Durante el desarrollo de la Unidad de Aprendizaje de Literatura, que está a cargo del docente y poeta José Antonio Banda, en la Escuela de Nivel Medio Superior de Irapuato que pertenece a la Universidad de Guanajuato, se abordó, en el último módulo, la realización de una entrevista a una escritora, de preferencia guanajuatense o avecindada en Guanajuato, a partir de los temas que se vieron a lo largo del semestre. A las escritoras se las contactó vía redes sociales y a través de éstas también se llevaron a cabo las entrevistas.
Las preguntas se diseñaron procurando saber la opinión de las escritoras sobre la literatura en general, la literatura mexicana y la literatura femenina y feminista. Los equipos se conformaron por dos integrantes. En algunos casos, se entrevistó a una misma escritora por distintos equipos. El Mtro. en Literatura Hispanoamericana nos hizo llegar amablemente este valioso material, el cual agradecemos infinitamente. En el presente caso, se entrevistó a Minerva Reynosa; y el texto se reproduce con el consentimiento expreso de las alumnas y de la entrevistada.
Minerva Reynosa (Monterrey, 1979) es doctora en Ciencias Sociales por El Colegio de Michoacán. Ha publicado los libros de poesía Mammut & Jinba-Ittai (2019), Larga oda a la salvación de Osvaldo en coautoría con Sergio Ernesto Ríos (2019), e Iremos que te pienso entre las filas y el olfato pobre de un paisaje con borrachos o ahorcados (2020), entre otros. Obtuvo el Premio Regional de Poesía Carmen Alardín 2006 y el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura 2020. Actualmente pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Entrevistadora: Karel López Guerrero
¿Cómo has sentido tu carrera como escritora?
Me he sentido muy cómoda con ella y, en realidad, me gusta ser escritora. Es algo que me apasiona demasiado.
¿Qué es lo que te ha dado inspiración?
Yo no creo la inspiración: creo que la idea de inspiración es así muy vaga.
¿Qué obra te ha costado más escribir?
Eh, pues, creo que todos los libros tienen su complejidad. Yo no soy una máquina para escribir poemas. Más bien: nadie es una máquina para escribir. Bueno, hay entrenamientos, eso sí, disciplinas; pero, pues, cada libro tiene su complejidad y su dificultad. Unos salen más fáciles; otros no. Pero, en mi caso, como yo me centro mucho en la construcción lingüística, creo que todos. Obviamente depende el momento vital en los que los he escrito.
¿Qué buscas con lo que escribes?
Yo ¿que busco?; pues en realidad estoy buscando la revelación poética, los principios poéticos. No busco tener fama ni dinero porque, pues, de la poesía no se vive, aunque yo lo haga. Pero, pues, busco escribir poesía, que es lo que más me place y lo que me gusta y lo que me conflictúa también. Entonces el propio hecho de hacerlo es eso; no es una satisfacción es algo raro que hay; es una necesidad, algo es como respirar;
¿Qué obra tuya le ha gustado más?
Tampoco creo que los poetas debemos de estar enamorados de nuestra obra. O sea, lo que sí creo es que cada libro es especial, porque de nuevo representa un momento vital, una búsqueda estética, una búsqueda lingüística, una búsqueda filosófica. Entonces, pues, todos los libros tienen su valor.
¿Alguna vez alguna de sus obras ha sido basada en tu vida?
Bueno, yo, cuando escribo, obviamente, soy una persona, ¿no?, entonces todos ponemos elementos autobiográficos. Yo no hablo de mi vida; pero, obviamente, hay ficción y elementos autobiográficos, como en todo.
Entrevistadoras: Ana Sofia Juárez García y Alondra García Mosqueda.
¿Cuál consideras que ha sido tu mayor desafío como escritora y cómo lo superaste?
Bueno, creo que no hay un sólo mayor desafío. Creo que, justamente, el desafío global de siempre es la propia escritura. O sea, si tú te quieres dedicar a la escritura como un oficio, debe haber una disciplina, y la disciplina es diaria, y escribir tiene que ser un ejercicio diario. Obviamente, en la praxis no sucede; pero sí hay un ejercicio de reflexión, constantemente tenemos que estarlo haciendo. En mi caso, el mayor desafío es eso. Conforme a los años estar ahí, sobre la marcha, escribiendo, publicando, creando espacios, creando proyectos. Entonces, creo que el mayor desafío que tiene un escritor es por su escribir, porque uno se agota y la vida cotidiana y el día a día, sobre todo en este país, no da el suficiente espacio para dedicarnos cien por ciento a la escritura. Y, efectivamente, el mayor desafío también tiene que ver con la persistencia, con el tiempo, cómo va pasando los años. Yo no tengo que estar insistiendo. Escribir es la resistencia, es insistir, es la necedad.
