Los pájaros y su representación gráfica en la obra científica del doctor Alfredo Dugès, editado apenas este marzo por Ediciones La Rana es un libro sui generis de Amaranta Caballero Prado, artista visual y poeta famosa por su interés en el estudio y representación de aves y pájaros a quienes constantemente menciona en sus textos o bien dibuja con maestría teniendo ya en ello un sello distintivo que ha trascendido fronteras y que ha hecho que algunas personas se tatúen algunos de sus dibujos. Cabe mencionar que ella estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Guanajuato. Desde joven practicó la escritura poética y se unió a talleres y proyectos editoriales como Tertulia. Entre sus libros más recientes podemos mencionar: Newspaperbirds of march 2011 (Cinosargo, 2019) y Ojo avizor (Universidad de Guanajuato, 2018). Actualmente realiza el proyecto interdisciplinario Mil Pájaros Mil, Tesis Autodoctoral que involucra la música, la literatura y la gráfica. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores y precisamente este libro es el primer título de la Trilogía ornitológica de poemas Fénix XXI, con el que obtuvo el apoyo del SNC para el periodo 2021-2024.
En la contraportada, la muy prestigiosa escritora Cristina Rivera Garza nos dice: “Articulándose al lenguaje científico y conjurando las prácticas de las artes visuales, Caballero Prado rescata, conversa, increpa y subvierte a un científico transfuga que, como ella, supo observar y cuidar de la vida animal con la que convivimos y de la que dependemos como especie.” Destaca este libro como “un ejemplo de lo que puede lograr la poesía de investigación en sus mejores momentos –a la vez documental e imaginativa, a la vez profundamente personal y radical”
De entrada, ya el título del libro funciona como un dispositivo o artilugio de subversión, pues uno pensaría que encontraríamos acaso un tratado o un estudio de lenguaje técnico. Sin embargo, el estudio al que se evoca la autora es bien el del campo artístico, aquél que es la preparación de una obra pictórica, un conjunto de notas visuales o apuntes que muchas veces cobran mayor interés que la obra terminada. El estudio, en este caso, se caracteriza por la frescura del artista mientras va explorando el tema, por su vitalidad causada por la excitación del autor o autora por haber descubierto una línea de ejercicio. También se ha usado el término de “Estudio” en la poesía, cuando un o una poeta proponen una visión literaria desmenuzada de un objeto que les provoca admiración, reflexión o goce estético. A partir del siglo XX, con la emergencia del arte conceptual, que privilegia el proceso creativo, se difuma la diferencia entre estudio y obra terminada, y esta distinción deja de importar. Lo importante es el fluir de la conciencia del o de la artista al trabajar, sus técnicas, sus novedades formales, las intenciones que se notan en su trabajo paciente, ciertos rasgos únicos y la plasmación de la personalidad.
Cabe hacer notar que, además, este libro se trata de una obra heterogénea, dividida en once apartados. “La naturaleza es, estrictamente, un lugar común”, aglutina citas literarias que van del siglo V. a. C. con Empédocles, hasta la gran teórica feminista Rosi Braidotti y su concepción de lo posthumano. Este recurso, que ha estado muy en boga entre escritores de los últimos años, nos sirve para atisbar algunas coordenadas conceptuales y estéticas que servirán como guía a la lectura de este trabajo.
“Taxidermia” es un conjunto de nueve poemas en los que los plumajes, el vuelo y la figura de Alfredo Dugès son algunos de los hilos que van tejiendo el discurso lírico, muy propio de la autora, en el que se entremezclan referencias cultas, sobre todo tratándose de datos históricos que suponemos tienen un significado muy definido para la autora, donde a emoción se contiene en aras de la forma, la racionalización de pronto se rompe con giros inesperados, se rompen las fronteras entre prosa y verso y se hace gala de recursos visuales de la poesía como los encabalgamientos y los blancos.
