Guanajuato, Gto.- Con piezas de Anton Bruckner, Giacomo Puccini y Gabriel Fauré, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) deleitó al público que se dio cita en el Teatro Principal para disfrutar del tradicional concierto de la agrupación universitaria.
En esta ocasión, la OSUG tuvo como director invitado a Daniel Myssyk, quien ha dirigido a esta Orquesta en diversas ocasiones, y regresa a Guanajuato después de una pausa de más de cinco años.
El concierto contó con la interpretación de Crisantemos, una sencilla y melancólica pieza para cuarteto de cuerdas, inspirada en la muerte del príncipe Amadeo de Saboya, duque de Aosta y efímero rey de España.
El Capricho Sinfónico de Giacomo Puccino, un estreno en Guanajuato, también formó parte del repertorio musical que preparó la OSUG bajo la batuta del maestro Daniel Myssyk. Esta pieza, considerada una especie de “escena operística sin palabras”, refleja el talento de su autor en la creación de la invención melódica y la orquestación colorida.
A manera de homenaje en el centenario del fallecimiento de Gabriel Fauré, la OSUG interpretó Máscaras y bergamascas, Suite Op, 112, pieza escrita por solicitud del Príncipe Alberto I de Mónaco, quien encargó a Fauré una partitura para acompañar un espectáculo de música y danza.
En la charla previa al concierto, Myssyk se mostró entusiasta sobre las obras elegidas para la gala, mismas que constituyeron un espacio de exploración para sus autores durante la juventud, semilleros de posibilidades en cuanto a los lenguajes y personalidades musicales. En ese sentido, invitó al público a “no mortificarse” si alguna no era de su agrado, pues los estilos de Puccini, Fauré y Bruckner durante la velada serían diversos, hecho que se verificó en la generación de emociones, desde la melancolía, hasta la festividad y el dramatismo.
Myssyk manifestó particular admiración por la composición de Anton Bruckner, Sinfonía núm. “00” en fa menor, destacando sobre el músico ser un hombre de carácter humilde al designar como una obra “de estudio” a un trabajo cuya arquitectura musical comprueba su experiencia y talento. Está obra además de ser el cierre del concierto, fue un estreno en México, una pieza que no fue interpretada en vida del compositor, y se estrenó en su centenario natal, en 1924.
Sin duda, el momento cúspide de la noche fue esta interpretación, donde la energía física y la sensibilidad emotiva del director guió una interpretación memorable concediendo el preciso protagonismo a cada sección de la orquesta, particularmente a los vientos y las cuerdas según la composición.
Lydia Bunn, viola principal y quien fungió como intérprete durante el conversatorio previo, expresó que el trabajo de la semana con el Mtro. Daniel Myssik fue muy satisfactorio y de gran aprendizaje, pues se buscó lograr un sonido más redondo y una con mayor acústica, similar a un órgano.
Al finalizar el concierto, el reconocimiento a este extraordinario director invitado provino no sólo de la audiencia, sino de las y los músicos de la OSUG, quienes expresaron su júbilo golpeando sus pies armónica y prolongadamente, a manera de palmas, sobre la duela del escenario.