El poeta Luis Eduardo García, radicado en la ciudad de Guadalajara, autor de Dos estudios a partir de la descomposición de Marcus Rothkowitz (2012) y La música alejándose (2009), entre otros libros, ganador de varios reconocimientos nacionales y becas para la creación, fue invitado por el Fondo para las Letras Guanajuatenses, para ser tutor del Seminario «Efraín Huerta» de poesía, en la ciudad de Guanajuato, en su generación 2019-2020.
Para el seminario fueron seleccionados originalmente once proyectos de libros de poesía, entre los que pueden mencionarse Crónicas del fracaso de la cacería de Ulises Torres, Discurso desde la cama de Paulina Mendoza, Dueño de un quebranto mineral de Gilberto Arvizu Morales, Aguas aéreas de José Antonio Banda y Cálculos en los riñones de Amaury Salvador. Proyectos que fueron previamente calificados por la poeta Amaranta Caballero Prado como lectora crítica, quien tuvo acceso a las muestras de veinte cuartillas que se enviaron a partir de la convocatoria, lo cual se supone que serían lo mejor de un libro ya prácticamente terminado, destinado a pulirse para su posible publicación.
Las sesiones se desarrollaron en las instalaciones del Instituto Estatal de la Cultura. Tras varios meses de tutoría, los autores del Seminario pudieron trabajar en la mejoría de sus proyectos escriturales, mismos que serán posteriormente sometidos al arbitrio de las casas editoriales afiliadas al Fondo Guanajuato para ser posiblemente publicadas en un futuro. De entre ellos, lograron publicarse Crónicas del fracaso de la cacería de Ulises Torres, Cálculos en los riñones de Amaury Salvador y Discurso desde la cama de Paulina Mendoza, todos ellos apareciendo bajo el sello de Ediciones La Rana del Instituto Estatal de la Cultura, algunos años después.
El Seminario para las Letras Guanajuatenses de Poesía «Efraín Huerta», terminó con sesiones de trabajo a distancia, en forma de videoconferencias, el pasado mes de febrero, de manera exitosa. Esto debido a las medidas sanitarias que se impusieron oficialmente a causa del inicio de la pandemia por covid-19.
El joven poeta novel Amaury Salvador refirió haber aprendido y avanzado mucho en el Seminario, y estar muy agradecido con Luis Eduardo García y en general con el Fondo Guanajuato. De hecho, Luis Eduardo García, en comunicación personal, mencionó que él había sido el que más había “avanzado” dado que, tras presentar originalmente, luego de enviar una excelente muestra a decir de este periodista, quien la leyó, entregó luego un conjunto de textos sin trabajo. No obstante, a decir por la publicación que se hizo del producto final, que tuvo una muy buena recepción, pudo capitalizar y profesional su escritura, lo cual es la misión de estos seminarios.
Le realizamos una serie de preguntas a Luis Eduardo García, en 2020, sobre su experiencia en este proyecto y su visita a la ciudad de Guanajuato, las cuales ha respondido amablemente para este medio, no sin humor. Las fotografías que ilustran la nota fueron tomadas por la Coordinación de Promoción Editorial del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato y publicadas originalmente en Facebook. Material que, en conjunto, se reproduce ahora como recurso de memoria.
¿Habías dado talleres, cursos o seminarios de poesía con anterioridad? ¿Dónde han sido y a qué público iban dirigidos?
Sí, imparto un taller de poesía desde hace casi tres años. Comenzó en el Museo del Periodismo de Guadalajara, después nos mudamos a la galería de arte Interior 2.1. Actualmente nos reunimos los sábados en el Rendez-Vous Café. Es un taller para jóvenes y adultos.
También he dado cursos y talleres para niños en la FIL y en escuelas públicas.
¿Cómo fue tu visión de la poesía que se está creando en estos momentos en el estado de Guanajuato a través de la muestra del Seminario para las Letras Guanajuatenses?
No creo que me sea posible crear un panorama confiable de la poesía guanajuatense a partir de los nueve libros que me tocó conocer en el seminario; lo que puedo decir es que tuve la suerte de encontrarme con trabajos frescos y potentes; me sorprendieron gratamente.
¿Cuáles fueron algunos de los retos personales que supuso para ti tu trabajo como tutor en este proyecto?
El reto principal fue no resultar demasiado invasivo. Traté de respetar el estilo y la visión de la poesía de cada uno de los autores, de cuidar la singularidad de sus escrituras. Parece algo muy simple, pero en realidad no lo es.
¿Qué aprendizajes significativos te llevaste tras esta experiencia?
El más importante: no ir a una callejoneada nunca más.
¿Qué lugares visitaste en la ciudad y qué actividades realizaste además de fungir como tutor?
Fui a ver a las momias; ya lo había hecho de niño, pero me dio curiosidad hacerlo ahora. Es un museo horrendo, no volveré jamás. También subí al Pípila y estuve en el Museo Casa Diego Rivera.
¿Qué es lo que más te gustó y disfrutaste de la ciudad de Guanajuato?
Me gustó mucho comer en el mercado. ¡Y los dulces! Aunque lo que más disfruté fue caminar. Al principio creí que la ciudad era un laberinto que nunca iba a comprender, pero poco a poco me fui familiarizando con ella (eso no cambió el hecho de que cada vez que intenté hacer un atajo terminé caminando tres veces más para llegar a mi destino).
¿Cuáles fueron los métodos de trabajo que implementaste en las sesiones individuales y grupales con los seminaristas?
Tuvimos solamente una sesión grupal. En ella todos los asistentes leyeron su obra en voz alta y tuvimos espacio para la retroalimentación. Pero habría sido muy desgastante continuar así, de modo que cambiamos a las sesiones individuales. El método fue sencillo: me mandaban sus libros por correo y yo los revisaba. Ya en persona trabajábamos sobre los puntos a mejorar. A veces terminábamos leyendo en voz alta los textos para mejorar cuestiones rítmicas. También traté de recomendarles lecturas afines que pudieran funcionar como detonantes de la escritura.
¿Cuál consideras que es la importancia de proyectos como éste que ofrecen tutorías para la profesionalización y acompañamiento de la escritura poética?
Muchísima. Este, por ejemplo, me parece un proyecto ejemplar. Pensemos en esto: cualquier libro del seminario que llegue a publicarse habrá pasado por una serie de filtros y cuidados: primero el del especialista que selecciona las obras, después el del autor o autora que imparte el seminario y, finalmente, el del consejo editorial del Fondo para las Letras Guanajuatenses. Eso te habla de la seriedad con la que se toma el asunto. El objetivo de todo esto es, en última instancia, conseguir material para engrosar el catálogo del Fondo, sí, pero la calidad es importante. Con toda sinceridad te digo que me parece un modelo que tendría que replicarse en otros estados. Nos salvaríamos de un montón de libros más malos que una ETS.
¿Tienes planes de regresar a Guanajuato?
Seguro, espero volver para presentar algún libro. Además me quedé con las ganas de probar los doritos nachos con elote.