En 2018 J. Antonio Aguilar Ramírez publicó su primera novela Ei devorador de estrellas, atrapando la atención del medio literario de su natal Celaya y posicionándolo como un joven escritor prometedor en el campo de la literatura fantástica. Desde entonces, el autor ya tenía en mente que este libro sería la primera parte de una saga de tres libros, y así lo había anunciado. Pero luego de probar las mieles del éxito como narrador, surgieron una serie de acontecimientos desafortunados en su vida que ralentizaron la entrega del segundo volumen, el cual apareció editado este 2022, con el apoyo y respaldo del Instituto de Arte y Cultura de Celaya, con un tiraje de 300 ejemplares, y con el apoyo editorial de Alma Carbajal, facilitadora de talleres de escritura y editora desde alrededor de una década de la revisa de literatura y filosofía El Creacionista, radicada en la ciudad de Puebla, Puebla. Esta segunda entrega lleva el sugerente nombre de La temida libertad que da el desamor.
Leer la reseña de El devorador de estrellas en nuestro diario digital: https://guanajuato.extraextra.mx/2021/12/24/el-devorador-de-estrellas/
El autor, quien dedica este libro a la memoria de sus abuelos, cuenta en su texto introductorio, llamado “Carta del escritor a su querido lector”, los problemas que le sucedieron luego de aterrizar en la realidad tras su momento de gloria literaria en Celaya y alrededores. Se vio precarizado por un trabajo sumamente difícil como vendedor de paquetes funerarios, cayó en la pobreza, el alcoholismo, la desesperación. Por si fuera poco, durante pandemia por covid-19 se enfermó y pasó horrorosos días internado y entubado en un hospital. “Nada me salía” bien, escribe el autor en estas confesiones autobiográficas e incluso las ha hecho públicas a través de Facebook. Deprimido, en bancarrota y con unas relaciones familiares y sociales sumamente difíciles, tocó acaso una especie de fondo, de donde lo sacó, obviamente, su sueño de darle continuidad a su escritura y demostrar que podía ser el mejor escritor de su ciudad, Celaya. Así, que con manos a la obra y el apoyo de amigos artistas y colegas, comenzó la lucha. Lucha que fue difícil pues el autor pensó en desistir, en tirar la toalla, en rendirse. Su año 2021, como el de muchos escritores y artistas, fue un año oscuro, como tirado a la basura. Pero en 2022, dejando el alcohol dio su batalla final, logrando la versión preliminar de su segunda novela. “Y si una vez más regreso al juego es para quedarme y consagrarme como el mejor escritor de Celaya y de Guanajuato y no descansaré hasta que la calle donde viven mis padres tenga mi nombre,” escribe hacia el final de su texto el autor.
Si bien El devorador de estrellas era una especie de exploración, una incursión con muchos retos, que necesitó del apoyo de otros colegas para su corrección. En mi opinión, en esta segunda novela, J. Antonio Aguilar Ramírez, quien usa el pseudónimo de Chinaski Lecter en Facebook, toma desde el principio las riendas de su compleja historia con mano firme. Es una historia que nuevamente, del microcosmos de lo familiar y social, mira hacia los misterios del espacio exterior y de otras dimensiones, que en su obra están habitadas de seres sorprendentes capaces de transmutarse, monstruos bélicos, devoradores de planetas, razas extraterrestres buenas y otras hostiles; los cuales pueden pasar de una dimensión a otra, viajar en las aberraciones del espacio-tiempo y crear y aprovechar fenómenos aún muy misteriosos del cosmos como los agujeros negros y los agujeros de gusano. Unos son bélicos, otros son maestros y dan lecciones y pretenden cuidar a los humanos. Provienen de soles distantes, de rincones desconocidos del cosmos, usan una tecnología fantástica. Al final se da un verdadero drama bélico, épico, lleno de acción y que involucra los valores más profundos del ser humano, como el amor y el instintito de conservación.
Lo interesante es cómo este autor puede articular muy bien esas dos dimensiones; la terrenal y la interplanetaria en una obra que, si bien empieza como un retrato de una pareja amorosa con una familia feliz y armoniosa, se complica con el engaño y traición del marido. Luego de la presencia e intercambio misterioso con seres intergalácticos, la mujer termina convirtiéndose en una heroína que defiende lo que más quiere: a sus hijos, aunque en todo el proceso su salud mental está al borde del trastorno, siempre en conflicto y llevada a situaciones límites. Esas relaciones conflictivas de amor, desengaño, perdón, reconciliación, venganza y asesinato en el mismo seno familiar tienen una correspondencia en lo que sucede en los planes más ignotos del universo, habitados por seres que la inteligencia no puede concebir en su totalidad y que solo pueden ser representados en asociación con animales terribles que conocemos en esta planeta.
Tras ser testigos de la transformación de esta heroína dentro del mapa de su propia familia, lo que incluye a su suegra y a sus padres, asistimos a los primeros viajes espaciales que esta mujer debe realizar, siempre fuerte al mismo tiempo que vulnerable, retratando polos opuestos de una misma situación humana.
Son casi 200 páginas del libro; y conforme las páginas van avanzando el lector debe estar más atento, pues las relaciones de complejidad se van enmarañando, en la necesidad de frenar los devoradores de planetas, poniendo en cuestión viejos problemas filosóficos sobre la vida en la tierra y el espacio exterior, el apego a criaturas extrañas que no se pueden comprender del todo, conociendo razas de seres extraterrestres cada una con sus cualidades específicas, algunas de las cuales participan del enorme conflicto de asegurar cierta seguridad para la vida humana y otras formas de vida del espacio o dimensiones exteriores, preservar material genético y sacar a Dios de “su prisión”. Esta nota, que puede ser blasfema, plantea el problema de la espiritualidad dentro de conflictos de proporciones tan enormes de civilizaciones con eones de existencia. En tal sentido, la novela, de corte fantástico, guarda relaciones con escrituras de horror cósmico como algunas historias de H. P. Lovecraft, y con Stephen King en su novela Eso, pues recordamos que Eso es un antiquísimo ser espacial que visita la Tierra donde puede adquirir diversas formas concretas y que forma parte de una lucha cósmica con otros seres igualmente descomunales de rincones del universo.
No contaré más, porque con lo ya mencionado, espero haber logrado que el lector se interese en la lectura de la obra, la cual atrapa fácilmente. Pero debo de dejar consignado que la narración cuenta con algunos excelentes pasajes eróticos, frases que en su sencillez nos impresionan por su hondura, así como situaciones de una violencia tremenda donde la sangre y la carne se vuelven objetos para ser desgarrados. El fin de la historia es abierto. Nos deja en medio de la acción, haciéndonos entender que el conflicto interestelar sigue y en la tercera parte podremos dar finalmente conclusión a las preguntas que pudieran haber quedado en suspenso.
En la ciudad de Guanajuato, tanto esta novela como la anterior, pueden encontrarse en la librería La Madriguera Literaria, que cuenta con una página en Facebook a donde se pueden poner en contacto. Si desean entrar en contacto con el autor y pedirle libros autografiados pueden escribir a su página de artista en Facebook: “J Antonio Aguilar Ramírez” o a su perfil personal: “Chinaski Lecter”. El autor espera que la tercera y última parte de esta trilogía pueda ser presentada en la ciudad de Guanajuato, precisamente en la Madriguera Literaria. Será muy interesante ver como esta historia se alarga y resuelve para cerrar un ciclo en la escritura y vida de J. Antonio Aguilar Ramírez, quien, con esta segunda novela, se ha vuelto ya en uno los más importantes narradores de largo aliento de Celaya.