Concepción Sámano (Jaral del Progreso, Gto., México, 1971) estudió Filosofía en la Universidad de Guanajuato, y cuenta con formación extracurricular en Historia y Teoría del arte. Actualmente cuenta con varias certificaciones en el área del tratamiento de adicciones y bienestar. Participó en diversos talleres de poesía y narrativa en Guanajuato, y fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato, durante 2000 y 2002. Se ha desempeñado en diversos rubros de la administración pública y ha ejercido la promoción y difusión cultural (oficial e independiente). Ha publicado en periódicos y revistas de diversos formatos, locales y nacionales, y participado en encuentros regionales, nacionales e internacionales. Coordina talleres de lectoescritura y de desarrollo personal y es promotora cultural. Publicó los poemarios Los días de luz amarilla (2002), Melussinna o Del perenne aroma de claveles y La oscuridad del origen (en un solo volumen, 2009), El cuerpo que me lleva (2013) y El invierno en la venta (2022). Ha sido incluida en varias antologías publicadas en Oregón, Estados Unidos, donde radica desde 2015, y en México. Fue ganadora del Primer Concurso de Poesía oregoniana (2018) convocado por el Instituto de Cultura Oregoniana, así como del concurso de la Oregon Poetry Osociation (2020) y el segundo premio del mismo concurso en 2021, en la categoría de Español. Actualmente tiene un programa de radio en la estación comunitaria Radio Poder, donde también ha sido productora voluntaria desde hace cuatro años. Recientemente ha obtenido el segundo lugar en el concurso de poesía Victoriano Rodríguez de la municipalidad de San Francisco del Rincón, Guanajuato. Participa en diferentes proyectos de poesía y promoción cultural con el Instituto de Cultura Oregoniana y otras agrupaciones que difunden la poesía escrita en lengua española. Es fundadora y directora del proyecto cultural Migranta y coordinadora del taller de escritura creativa “Migrantextos” dirigido a mexicanos radicados en Oregón); colabora en diversas actividades de promoción e intercambio cultural para la población migrante mexicana en colaboración con el Instituto de Cultura del estado de Guanajuato y diversas organizaciones comunitarias de Oregón. Además, es Directora Ejecutiva de la organización Mentores sin fronteras y se desempeña en el área de desarrollo humano impartiendo círculos de gestión emocional y charlas formativas entre la comunidad hispanohablante, y como Mentora en Recuperación de Adicciones y Bienestar en Plaza de la Comunidad, en Eugene, Oregón.
Este próximo jueves 14 de diciembre presentará su hermoso libro de poesía El invierno en la ventana (Ediciones La Rana, 2022) en el restaurante y centro cultural Escarola, en la ciudad de Guanajuato, en compañía del reconocido escritor y artista multidisciplinario Pedro Vázquez Nieto, dentro de un programa literario, a partir de las cinco de la tarde.
Más de Concepción Sámano en nuestra web en los siguientes enlaces:
“Trayecto poético de Concepción Sámano. Con un poema nuevo”: https://guanajuato.extraextra.mx/2022/01/28/trayecto-poetico-de-concepcion-samano-con-un-poema-nuevo/
“Concepción Sámano, poeta”: https://guanajuato.extraextra.mx/2021/08/17/concepcion-samano-poeta/
“Presentación del libro ‘Los orígenes hispanos de Oregón’ en la Biblioteca Armando Olivares”: https://guanajuato.extraextra.mx/2023/06/06/invitan-a-presentacion-del-libro-los-origenes-hispanos-de-oregon-en-la-biblioteca-armando-olivares/
“Letras migrantes: un documento social de Ediciones La Rana”: https://guanajuato.extraextra.mx/2021/09/08/letras-migrantes-un-documento-social-de-ediciones-la-rana/
“Breves notas sobre cinco poetas guanajuatenses de la historia reciente”: https://guanajuato.extraextra.mx/2021/03/19/breves-notas-sobre-cinco-poetas-guanajuatenses-de-la-historia-reciente/
¿Cómo se han complementado o incidido mutuamente tus estudios humanísticos con tus estudios sobre adicciones y bienestar?