¿Cómo manejas el bloqueo creativo? ¿Tienes algún consejo para superarlo?
Bueno, creo que el bloqueo creativo muchas veces… Lo que pasa es que esta pregunta me parece, un tanto, como maliciosa. En el sentido que pensamos en los artistas como personas que todo el tiempo están en las nubes, o que están creando algo, que siempre tienen una inspiración y, efectivamente, no. Creo que el propio proceso reflexivo, intelectual, de la imaginación, de la curiosidad de cualquier artista va de la mano con la posibilidad creativa. Algunas veces sucede y algunas veces no. Yo no considero que haya bloqueos creativos, simplemente uno se agota mentalmente. En mi caso, bueno, hay muchos ejercicios de escritura, están, los 101 ejercicio de Charles Bernstein, un poeta norteamericano. Él, a lo largo de su carrera, ha estado observando procedimientos de escritura, ejercicios de escritura procedual, así se llaman, en distintos escritores y escritoras a lo largo, sobre todo del siglo XX, contemporáneos, bueno, contemporáneos entre comillas. Y hay ese tipo de ejercicios. En mi caso, yo me alimento mucho de la música, de la cultura visual. Y cómo peleo contra esa nada que se podría llamar bloqueo creativo: pues lo hago leyendo, escuchando, escuchando a las doñitas que cuando hablan no respiran. Es maravilloso este país, cómo las señoras tienen un… bueno, las personas, tienen un grado de expresividad, algunas, así, mágico.
¿Has tenido alguna experiencia particularmente memorable con un lector o lectora de tus obras?
No, no he tenido así, cosas memorables. Mucha gente todavía como que no agarra la onda de lo que escribo o está muy a la superficie. Obviamente, sí, he tenido como gente que me lee y se entusiasma. Hay una chica en Mexicali que tiene varios versos míos tatuados. Pues gente muy prendida que hace sus collages, performances. Eso es lindo; pero, así, como una experiencia memorable, no. Lo más memorable que yo podría rescatar, en general, es la gente que se acerca y, pues, menciona que lo que yo he escrito es importante, como para su crecimiento intelectual y, algunas veces, le va bien emocionalmente, porque también sienten.
¿Cuál es tu meta, sueño como escritora en un futuro cercano o lejano?
Bueno, es muy guajiro eso de pensar en un sueño como escritora. Obviamente, mi sueño guajiro es dedicarme totalmente a la escritura, siempre. Por fortuna, he tenido momentos en que me dedico totalmente, me aboco a mi profesión; pero hay años, meses, que no puedo, porque, te digo, las circunstancias de la vida: soy mamá, también trabajo, tengo otras actividades. En fin, me desarrollo en distintos planos de la vida. Entonces, ese sería como mi sueño. Ahora, una de mis metas más factibles y reales y, a mediano, corto plazo, es la traducción: tener traducciones en el extranjero, traducciones y publicaciones en el extranjero.
¿Cuáles fueron las principales inspiraciones e influencias que marcaron la escritura de tu libro?
¿Te refieres a los Fotogramas de mi corazón conceptualmente ciego? Bueno, este libro yo lo publiqué en 2012; pero lo escribí con una beca de Jóvenes Creadores del FONCA, en la generación 2009-2010. Yo, para el 2006, por ahí, empecé a tener contacto con la poesía, sobre todo del Cono Sur latinoamericano, del cono sur argentino, uruguayo, y empecé a leer a los poetas neobarrocos, que son los poetas que apuestan por una complejidad de lenguaje, tomé talleres con algunos de ellos, me involucré, y finalmente conocí al grupo Noigrandes, que son los poetas concretos del Brasil. Los empecé a leer, a eso me refiero, a que los conocí. Y cuando yo conocí el concretismo brasileño, que es la última vanguardia histórica de América Latina, me cambió totalmente la percepción sobre el lenguaje, sobre el sonido, sobre la escritura de la poesía. Entonces, cuando yo estaba escribiendo Fotogramas de mi corazón conceptual, estaba yo totalmente convencida de que el futuro de mi obra estaba ligado a lo que hizo Haroldo de Campos, en su libro Galaxias, que es un libro denso, lingüísticamente complejo, polifónico. Entonces, esa era como mi medida. En ese momento, cuando yo estaba terminando ese libro, yo estaba haciendo un viaje muy lejos, en Rusia, y Haroldo de Campos, en las Galaxias tiene varios poemas del Volga y todo. Entonces, yo me acuerdo de que escribía en el viaje, porque la premisa de este libro es el viaje, el trayecto, la trashumancia. Entonces, creo que mi obra está acompañada de la tradición neobarroca, sobre todo de la poesía del lenguaje, en distintas épocas de la historia de la literatura. Pero este libro de Fotogramas… es así, está imantado por Haroldo de Campos.
