la cual el público quedó cautivado.
Es importante resaltar que Enrique Radillo es uno de los directores de orquesta más versátiles de su generación, con un repertorio que abarca del barroco a la música de nuestros días. Inició sus estudios musicales como pianista en la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara bajo la guía de Francisco Orozco y Marco Antonio Verdín y participó en cursos de perfeccionamiento pianístico dictados por personalidades como Walter Blankenheim.
La interpretación del “Concierto para tuba y orquesta”, de Armando Lavalle, por el solista Salvador Pérez Galaviz, primera tuba de la OSUG, fue dedicada al tubista zacatecano Manuel Cerros, quien estuvo presente en la gala y fue el primer intérprete de la obra en 1981, cuando el compositor, también su amigo, se la concedió en un programa televisivo por su sorprendente habilidad y amor hacia el instrumento.
La composición de Lavalle buscó llevar la tuba a un gran nivel y, a través de la sátira, desestigmatizar su carácter de “acompañamiento”. El segundo movimiento, señalaron los músicos en charla previa, tiene la esencia de una ópera, similar a un lamento, mientras que el tercero constituye un huapango de son libre.
Otra composición importante donde este instrumento es protagonista, señaló el Mtro. Cerros, es el “Concierto para tuba”, del británico Vaughan Williams, creado en 1954.
En la primera ocasión, la obra de Lavalle fue tocada en una tuba sí bemol, característica de la banda. Para este concierto y mayor comodidad, Pérez optó por una tuba en fa, reconociendo la grandiosidad de Cerros para lograr efectos de dos y tres sonidos simultáneos con un instrumento difícil de manipular por su gran tamaño y peso.
La ejecución emocionó al público y al resto de la orquesta, por lo que Pérez interpretó adicionalmente un vals para tuba, de las “Sweet Dances” de la compositora canadiense Elizabeth Raum.
Este concierto no solo conmemoró las fiestas patrias, sino que también reafirmó el compromiso de la OSUG con la promoción de la música clásica mexicana y el fomento de la cultura en la región. La noche concluyó con una ovación entusiasta del público, que agradeció la oportunidad de disfrutar de una velada tan especial y representativa.