No se han complementado; de hecho, se repelen mutualmente. Para la forma en que se ha estructurado el estudio de lo que hemos dado por llamar “humanismo” y como este elabora sus explicaciones sobre la realidad, no parece haber nada menos importante que el ser humano concreto, de carne y hueso, común y cotidiano. Son conocimientos sumamente abstractos y desconectados de la realidad. Esto, claro, no los invalida ni los deslegitima, son relevantes especialmente a la hora de desarrollar el pensamiento crítico, pero la realidad es que el humanismo no se ocupa de los individuos y no puede, o de plano no quiere, cuando se aboca a la justificación del poder. Así que no, no se complementan. Incidencia si que hay: mis estudios en este campo del conocimiento me ayudaron a ver con claridad este divorcio y, aunque volvería a estudiar filosofía si volviera a nacer diez veces, la realidad es que la filosofía, tal como se estudia y se desarrolla en la academia, tal como se ejerce, no tiene nada que ver con la vida cotidiana y lo mundano, todo lo contrario. Y de haber seguido en el campo de la filosofía, seguramente nunca me hubiera visto desempeñando el trabajo que realizo en la actualidad, que es el trabajo práctico y directo con los individuos que están todos los días trabajando por mejorar su calidad de vida, por abandonar sus patrones mentales y convertirse en esas mejores versiones de que tanto buscan muchos. A veces hasta se encuentra uno a aquellos que no buscan resolver en la parcialidad de una versión, sino que realmente están empeñados en el descubrimiento de sí mismos, de profundizar, de ir a su esencia… estos encuentros son emocionantes, por decir lo menos.
La filosofía me regaló maneras de pensar y explicar, de entender la libertad, eso sí, y dejar las drogas y cualquier sustancia o tendencia, o circunstancia nociva que comprometan y destruyen la salud, y la vida, es estar más cerca de la libertad que cuando se está atrapado en la prisión que forman esos barrotes. Las drogas anulan la voluntad, la capacidad de ejercer el libre albedrío y potenciar las capacidades del alma, del espíritu. Mi conocimiento de estos principios, a través de la filosofía, me lleva a comprender de manera profunda y fundamental el papel que desempeño actualmente en mi desempeño laboral, pero no tienen ninguna relación con ello. Hay un humanismo ordinario, por decirlo así, mundano, que medra entre las diferentes disciplinas que atienden diversos aspectos de las necesidades del bienestar social e individual, que no tiene lugar en el academicismo, y que realmente cambia vidas y formas de pensar. Así que no, no hay tal relación.
¿Qué es lo más difícil de ejercer la promoción cultural en un país como México?
Supongo que para México es difícil ejercer la promoción cultural, por la misma razón que lo es para todos los países situados en los márgenes, del otro lado de lo que se da por llamar “Primer Mundo”. Hablar de proyectos culturales por parte de quienes no forman parte del entramado oficial generalmente suele vivirse como un lastre, como una gran maleta que se tiene que detener mientras se va caminando y evitar que se caiga a como dé lugar hasta alcanzar las metas. Incluso, muchas veces para quienes reciben apoyos oficiales tienen que enfrentar la misma cantaleta siempre: “No hay dinero”, aunque no deje de atestiguarse el derroche de los gobiernos en otros aspectos. Hay que ajustar el oído a la vieja frase, para que, a pesar de ella, los proyectos caminen y los recursos se alleguen para solventar los gastos en lo que se reciben los apoyos cuando se obtienen, porque no es poco frecuente que los artistas tengan que financiar sus proyectos, sacando dinero de quién sabe dónde, mientras se llevan a cabo los kafkianos procesos para que los recursos le sean entregados. Mientras no haya distribución de la riqueza, el apoyo del Estado para la creación artística seguirá precisándose, eso tiene que entenderse as y seguirse practicando; es una pérdida para toda la nación cuando se recortan los presupuestos en estos rubros, no se imaginan qué tan grande.