En “Historia natural” encontramos diez poemas en los que los tres reinos naturales clásicos, el animal, el vegetal y el mineral, son el centro de interés. De nuevo encontramos rasgos de algunas vanguardias, entre lo discursivo y lo disruptivo. En “Aves” el lenguaje se vuelve más ensayístico, sin perder su vena poética, pues en esta sección, la autora dialoga directamente con dibujos de aves hechos por Alfredo Dugès a partir de ejemplares vivos y disecados. Se nos instruye con la ficha taxonómica del ave y sus nombres vernáculos en inglés, francés y español; se nos muestra una reproducción del dibujo original a color y a continuación oímos (sí: es como si oyéramos) a Amaranta apelar a las aves, clarificar información, cantar el canto, volar en el mismo vuelo de las aves, incluso cuestionar al científico, entablando un diálogo directo con la historia y la ornitología. El lenguaje de esta sección, por tanto, se vuelve una mixtura entre interpretación de las artes visuales, tecnicismos y estética. Podríamos acaso afirmar que se pone en praxis la noción de “archivo”, que ha servido a los autores para rescatar del pasado ciertos documentos significativos y reinterpretarlos, reelaborados, a la luz del presente. Un recurso muy usado, por cierto, actualmente, en la escritura hecha por mujeres, sobre todo en la crónica, el ensayo y la poesía.
En “Entornos culturales” regresamos a la poesía en verso de Amaranta, con diez poemas en los que se insertan referencias a hitos del arte mexicano. “Acuarelas” continua esta poesía de la autora, que ya ha alcanzado un estilo propio, acaso ¿inclasificable? Me aventuraría a expresar que hay algo de neobarroquismo en él y que la autora no pone reparos en utilizar tales o cuales estrategias de modos textuales, corrientes y vanguardias que la han influido como lectora, combinándolas a su peculiar modo. Lo mismo sucede en “Bocetos y trazos”, donde se alude al arte pictórico y a las formas, sin olvidar, por supuesto, el tema de lo animal y lo vegetal (pues, Dugès, como gran naturalista, estudió también la flora). “Lenguaje científico” es otra serie de diez poemas, en los que se advierte más un discurrir sobre lo humano y lo social:
“Contéstame una pregunta, siglo XXI:
¿Realmente pueden las mujeres decir
sin pena,
sin pudor,
sin culpa,
lo que piensan?”
En “Flora y fauna” se usan como títulos nombres científicos de animales y plantas para hablar de ciertas singularidades, reveladas y/o ocultadas al mismo tiempo por las figuras de estilo: el higo, el aguacate, la lengua de vaca, etc. Es muy elocuente cómo la autora titula uno de estos poemas “Amarantáceas. Amaranthus”, como si deseara entablar un diálogo simbólico y con la especie que signó su nombre oficial. Las amarantáceas son una familia de plantas, la mayoría de las cuales son hierbas y arbustos, que se encentra en zonas tropicales y subtropicales; algunas de sus especies han sido usadas como alimento desde hace milenios. Por su parte, el amaranto propiamente dicho significa en griego “flor que no se marchita”. Sus semillas son consideradas un superalimento por sus grandes valores nutricionales. Usado en ritos religiosos y curativos por diversas culturas precolombinas, es símbolo de inmortalidad. Por todo ello, es significativo cómo la autora termina este poema con una estrofa de un solo verso: “ofrenda”.
En “Datos históricos” el discurso se vuelve más político en un sentido de la denuncia de la violencia que asola a nuestro país: “Para nadie es nuevo que en México reina la muerte”:
"Qué tristeza la de mi país,
qué crudeza con que se estrangula, [...]
qué sucio cuchillo con el que se corta." [...]
Qué tristeza la de mi país,
qué honda escoria donde se sumerge. [...]
Qué tristeza la de mi país
en la que me he perdido.”
Finalmente, se nos ofrece un “Epílogo” que es un poema visual (un pájaro, por supuesto), homenaje y regalo a José Juan Tablada. Todo en conjunto, muestra de una poética autoral interdisciplinaria distintiva, sostenida y nutrida a lo largo de muchos años de constancia y trabajo. Por demás, las bellísimas acuarelas del Dr. Dugès facilitadas por el Archivo General de la Universidad de Guanajuato que las resguarda, redondean y realzan este trabajo ecléctico.