La presidencia de la municipalidad de la ciudad de Guanajuato, a través de la Dirección Municipal de Cultura editó hacia mediados de la primera década de presente siglo la colección “Poesía” dedicada a este género literario, representado en este caso por autores que tienen su residencia o su actividad cultural en esta ciudad o relacionada de algún modo con ella. Algunos de los títulos que contuvi esta colección son: Historia del día y 12 poemas de amor de Juan Manual Ramírez Palomares, Menstruario de Martha Alicia González Negrete, Puerto del aire de Sergio Luna, Cronología de los insatisfechos de José Luís Samaguey, Mar en sombra de Francisco Meza, Estación marina de Enrique Rangel, Alforja de viaje de Pedro Vázquez Nieto, Los reinos del aire de Miguel Cibrián y Baladas un poco tristes de Jorge Olmos Fuentes. Las ediciones de estos breves poemarios son rústicas, pero delicadamente cuidadas, elegantes en su sencillez. En esta ocasión, reseñaremos cuatro de aquellos libros.
Baladas un poco tristes
Este melancólico poemario de Jorge Olmos Fuentes fue editado en 2006 con la ilustración de su cubierta hecha con una fotografía de Antonio Marín. Abre el libro un texto de James O’Connor a manera de prólogo, escrito en New York, en el cual recuerda una experiencia que tuvo este con el autor en la sierra de Santa Rosa, quien lo guio en esta excursión, acompañados de poesía celebrando a la naturaleza. Buena parte de la poesía que escribió Olmos Fuentes antes de estas baladas tendía a ser sensual: cantaba tanto a la naturaleza como a la amada. Pero su poesía, en este poemario, adquiere un diferente tono y color: un color sombrío de incertidumbre y congoja. Si bien, todavía hay líneas sobre el amor, este no es un amor que se celebre, sino que se anhela con tristeza, o bien, que se ha perdido irremediablemente. La voz del poeta en este libro se percibe sumamente consternada por la muerte que parece signarlo todo, por el destino fatal las cosas que “se van, se pierden / como si nunca hubiesen venido”. He aquí un pequeño haikú contenido en él, que condensa cierta estética neorromántica teñida de algunos matices oníricos de esta obra:
De azul bruñidas
mientras el alma duerme
las horas pasan.
Jorge Olmos Fuentes nació en Irapuato en 1963. Ha sido profesor normalista, ha ejercido la docencia, la edición de libros y la actividad literaria colaborando en publicaciones periódicas. Publicó antes Amor de arena (1993), En la propia tierra (2001), Tierra del corazón (2002) y Música negra el enunciado (2005). Poemas suyos aparecieron en 1990 en el libro colectivo Tesituras. En colaboración con el fotógrafo Antonio Galindo publicó el libro Luz a paso lento: visiones del paisaje de Guanajuato (2005).
Menstruario
El mismo Jorge Olmos y su colega Juan Antonio Torija se encargaron de hacer la presentación del poemario Menstruario de Martha Alicia González Negrete, que a la postre se volvería legendario y puede inscribirse en alguna de las corrientes feministas. Ellos señalan que los poemas de este libro “en su brevedad y formas desenfadadas” “dejan al descubierto […] dolores larvados, tanto como filiaciones emotivas y regocijos íntimos” logando “convertir asuntos personales en temas idóneos para involucrar a otros” alcanzando “el desembarazado preciso para abordar asunto tan exclusivo de la condición femenina, y delicado de tratar, como es el relativo al ritmo menstrual”. Y es que el lector, como bien advierten los presentadores, puede pensar que este libro, con su carga de “humor lascivo”, puede parecer prosaico o incluso vulgar. Nada más alejado de la realidad. La autora, a través del desahogo de estados límites de emoción –como ella misma señala– a través del ejercicio de la escritura, logra dar cuerpo y existencia a una poesía única, que se sostiene por sí misma. Para muestra basta este botón:
Sangro sobre la tierra
para que se fertilice
porque soy mujer pura sangre
y sangro por la multiplicación
de los hombres
porque soy la madre los hijos
y la naturaleza sabia
represento a la luna exactamente
en mi vientre crecen mares
Este libro fue publicado en 2002. Ilustra su cubierta la acuarela Flor de Edmundo Almanza Roa. Martha Alicia González Negrete nació en Toluca, Edo. de México, en 1964. La mayoría de su poesía publicada se encuentra dispersa en revistas y suplementos culturales de varios estados de la República.
Mar en sombra
Se trata del primer libro de Francisco Meza (1979), originario de Culiacán, Sinaloa, quien ya había publicado poemas en Los límites acordados. Ocho poetas jóvenes sinaloenses, editado por la Dirección de Investigación y fomento de Cultura Regional en el año 2000.
Su portada es una fotografía de Antonio Marín. Fue editado en 2005. Y se nos presenta como un sobrio recorrido por la nocturnidad de un poeta en formación. Sobrio, pues, si bien el juego verbal en él es evidente, éste se contiene con miras a mantener un ritmo y un equilibrio sin mucho riesgo. Aún así, se percibe un quehacer trabajado con méritos y digno de prestarle atención; pero, sobre todo, de seguir su evolución en obras posteriores.
En palabras de Oscar Paúl Castro, se trata de una propuesta “donde la nostalgia del amor como feroz testimonio del tiempo, la visión de lo perdido, la conquista del instante y la escritura misma –soledad y comunión a un tiempo– conviven por la magia de una revelación”
Los reinos del aire
Éste es el primer libro de Miguel Cibrián, publicado en 2006, que, de acuerdo al poeta guanajuatense Juan Manuel Ramírez Palomares, guarda secretos que son revelados a quienes poseen “el asombro de un niño de ojos grandes”. Secretos como pequeñas luces que ya no se extinguirán.
Y es que se trata de un poemario solar, atravesado por la transparencia y la luz aun en los poemas relativos a la noche. Todo él tiene la fragilidad de un instante apresado en la memoria, de un jardín imaginario hecho de recuerdos y otras fugacidades en cuyo centro se alza la casa de la mirada, cómplice de la belleza, y donde hay también una figura más amada: la de una mujer. En sus páginas la tarde se detiene para que podamos apreciar con mayor detalle su esplendor, en el que las formas adquieren su mayor significación: la tarde como un espacio breve, pero mágicamente pleno a la vez.
Su autor (Salvatierra, Gto., 1967) fue fundador y editor de la revista Comala. Ha participado de varios grupos culturales independientes, organizado varias ediciones del Encuentro Regional de Escritores del Sureste del Estado, así como publicado en distintos periódicos, revistas locales, y en el libro colectivo Voces de Salvatierra.