En un entorno en donde la riqueza circulara con mayor fluidez, los artistas podrían ser sus propios inversionistas, pero eso no es así es un país como el nuestro, donde no hay certeza alguna de que el mercado posibilite la recuperación de la inversión —suponiendo que contara con capital para invertir— puesto que incluso si se trabaja durante años los siete días de la semana, los rendimientos del trabajo son escasos, porque el sistema financiero y económico así está estructurado, de tal manera que la riqueza no fluya y siga los mecanismos que siempre la depositan en las mismas manos, la de los figurones que relumbran y aparecen en las portadas de revistas que muestran orgullosas a los más ricos del mundo y que, por cierto, no poca ganancia obtienen pretendiendo financiar tanto proyectos artísticos como adquiriendo obras de arte de gran valor, a través de una serie de retorcidos procedimientos que les permiten no pagar impuestos, restringiendo aún más los recursos que el gobierno podría emplear en promover las políticas relativas al arte y la cultura, entre otras. Los privilegios en el mundo de la proyección artística son para algunos cuantos solamente; no siempre por mérito propio, desafortunadamente.
Por otro lado, en lo relativo al arte popular, suele favorecerse a grupos limitados que son exhibidos como si verdaderamente existieran condiciones de desarrollo para el grueso de los artesanos, danzantes, músicos y demás artistas populares que nunca pisan un foro o reciben alguna remuneración por ejercer su arte, muchas veces desplazado o al borde de la desaparición por la falta de apoyos y por esa misma economía con un mercado inaccesible ante la falta de gestión.
Pero, sobre todo, vale señalar que se tiene una idea muy parcial de lo que la promoción cultural significa. No es que no se haga nada, creo que se hace mucho, pero para el tamaño y necesidades de la población, las políticas de difusión y promoción cultural siguen siendo no solo insuficientes, sino —y esto es peor— ineficientes porque se concibe a la promoción cultural como un coto de poder político y no como un verdadero mecanismo de desarrollo social y económico de quienes ejercen el arte en particular, pero también de la sociedad en su conjunto, que al fin es la beneficiaria última de todo este proceso.
¿Cuáles son las estrategias que implementas como facilitadora de talleres de lectoescritura?
Estructuro un plan de trabajo, gestiono recursos, vinculo organizaciones que puedan apoyar y artistas que participen en las actividades culturales y formativas, convoco, hago difusión a través de redes de diferentes organizaciones.
Por otra parte, suelo ejercer las mismas estrategias que he utilizado desde siempre con las actividades de promoción cultural que realizaba cuando era más joven y coordinaba proyectos independientes, pero también como promotora cultural en algún puesto: me acerco a la gente y la invito, la hago sentir que lo que yo hago es para ella, que la cultura es suya, que se hace para ellos y ellas. En el caso de la lectoescritura, además les apoyo para desarrollar un sentido de vinculación con esa actividad, entender qué es lo que les procura el arte a ellos, a sus mentes y espíritus, a su vida cotidiana. En el caso de los talleres que imparto en Oregón, hay que tener siempre en cuenta que muchas de las asistentes no tienen ni el hábito por la lectura o, bien, la habilidad de escribir en el sentido creativo o ninguno de los dos; así que al leer y escribir textos hay que trabajar no sólo con técnicas de lectura y escritura, sino también de gestión emocional para motivarles y que bajen la guardia, salgan de las ideas preconcebidas y las limitaciones, para que se identifiquen en ese nuevo lenguaje que están aprendiendo y esas partes de sí mismas que exploran para dejar aflorar su compresión de las cosas, de tal forma que todo eso se estructure y puedan enriquecer sus conocimientos y habilidades, y plasmen sus experiencias por escrito, que puedan ir entendiendo la diferencia entre esas experiencias y los ámbitos de lo imaginario que también pueden explorar.
En Oregón es muy común consensuar todo lo que se hace: las decisiones, las actividades, etc., y eso se integra a la estrategia para gestionar los diferentes intereses, los tiempos, los recursos, etc. Involucrar a la todos los participantes, hacerles sentir que son quienes están decidiendo lo que se lleva a cabo, permite continuar y garantiza el compromiso.
