Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando se interrumpió el servicio de autobuses en el corazón del Centro de la ciudad de Guanajuato. La mayoría de las personas no sabía la causa; incluyendo muchas mujeres que no sabían que se conmemoraba ese día. Algunas personas manifestaron que iba a ver una “marcha” sin saber más. Y manifestaron incomodidad respecto a que las autoridades no les habían avisado de esta modificación. No obstante, el servicio de trasporte público era regular en todas las otras zonas de la ciudad. A esa hora, algunos curiosos, reporteros e influencers ya se habían acercado a la principal vialidad de la ciudad, la calle Juárez, para ser testigos de cómo se llevarían a cabo las importantes protestas por la causa de las mujeres.
Poco a poco los contingentes de mujeres empezaron a llegar, muchas de ellas vistiendo de negro como manifestación de duelo por la ola de feminicidios que no se ha arreglado en el país en los últimos años y que ha supuesto un punto de quiebre para la vida cotidiana de las mujeres que viven con miedo de salir de noche, tomar taxis, andar tramos intransitados o simplemente relacionarse en contextos donde los hombres tienen el escalón alto de la jerarquía y aprovechan su posición de poder para vulnerarlas, lastimarlas, asesinarlas. También, por supuesto, se usaron los paliacates en el cuello de color verde y morado.
Este año resonaron lemas especialmente los lemas “No están muertas: las han asesinado” y “Si somos malas, podemos ser peores”, (Milenio) éste último síntoma de un malestar gravísimo que embarga a millones de mujeres en el país, y que son criminalizadas por levantar dignamente la voz, hacer acción directa y contraviolencia como presión de resistencia, insubordinación y desobediencia civil.
Algunos medios difundieron videos de pocos segundos de un grupo de mujeres alzando una vistosa llamarada en las puertas de Teatro Juárez, que acaba de tener la restauración material más grande de su historia. Tal es el caso de Zona franca, sin mayor contexto. La mayoría de los afanes de estos medios eran sensacionalistas, buscando visualizaciones para capitalizarlas económicamente. Muchos ciudadanos se mostraron indignados por ello, al sentirse atentados en su “patrimonio histórico”; pero cuando se les hizo la pregunta: “¿Qué te parece más valioso: la vida de una mujer inocente o un trozo de piedra vieja?”, la gran mayoría reflexionaba y aceptaba que la vida es insustituible, y es un bien per se, en tanto que los monumentos sólo pueden tener valor simbólico agregado, dado por la mera interpretación subjetiva.
Para la marcha del 8M en la capital, la cita se estipuló a las 4: 30 p.m en el Teatro Juárez, para caminar, ya sea pacíficamente o con protestas materiales y simbólicas por las calles del Truco, Truco, Lascuráin de Rentería, Pósitos, Alhóndiga de Granaditas y Juárez. Hoy estas calles lucen emblemáticamente llenas de consignas principales con aerosol de colores negros, morados y rosa, que han sido adoptados por la causa feminista para sus intervenciones de este tipo. En ellas se exige “Aborto seguro, libre y gratuito” y se denunciaba medios de comunicación, universidades, instrucciones públicas que han ejercido violencia patriarcal, como acoso, intimidación, violación y golpes físicos. Se dieron nombres concretos de funcionarios, estudiantes, académicos, principalmente en las inmediaciones de la Universidad de Guanajuato, que el día de hoy no abrió por su puerta principal, siendo la entrada reservada a su puerta exterior por la Calzada de Guadalupe.
Pese a que para la mayoría de jóvenes y nuevas generaciones el 8M es un día de suma importancia de movilización social, para las viejas generaciones es aún un día de “celebración” de la “esencia” de la mujer vista desde un punto de vista tradicional. En este sentido, personas en redes sociales no dejaron de mandar carteles de rosas, chocolates y parecidos a amistades y familiares, con “felicitaciones”. Por su parte, las mujeres intelectualizadas y escritoras no dejaron de mostrar un posicionamiento claro de tipo político, con coraje, determinación y cansancio.
La Jornada informó que en la ciudad de Guanajuato algunos medios dejaron de dar cobertura a las protestas, porque sus reporteros y periodistas, “sin importar su género”, supuestamente han sido agredidos en ocasiones pasadas. Este signo, no obstante, puede ser visto como una muestra de depreciación y ninguneo de la capital importancia de estas movilizaciones.
Telediario reporta que las jornadas terminaron con saldo blanco. Para garantizar una contención se usó de la asistencia de la Policía Vial, Protección Civil, Seguridad Pública “para salvaguardar la integridad de las y los participantes y evitar algún incidente”. En general, de acuerdo a la percepción de la cantidad de pintas callejeras, carteles, calcomanías alusivas que se encuentran en las zonas céntricas de la ciudad, la sociedad tiene una percepción de que este año las protestas fueron relativamente álgidas. Y en general, en redes, la apreciación sobre esto está divida: las viejas generaciones, incluyendo mujeres, opinan que “no es necesario el vandalismo”, que “las pintas también son violencia, porque afectan la imagen de la ciudad y el patrimonio de personas civiles”. Pero las nuevas generaciones, más radicales, influidas por ideas del anarcofeminismo, no muestran reparos en aceptar que se seguirá actuando de esta manera en tanto no se llegue a un fin inmediato de la violencia sexista.
Uno de los momentos clave fue cuando las mujeres se manifestaron frente a la Presidencia Municipal, para entonar cantos y compartir sus historias de abuso. Los carteles fueron cientos en este punto. En el Congreso del Estado, El correo destaca las declaraciones publicas de la diputada Margarita Rionda Salas, quien tomó la palabra para reconocer la lucha de las mujeres que se conmemora cada 8 de marzo: “Debemos usar este y todos los días para llevar este mensaje a nuestros hogares: la lucha de las mujeres sigue. Y seguirá mientras exista violencia en contra nuestra… cada vez somos más las que participamos en la lucha por la dignidad”.
En general, las demandas de este día fueron las mismas de los últimos años, las últimas décadas, los últimos siglos: espacios de convivencia seguros para todas las mujeres, mayores oportunidades en el campo político y laboral, y sobre todo un cese a la violencia sistemática que sufren en razón de género, del que el Estado sería un mismo cómplice y perpetuador.
En general, revisando la prensa local, se encuentra un gran vacío a nivel de crónica, y no se diga a nivel de análisis crítico serio y riguroso. Faltan más voces de académicos, intelectuales, activistas, tanto hombres y mujeres, no representados en la presa. Sirva este reporte de presa para articular datos que están dispersos y sirvan al lector interesado en tener un panorama global, pero, por supuesto, incompleto. Agradecemos ampliamente a la activista, académica y escritora Aless Muñoz por compartirnos estas imágenes.