Homofonías es el más reciente poemario de Josué Fernando Morales Gómez, editado en marzo de este año bajo el sello editorial de la Red Estatal de Tertulias Literaria Guanajuato “José Luis Calderón Vela”. El libro se subtitula De la “a” a la “z”. Veintiún poemas curiosos; y es que en cada poema cada verso inicia con una misma letra y se juega con los encabalgamientos y las rimas internas, tanto asonantes como consonante para producir una peculiar musicalidad que queda más patente cuando el maestro los lee en voz alta.
El autor nació en León, Guanajuato en 1959. Ha publicado más de una decena de poemarios y además es editor. Fue coordinador municipal en León de la Red aludida, pasando a ocupar el puesto honorífico de coordinador estatal de la misma a la muerte de su fundador que ahora da nombre a la Red. Ha sido jurado en diversos certámenes de poesía, oratoria y cuentacuentos. Es director de la revista Ecos literarios, la cual lleva cinco en circulación con alrededor de medio centenera de ediciones. Es integrante de casi una veintena de colectivos literarios. Ha participado en diversos encuentros nacionales e internaciones de escritores. Es una figura muy conocida en el gremio de escritores del estado, pues suele estar al tanto y presente de los diversos eventos literarios tanto si son parte de la Red como si no. Estudió la licenciatura en Letras Españolas en la Universidad y la de Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha leído parte de sus “homofonías” en eventos a lo largo de varios municipios del estado en los últimos meses, tales como el 484° Aniversario de la Fundación de Yuriria en enero o la tertulia celebrada en “La casa del coleccionista”, en la ciudad de Guanajuato, el pasado 6 de abril, por poner sólo dos casos.
Hoy tenemos el agrado de presentarles una selección de cuatro “homofonías” del libro.
5
Dicen verdades a medias en las
diarias noticias y pienso en el
dominio y el poder del dinero,
deduzco daño y destrucción desmedida,
despiadada, dolosa;
diariamente disfrazo mi frustración inmensa. Al
despertar, la
debilidad que reprimo
domina los malos pensamientos. El
derecho a la vida
difícilmente será defendido y yo
desesperado
deseo solamente dormir, ello,
disipa
el dolor. El domingo
descanso en el día del Señor,
Dios mío.
Divago.
Definitivamente mañana
decidiré qué es lo mejor.
12
Muero lentamente en mi
Morada tormentosa,
me encuentro rumiando
mil pensamientos macabros,
muy perturbadores, desquiciados,
malsanos, violentos y salvajes.
Me siento huérfano, cuento conmigo
mismo solamente.
Mas no me importa.
Me enfermo desde las entrañas,
minado por el virus de la soledad
maldigo y pido clemencia, todo
me provoca ideas suicidas y siento
mucho desgano para continuar.
Meditabundo, rodeado por solidos
muros, me encuentro moribundo,
sin intención de mi cuerpo mortal levantar,
me desespero.
Matarme es únicamente lo que quiero.
Maldito entre los hombres,
me decido a terminarlo todo; la
metralla está lista para disparar
más, sin embargo, el
miedo no me deja avanzar, los
minutos me flagelan sin piedad,
millones de ideas suicidas vienen y la
mano me tiembla y duda de disparar;
mundano soy y simple
mortal que siempre ha sido un
mentiroso y un cobarde, que
mide cada paso que da y sé que, por
mi manía perfeccionista, ¡maldición! no lo voy a lograr.
Marcho descorazonado, lucho contra mis
masoquistas pensamientos y los
mal habidos embrollos de la fatalidad.
¿Mi futuro? Ya Dios dirá.
15
Semidesnudo en el
suelo,
sentado
sueño despierto.
Sueños
sin sentido
surgen
súbitamente;
simplemente
salen
silenciosos;
subsistiendo
señeros se suben sarcásticos por las
sendas
silentes de éste mi
semblante hacia la mente.
Siendo sólo
sombras
siembran
sufrimiento
sempiterno. La
Solución es:
solamente el
suicidio.
16
¡Sí! La soledad que
siento me
sabe a
sombras; parece
superficial, mas sin embargo es
suficiente para
sofocar mis
sentidos nocturnos y
sentenciar a mis sueños al
silencio del
sepulcral
sarcófago
sempiterno que
se encuentra
sellado dentro de este
sensible corazón
sucio, desaforado,
sufriente e insensato.