¿Cómo ha sido la recepción de tu último poemario publicado El invierno en la ventana?
El libro ha sido bien recibido por mucha gente. Me ha abierto puertas y corazones. Tanto aquí en México como en los Estados Unidos lo he estado vendiendo. Allá ha sido bien aceptado pues cuenta con una pequeña parte en inglés (traducción), pero también porque la gente lo está identificando como un libro “oregoniano”, habitado por el frío, los bosques y los ríos. Identifica en él las emociones que experimenta el ánimo en el clima gélido y lluvioso, el aislamiento y la nostalgia en aquellos lugares. Tan es así que han resultado talleres y charlas acerca de él, en varios condados y su inclusión en el catálogo de autores en español del Círculo de Lectura de la biblioteca de Springfield, por ejemplo. He vendido muchos libros allá (muchos más que aquí) y me siguen pidiendo, así que creo que sí: llegó con buena estrella el chico.
¿Cómo ha cambiado tu vida artística en la nueva ciudad donde radicas?
Bueno, mi vida cotidiana y mi vida artística no están separadas. Puedo decir que mi mundo se ha revolucionado cambiando de polos tanto en el interior como en el exterior. Llegué a un lugar donde lo que sé hacer se precisaba. He contribuido a que el español se refuerce como expresión creativa, tanto en los círculos literarios como entre la población en general con el proyecto de escritura Migranta, no porque no haya más poetas: hay mucha gente escribiendo, pero la escuela que llevo desde por acá me posibilitó contribuir en ciertas formas que no se estaban ejerciendo, así que participo indirectamente en la publicación de otros compañeros, participo en concursos (he obtenido el primer premio en el 1er. Concurso de poesía del Instituto de Cultura Oregoniana y en la convocatoria para la participación en español que realizó al Oregon Poetry Association, en 2020, por ejemplo), organizo lecturas, talleres, eventos culturales, entre otras cosas. Y, por si fuera poco, vivo rodeada de una naturaleza avasalladora que me mantiene constantemente vibrando, es un entorno portentoso que impresiona los sentidos y el espíritu todos los días, así que no se puede sino hacerse a lo de allá, transformarse, vivirse y concebirse a sí mismo de otro modo; por tanto, lo que se piensa y escribe no puede no cambiar, no transformarse también. Si a eso le añadimos la experiencia de estar en un lugar donde la diversidad de formas de ser, pensar y hablar (incluyendo, por supuesto, el aspecto idiomático) está presente siempre, resulta que vivir en un entorno así modifica la visión que se tiene de las cosas y de sí mismo, sin duda.
¿Cómo ha incidido la maternidad en tu poesía?
La maternidad es un acto iniciático. La poesía también (si se encuentra el punto de encaje, por supuesto). Cuando un individuo tiene la oportunidad de pasar por estos dos momentos en su existencia, se modela en consecuencia. El acto de parir me hizo reconocer en mí una fuerza que ignoraba, un poder que no podría haber concebido de otro modo. Tal como fluyeron los ríos amnióticos que portaron al pequeño hasta estos parajes, como la sangre y los gritos que afloraron desde un lugar que no era precisamente el cuerpo, asimismo brotó un torrente que había estado contenido en mi interior, se rompió un dique, se soltó mi pelo y fue mecido por la tormenta; pude ver, mentar, sentir de maneras que no había podido. Conocí dolores que no había experimentado, honduras presentidas pero que no había experimentado. Además, por supuesto, conocí el significado del amor. No es cierto que el amor sea el que florece entre las parejas, no es cierto que el amor sea la pasión o un acto ciego de sacrificio o entrega al otro. A riesgo de evocar el cliché, he de decir que descubrí en el amor una fuerza desconocida, no tanto un sentimiento como una certeza, un conocimiento inefable e incuestionable, una forma de ser otro sin salir de sí mismo, porque el hijo, pese a ser otro cuerpo, durante mucho tiempo permanece siendo una parte de quien le incubó. La maternidad es una fuente de conocimiento invaluable y abordarlo conscientemente supone una tremenda fuerza transformadora que infunde poder.
