Breve recorrido por la Historia del pensamiento político.
Hace aproximadamente 2500 años, personajes de relevancia actual, reflexionaban profundamente sobre los sistemas políticos que existían, sus ventajas y desventajas.
Platón, en una de sus obras más famosas “La República”, en el octavo libro, exponía cómo los sistemas políticos se pueden ir deformando en sistemas aberrantes pasando por algunas fases y llegando nuevamente al punto de inicio de manera cíclica.
Después de toda una experiencia y lucha por participar en la vida política de su país, la vivencia de varios sucesos, entre ellos la pena de muerte a su maestro Sócrates, lo llevó a desilusionarse por las prácticas que en ese momento ocurrían y se alejó de la misma, sin abandonar el análisis en la comparación entre el ser y el deber ser.
Propuso entonces que el gobernante siempre debe ser el filósofo, el sabio, ya que era quien reflexionaba profundamente sobre el bien, lo justo, lo bello, el ser. Y en ese sentido, proponía una monarquía o una aristocracia donde quienes tomaban las decisiones eran las personas mejor preparadas, era el gobierno de los mejores.
Con el paso del tiempo, Platón sostuvo que los hijos de los filósofos se terminarían corrompiendo, lo que llevaría necesariamente esta aristocracia (o monarquía) a transformarse en una timocracia, en donde los más sabios eran echados a un lado y los de ciertas clases sociales son los que iban tomando el poder, deformando los principios sobre los que se gobernaba.
La timocracia con el paso del tiempo se transformaba en oligarquía, en donde los intereses económicos de los poderosos son los que imperaban y gobernaban.
La oligarquía, se deformaba en democracia. Platón entendía la democracia como el capricho del pueblo que, cansado del gobierno de los poderosos, tomaban el poder y lo ejercían alejándose de los conceptos del buen orden, etc., en donde la libertad llevada a un extremo en donde no hay consecuencias ni responsabilidades, la democracia se seguiría transformando en algo peor.
“La libertad excesiva debe producir, tarde o temprano, una extrema servidumbre” o “es natural que la tiranía tenga su origen en el gobierno popular; es decir, que a la libertad más completa y más ilimitada suceda el despotismo más absoluto y más intolerable.”
La democracia los llevaría necesariamente a la tiranía de un hombre. El sistema estaría destrozado; aparecería un hombre, que fingiría escuchar a las personas, se comportaría como benevolente, adornándoles el oído con algunas ideas que los seducían, conquistándolos para que lo eligieran como gobernante, pero ya estando en el poder, lo utilizaba de manera abusiva y cruel.
Tiempos difíciles, generan hombres fuertes y la necesidad de arreglar todo el desastre producto de la tiranía, llevaría a los hombres a elegir a él/los hombres que conocen y que pueden poner el buen orden, lo que llevaría a los pueblos nuevamente a la monarquía o la aristocracia.
Y parece que Platón, no estaba tan alejado de la realidad. Históricamente se van repitiendo estos ciclos que llevan a pueblos fuertes a caer en momentos de crisis y a levantarse.
Otra idea de política
Algunos años después, el alumno más sobresaliente de Platón; Aristóteles, sostuvo que el gobierno tiene que utilizar el poder para el bien común, en el que, a través de la política (la polis), se busque la felicidad del pueblo.
El individuo es un animal político (zoon politikon) ya que es un ser social por naturaleza y su fin es ser feliz.
La felicidad del pueblo es la finalidad de la política y el gobierno tiene la obligación de generar las condiciones para que cada individuo, mediante el desarrollo de la virtud, sea el responsable de buscarla.
Las virtudes las dividía en 2, las que le corresponden al intelecto, que tienen que ver con la característica propia del ser humano que es Pensar, y las virtudes humanas, mismas que le permiten como ser social, convivir de manera sana con los demás, como la prudencia.
Definía 3 formas de gobierno: la monarquía, la aristocracia y la democracia.
La democracia para Aristóteles es el mejor tipo de gobierno, pero para esto es importante que la gente participe de manera activa en ella y atendiendo su desarrollo educativo para hacerlo de manera adecuada.
Él, no hablaba mal de ninguna forma de gobierno, pero si sostenía que cualquiera de ellas, sin una educación buena, se podía deformar en su peor versión. Así la monarquía, se podía deformar en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la democracia en la demagogia.
La dignidad humana
Aproximadamente, mil ochocientos años después, Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia Católica, defiende que el ser humano es criatura de Dios, y como criatura de Dios, tiene dignidad absoluta que se funda bajo aspectos ontológicos y morales que se conciben y se comprenden como unidad sustancial de cuerpo y alma.