¿Cómo eligió el título Fotogramas de mi corazón conceptualmente ciego y qué significó?
¿Qué significado tiene para mí? Bueno, Fotogramas… ese título es un verso de Ana Cristina César, de un libro que se llama A tus pies. Ana Cristina César es una poeta suicida brasileña maravillosa. Yo estoy muy interesada y trato de abrirme espacios de lectura en la poesía brasileña, porque es un universo que en la tradición mexicana está como muy acotada a ciertos autores. Y, bueno, ella fue una de las autoras que a mí me… todo. La poesía brasileña es súper rica, súper vasta y muy interesante. Entonces, bueno, eso.
¿Cuál es la razón o propósito detrás al escribir sin signos de puntuación en este libro (Fotogramas de mi corazón conceptualmente ciego)?
Bueno, yo desde que escribí mi primer libro, mi primer libro se llama Una infanta necia, que fue una plaquetita, y el segundo, Emötoma, que ya es como el libro formal. O sea, un libro como lo conocemos. A partir de ese libro, y de todos los que he hecho, yo ya no uso signos de puntuación, porque para mí es una postura personal. De entrada, no me interesan los signos de puntuación en el poema, me parece que en mi caso no tienen ninguna función. Yo estudié literatura, tengo hasta doctorado en Literatura. Los sé usar, por supuesto, pero a mí personalmente me estorban. Y la segunda es porque siguiendo como a esta tradición de poesía que me interesa, que yo he encontrado como cierta exploración, cierta experimentación, no sé, Mallarmé, Un coup de dés… utiliza estos espacios en blanco, la blancura mallarmeana o de Haroldo de Campos, que ya no utiliza los signos de puntuación, poetas que nada más utilizaron una vocal en sus palabras o minúsculas también, que a mí me interesan mucho, no me interesa como… Ya el uso de las mayúsculas, también, porque determina como cierto grado de importancia en unas palabras que en otras. Entonces, en mi caso, creo que el ritmo que yo le doy al leer el poema y la manera en que el poema está dispuesto en el espacio gráfico otorga pautas para que el lector se guíe. Y también es un poco jugar con esta idea arcaica y también de tumbar esa idea de que la poesía se debe de escribir en sonetos o en determinado número de estrofas o determinado número de versos, o que el verso debe tener determinado número de sílabas. O sea, a mí lo que me interesa es que explote todo y que se renueve la escritura.
¿Cuál es la razón detrás de la elección de la estructura específica que ha empleado en su obra Fotogramas de mi corazón conceptualmente ciego y cómo contribuye la narrativa al mensaje que desea transmitir?
Bueno, yo también desde hace muchos años, escribo con cajas textuales. Yo no digo, ay, es un poema en prosa, un poema narrativo para nada. Yo no escribo poemas narrativos ni poemas en prosa. Yo escribo versos que están uno detrás de otro; pero yo utilizo estas cajas textuales. ¿Por qué lo hago?, porque me gusta cómo se ven en el espacio gráfico. Es una arbitrariedad de diseño mío. Algunas veces, también, mi más reciente libro que se llama Iremos que te pienso entre las filas y el olfato pobre de un paisaje con borrachos o ahorcados, ese, por ejemplo, lo escribí en versos y son poemas que así nacieron. Yo no lo determiné, más bien fue el ritmo del texto que lo determinó y en este caso, de los Fotogramas… pues son nada más cajas textuales, una disposición. Y un poco también lo que te decía en la respuesta anterior, para descentrar esta idea de que el poema nada más debe de estar en verso o en versículo y debe de rimar. O sea, no. Mi idea es que estas cajas textuales estén totalmente colmadas del espacio gráfico del lenguaje y que ese lenguaje lo esté congestionando todo. Tendrían que escucharme leer para que vean también cómo la ejecución del poema, cuando lo leo, tiene que ver con esta disposición gráfica. Y, bueno, en la narrativa, pues no sé a qué te refieres.