¿Qué temas son los que tratas en tu programa de radio?
En mi programa lo importante no es tanto el tema, cuanto la forma cómo se aborda. Es un programa de reflexión en el que se habla de temas de salud (convencional), cultura, tradiciones, arte, plantas medicinales y técnicas alternativas de sanación, espiritualidad, etc. A veces tenemos invitados, otras no, pero siempre hay ese ejercicio de la reflexión y el análisis crítico de los temas que se abordan.
¿Puedes hablarnos del conjunto de poemas que ganó este año el segundo lugar en el premio Victoriano Rodríguez convocado por el municipio de San Francisco del Rincón? ¿Sobre qué versan?
Fue una reunión de algunos poemas que me significan algunos momentos de diferentes tiempos. Alguno versa sobre la preñez, otro sobre la muerte, uno más sobre la imagen que me evocó una fotografía que viera alguna vez en alguna revista, algo sobre un reportaje acerca de las curanderas en México. También alguno sobre el amor que no es, la condición de la existencia. No hay un hilo conductor entre ellos, pero me gustó verlos reunidos. Me alegré cuando me informaron sobre el resultado y saber que serán publicados.
¿A qué se dedica el proyecto cultural Migranta que has fundado y diriges?
Migranta es un taller de escritura creativa principalmente integrado por mujeres (en números que fluctúan entre 10 y 25 participantes, dependiendo de las actividades y al margen de los asistentes a los eventos), desde trabajadoras del campo hasta profesionistas universitarias con diferentes grados académicos que aprenden sobre lectura, literatura, escritura y cultura, que funciona con el apoyo de mucha gente a estas alturas. Desde aquí nos apoya el Instituto de Cultura de Guanajuato, y allá colaboran organizaciones comunitarias como Mano, el Sindicato de Pineros Unidos de Noroeste, Latinos Unidos, Eugene Arte Latino, los balletes folklóricos Tlanese y Colibrí, el Museo de Arte de la Asociación de arte de Salem (SAAM) y últimamente también estamos ya haciendo planes para participar y colaborar con el Consulado de México en Portland. Hemos tenido talleres de narrativa con Luis Felipe Pérez Sánchez, de canto y composición con Sol Oros, de narración oral con Valentina Ortiz Pandolfi, de teatro con Eugenia Cano y Sandra Carrazco, y de poesía conmigo como facilitadora. Además, como decía antes, también dictamos lecturas, organizamos un homenaje a los trabajadores migrantes, elaboramos una gran ofrenda de muertos en SAAM, impartimos charlas y participamos en consultas sobre cultura para minorías, etc. En general, podemos decir que es un proyecto que inició como un taller pero que, en forma muy orgánica, ha ido creciendo como una bola de nieve; así que todavía no sabemos en qué parará. Migranta es muy inquieta y activa y está teniendo una buena aceptación desde hace tres años que comenzó.
- ¿Cómo ha sido tu experiencia como directora de la organización Mentores sin fronteras y a que se dedica ésta?
Es una organización sin fines de lucro de muy reciente creación formada por voluntarios, miembros de muy diversa procedencia, tanto en el ámbito profesional como geográfico. Lo integran mentores, consejeros y otros profesionistas del área de la recuperación de adicciones y salud mental, de lugares como Oregón, Cuba, México, Costa Rica, y estamos invitando a gente de otros países con miras a poder colaborar para expandir las actividades, metodologías y de gestión de recursos para contribuir a contener el impacto que el aumento en el consumo de sustancias tóxicas está causando en la sociedad. Me han nombrado Directora Ejecutiva, así que estoy dedicando algunas horas de mi tiempo libre a darle estructura, definir objetivos y gestionar algunos recursos, así como planificando actividades para arrancar en nuestra misión, que es justamente la de reforzar el mensaje de la recuperación en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente en aquellos países donde aún los prejuicios y la falta de recursos no permiten un desarrollo en este sentido. Es una tarea ardua y complicada, pero tenemos mucha fe en este proyecto.