Las facultades del alma, inteligencia y voluntad nos dan la posibilidad de ser libres y actuar libremente.
La libertad se da para elegir la virtud por sobre el vicio. Si no se elige la virtud, nos atamos haciéndonos esclavos del vicio.
El trabajo es el ejercicio de nuestra libertad para generar hábitos que nos llevan a la virtud y nos dignifican como personas humanas.
La ley natural es la regla moral que Dios pone en cada uno de nosotros bajo la cual hacemos el bien, cuidamos la vida, procreamos y educamos a nuestros hijos, buscamos la verdad y la justicia.
Estos preceptos según Santo Tomás de Aquino, son evidentes ya que el ser humano no necesita estudiarlos para conocerlos, por puro sentido común puede entenderlos, son inmutables porque
con el paso del tiempo estos preceptos siguen siendo verdaderos y no cambian y son universales porque están en el alma de todas las personas, por lo que todos tendemos a cumplirlos.
Como el ser humano vive en sociedad, es necesario que elabore leyes, cuya finalidad sea la búsqueda de tener una convivencia sana y armoniosa. A estas leyes se les conoce como leyes positivas.
La justicia solo se da cuando la ley positiva respeta los principios de la ley natural y cualquier forma de gobierno, sin importar cual sea, deberá cuidar que se dé esta congruencia.
El voto es necesario, pero insuficiente.
Como pueblo, hemos asumido un sistema político que se llama democracia, en el que, a través de jornadas electorales, los ciudadanos nos presentamos y elegimos a nuestros gobernantes de manera cíclica en periodos definidos.
Para elegirlos, cada determinado tiempo, votamos en casillas electorales, organizadas por una institución llamada INE pero lo más importante es, que cada casilla es vigilada por representantes de cada partido político y por ciudadanos como tú y yo. Mencionando también que además, las personas encargadas de llevar a cabo las funciones de la casilla, también son ciudadanos elegidos al azar y que pueden ser, tus vecinos, tus amigos y/o tus familiares.
La elección de un gobernante, debe de ser una tarea de cada ciudadano, respaldada por una seria investigación de quién es cada uno de ellos, sus obras, su congruencia contrastada con sus
propuestas de gobierno y congruentes con el respeto irrestricto de la dignidad humana.
Pero esto es una tarea que requiere a ciudadanos educados y conocedores de los principios morales, de su realidad ontológica y de su fin como ser humano.
Lo que nos lleva a la necesidad no sólo de ir a votar, sino de asumir como obligaciones más cosas.
La democracia y el gobierno.
La democracia para que no se pervierta en demagogia, requiere de personas bien preparadas, bajo los principios morales correctos y dispuestos a defenderla porque si se permite la demagogia, puede volverse una tiranía.
También es importante que buscar la participación política de todos, siendo parte de las decisiones que se toman y presionando a nuestros representantes para que lo hagan en el modo del deber ser.
El gobierno, según Thomas Hobbes, “es la autoridad encargada de establecer y hacer cumplir las leyes en el Estado, manteniendo el orden y la estabilidad social”.
Si el pueblo le da al gobierno esa autoridad, le está otorgando el monopolio del uso de la fuerza, si el gobierno no cumple, el pueblo eligió de manera irresponsable.
Al gobierno incumplir con estos principios morales, entonces no se consumará el concepto de justicia y se puede volver peligroso además de actuar contra los ciudadanos utilizando la fuerza del estado para reprimir las libertades.
Este riesgo es vigente el día de hoy en México. Una guardia nacional y un ejército que deberían cuidar al pueblo, pero con órdenes de no actuar en contra del delincuente.
Distintas argumentaciones hay para sostener esto, pero el objetivo de este escrito no es ese, sino evidenciar la importancia de la jornada electoral y del voto.
Hoy, el pueblo mexicano, está en un momento en el que tiene que optar entre sacar la tiranía que el gobierno en el poder quiere afianzar o permitir que se quede, alargando la posibilidad de salir de ella, por lo menos 6 años más, suponiendo que esa tiranía no se imponga, terminando por destruir las instituciones que nos garantizan con sus aciertos y sus errores que los poderes estén equilibrados y se respeten el estado de derecho.
Para concluir.
Sal y vota este 2 de junio, pero después, no te desentiendas y dale marcaje personal a tu representante.
Defendamos la democracia con el voto correcto y con la vigilancia férrea de quien está ejerciendo el poder.
Recordemos que un buen gobierno, es responsabilidad de un pueblo y que la pesadilla de cualquier gobierno demagogo es una ciudadanía valiente, informada y preparada.