¿Me podría mencionar la razón por la cual empleó algunos textos en inglés esporádicamente?
Bueno, lo que empleo es por, primero, por un fenómeno que se llama el fenómeno de la intertextualidad. O sea, utilizar recursos textuales de distintos universos, pues, de distintas partes que sean ajenas al discurso literario o cercanas. Y, la otra, porque creo que el inglés es como una lengua franca, como somos países de Estados Unidos, que es uno de los países donde más se habla en inglés, pues también el uso, porque soy del norte, soy de Monterrey y el inglés ha sido una lengua, pues si no de uso, si una lengua con la que siento mucha familiaridad, porque soy fronteriza y porque estoy más cercana a la cultura estadounidense. Y en ciertas tradiciones, que las propias del centro-sur de México. Y porque es una lengua que me parece efectiva, sintética, como pegajosa. Y porque está en todos lados. La cultura pop está llena de cosas gringas de la cultura norteamericana y el idioma es uno de los fenómenos que a mí me interesa, como glotopolítica. Entonces, lo empleo como una decisión estética, pero también política en el poema.
Entrevistadoras: Vanessa Meléndez García y Frida Méndez Morales
¿Planificas tus poemas al detalle antes de escribirlas o las deja fluir sobre la marcha?
La creación literaria, en mi caso poética, tiene muchas circunstancias. Sí y no, dependiendo el proyecto. Si es un proyecto de beca, o es un proyecto para libro, que necesito cubrir ciertos preceptos para acceder, entonces sí planeo escribir; pero, en la praxis, la realidad es que eso es muy limitado y resulta otra cosa. Uno puede planear; pero, al final, los poemas van tomando su propio rumbo y los intereses poéticos van cambiando.
¿Cuánto tiempo le dedicas a escribir poemas?
Dependiendo del proyecto. Ahorita tengo un plan de trabajo de tres años. Tengo que escribir un libro por año y estos meses he estado trabajando diariamente, desde febrero hasta septiembre. Todos los días, indistintamente, tengo que escribir. A veces me pongo la meta un numero de versos. A veces una hoja, dependiendo; pero hago muchas anotaciones en mi cuaderno. Hay veces que no escribo nada en meses, en años, y de repente se viene de flujo, todo, y hago un libro en una semana. Es muy relativo todo.
¿Algún consejo a los nuevos escritores?
A mí me parece que hay que leer. Yo lo que veo, a últimas fechas, es que tenemos mucha información como el Internet, donde la información es inmediata. Veo mucha desinformación. Hay mucha falta de lectura. Los que quieren ser escritores tienen que crearse un criterio lector, formar su intelectualidad, y eso lo da la lectura y la discusión. Los nuevos escritores deben foguearse: ir a talleres, hacer crítica constructiva. No solamente juntarse con un grupo de personas que escriben igual y en donde todos se aplauden. Debe de haber búsquedas. La poesía no sólo es subirla a Instagram y que digan “Ay, que padre poema”. Si no es una construcción del mundo, es una decisión política, es una búsqueda constante. Que se alejen de la idea que la poesía va a otorgar fama, diversión. Una cosa que si entrega es que es muy divertido escribir poesía. Mi consejo también es que no se enfoquen en socializar la poesía. Todo lo que hay alrededor de eso, el explicarle a la gente el porqué. Es un ejercicio cultural, de filosófica cultural.
Para concentrarte al escribir, ¿escuchas algún podcast, música o serie?, ¿o te es más fácil en silencio?
Yo trabajo por las mañanas, me levanto muy temprano. Tengo una hija y me levanto como a las cinco y pico. Me voy al gimnasio, hago dos horas, regreso, hago mi desayuno y luego me pongo a escribir. A mí me distrae todo eso. Aparte, de un tiempo para acá, me molesta la música. A partir de cierto tiempo me empieza a exasperar. No es que me moleste la música, no puedo, estoy yo y mis pensamientos, no son nada, solo estoy en mi computadora, mi libreta, mis libros, yo no pongo levas, soy la persona más austera, nada más me concentro.