¿Qué es lo que más extrañas de tu ciudad natal y de la ciudad de Guanajuato donde has vivido por largo tiempo?
En Estados Unidos se trabaja mucho y se gasta mucho. La vida no parece ser más que una loca carrera por destacar en el ámbito profesional y laboral, y por saciar de alguna manera la falta de contacto social, comprando en forma compulsiva. Todo lo demás, lo que integra la vida, en un sentido espiritual y práctico, está acá en México. Eso es lo que extraño: caminar, encontrar gente conocida en algún lugar, dar los buenos días, tener tiempo para “no hacer”, para contemplar. No es que allá esto no exista, pero es más volátil, hay que poner más atención y energía para lograrlo, aquí eso es más orgánico, más espontáneo: allá la espontaneidad no existe, todo está reglamentado, es observado y fiscalizado, no puedes ser tú, tu comportamiento siempre tiene que ser la expresión del cumplimiento de reglas, de la satisfacción de expectativas, tienes que ser una maquinita precisa, funcional y eficiente. No más, no se espera nada más ni nada menos de ti, es un visión del individuo muy estéril y bloqueante, automatizada y fría.
¿En qué consiste tu colaboración trasnacional con el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato?
El Instituto tiene un programa a través del cual envía a artistas de diferentes disciplinas a diferentes puntos de los Estados Unidos. Hicimos contacto con la Coordinación de Vinculación con el Sistema Educativo, que es la encargada del apoyo a estas actividades para las comunidades radicadas en el extranjero y de inmediato comenzaron con los apoyos para que diferentes artistas viajen a Oregón a impartir talleres en varias disciplinas o lo hagan en forma virtual. Han sido muy generosos con este proyecto de atención a migrantes y hay planes para continuar.
¿Cómo visualizas el panorama de la cultura hispana en Oregón? ¿Qué han hecho y qué falta por hacer?
Hay una gran efervescencia en este momento en Oregón para favorecer el desarrollo de las minorías, entre las que se cuenta la comunidad migrante de origen mexicano; pero todo está apenas en ciernes. Creo que las generaciones actuales están recogiendo los frutos de las décadas de lucha que encabezan personajes como César Chávez, entre tantos otros líderes comunitarios que lucharon por los derechos laborales, y esta es la época de derechos en otros ámbitos de la vida tales como educación, servicios médicos, sociales, etc. Actualmente se han promovido acciones como la realización de consultas en todo el estado para abarcar seis aspectos centrales para el impulsar el desarrollo de la comunidad proveniente de países de habla hispana, entre los que se cuenta la cultura. Estas actividades están a cargo de la organización conocida como Latino Network, que en el mes de agosto organizó dos mesas de trabajo donde participamos una decena de artistas de diferentes áreas y nacionalidades, aportando nuestras visiones, críticas y propuestas para lo que podrían ser las políticas y proyectos del gobierno en los próximos diez años. Se trata de una oportunidad que no había habido anteriormente y espero que redunde en frutos concretos y efectivos.
¿Cómo describes tu compromiso con la ecología, con el feminismo y la causa LGTB+?
La ecología, obviamente, es un tema fundamental. Creo que los poetas y los artistas en general, sobre todo en el ámbito local, tenemos una deuda con este tema. Seguimos hablando de las pasiones, del amor, de la miseria humana y otros temas relacionados desde una perspectiva muy emotiva, psicológica y estética, pero no llegamos a incorporar el peso del entorno en la existencia. Sin ecosistema no hay vida; es tan fácil como eso. No se trata de responder a modas pasajeras o criterios caprichosos, pero no se ve claro aún en este sentido. De hecho, a veces se es objeto de burla cuando se abordan estos temas con seriedad y en forma concreta por parte de ciertos círculos artísticos que, si bien es cierto, pueden incluso organizar grandes eventos para protestar o “concientizar”, no acaban de incorporar el tema en su discurso y mucho menos de hacer modificaciones en su forma de pensar y de vivir, aunque es cierto que esta actitud no es privativa de los artistas, por supuesto. En lo relativo a los otros dos temas, creo que son temas importantes por la revolución que supone asumirlos como parte del a agenda social y política, pero también creo que no hay mucha claridad en sus reivindicaciones. Creo que no son movimientos libres, orgánicos, nacidos por la propia inercia en la vida y las problemáticas de los grupos que las enarbolan. Se sabe que hay grandes intereses detrás de algunos aspectos, como las omnipresentes farmacéuticas, por ejemplo, vendiendo tratamientos costosísimos a jovencitos y jovencitas que suelen sentir confusión no sólo acerca de su cuerpo, sino de quiénes son, a qué vinieron al mundo, quién les ama, etc., esas cuestiones que son del tipo filosófico y no sexual ni de género, y que no les están ayudando a responder, como no se apoya en esta sociedad frívola y superficial, manipulada y manipuladora a nadie que tenga este tipo de inquietudes, porque la educación ni la religión son para eso. También se sabe, por ejemplo, que hay fundaciones financiando a algunos grupos, los más aguerridos, y he aquí un punto esencial: hay mucha rencilla, no hay claridad en el discurso, todo pareciera muy emocional y no precisamente en el mejor de los sentidos. No sé si estamos listos para tener discusiones serias y respetuosas acerca de estas realidades en las que va de por medio la esencia de lo humano, la libertad, el respeto, el amor. Son cuestiones donde se debería conversar más desde la filosofía, la espiritualidad y la ética, y no sólo desde la política y los lobbies clínicos, farmacéuticos y propagandísticos. En fin, es un tema, insisto, muy complejo, y no es fácil tener una posición sin que, por el hecho de no tomar bando, no pueda generar ambigüedades. Al final, todos tenemos algo de razón en esta búsqueda, esta reivindicación que estamos haciendo de nuestros derechos, porque hace mucho que queríamos hacerlo y no se había podido; por eso no es de extrañarse que haya tanta confusión y revuelta: nos habíamos dado cuenta hace mucho de todo lo que los dueños del mundo nos han robado y no habíamos podido expresarlo.
¿Te encuentras escribiendo algún nuevo libro? ¿Puedes hablarnos al respecto?
No, en este momento no hay libro en puerta. Por ahora estoy ocupada en el ámbito profesional y apenas hago espacio para leer y escribir. Libro no, poemas sí.
¿Cómo fue tu experiencia en la gira del libro Los orígenes hispanos de Oregón en la que participaste?
Este libro será una obra fundamental en la nueva interpretación que se está configurando sobre la historia de la colonización en el oeste de los Estados Unidos y del resto del territorio en la que estamos incluidos los que hasta ahora no habíamos estado. Espero que dé pie a más investigaciones en el mismo sentido que renueven la visión con la que la historia mira a quienes forman ese conglomerado cultural y político que se llama Estados Unidos. Ha sido un privilegio formar parte de la comisión que estuvo promoviéndolo en nuestro país, tanto por su aportación y la nueva visión que agrega en este tema, cuanto por los vínculos que se formaron entre los integrantes de esta delegación: la charrería, la promoción cultural y comunitaria y otros ámbitos de la actividad social se vieron representados en estos eventos. Es muy importante formar vínculos sólidos entre los integrantes activos de la comunidad y eso representó para mí formar parte de esta gira.
¿Qué te encuentras leyendo en estos momentos?
Por ahora me entretengo con Gabriela Mistral, Olga Orozco y José Saramago. Pero fuera de la literatura estoy leyendo algunas cuestiones relativas a la descodificación biológica (cómo escuchar el cuerpo) y, obviamente, a las adicciones.
¿Tienes hábitos o rituales particulares a la hora de escribir?
Ninguno, en absoluto. No hay “hora de escribir”, porque todas las horas son momentos en los que la escritura podría aparecer. En esos momentos hay que pararlo todo y escribir el poema. Para dedicarse a lo que sigue, hay que ir buscando los tiempos, desocuparse de las tareas cotidianas y mundanas, abrir el espacio de los poemas y dedicarse a ellos alguna o algunas noches. El método y la organización vienen cuando hay que hacer la selección, la corrección, la edición, no para la escritura en sí.