Cartografía de las vírgenes es el primer libro de cuentos de Daniel Aguilar Torres (León, Gto.; 1995) publicado dentro de la colección Fondo para las Letras Guanajuatenses de Ediciones La Rana. Esta obra es resultado el Seminario de Cuento Efrén Hernández 2019 del Fondo para las Letras Guanajuatenses que contó en esa ocasión con la tutoría de la reconocida escritora Ana García Bergua.
En su presentación, García Bergua escribe: “No es común esta soltura en el manejo de voces, estilos, juegos tipográficos y sonoros en un primer libro; el talento de Daniel Agilar Torres permite que éste sea un texto vivo, que aúlla y canta en nuestras manos.” El libro lo dedica el autor a su abuelo a una mujer de nombre Valeria.
Abre el libro un “Fresco” a modo de prólogo, que, junto con “Mapa”, a modo de intermedio y “Castillo” a modo de epílogo, prefiguran la trilogía que da redondez y unidad al libro y de donde se extrae el título del libro, cuya razón sin embargo el lector deberá descubrir por sí mismo.
Acaso lo que articula conceptualmente el libro sea un canto al barrio, pero un canto con matices dramáticos, por todo el contexto de violencia y precariedad que se respira en los textos. Por ejemplo, en “Veinticuatrosiete”, una dependienta de una tienda del Oxxo da cuenta de sus largos minutos al frente de la caja del mini supermercado, soñando con ser licenciada en Turismo para ejercer como aeromoza y viajar de ciudad en ciudad. En tanto, cubre tres turnos de manera consecutiva y cada turno va dando cuenta de sus colores, de su gente y de sus problemas conforme la hora del día aclarece y vuelve a oscurecerse.
En “Una diva de deveras” el humor se hace presente en el relato de un mecánico que recibe en su taller intempestivamente la visita de su ídolo Maribel Guarda, que, a modo de pago, por no poder pagar con tarjeta, estampa un beso en el calendario que el mecánico tiene de ella, el mismo que también firma. El relato es ágil, lleno de color y en él se percibe mucho la estética del barrio que he señalado.
“Tequila con sangrita”, “Pulgoso” y “Territorio”, aproximan al autor a los terrenos de lo fantástico, pues contravienen las categorías racionales sobre las que parecía cimentarse la lógica inicial de las tramas.
En “El común denominador”, tres tiempos, cada uno con su tipografía peculiar, dan cuenta de unos mismos hechos terribles signados por el drama del machismo, contados cada uno con una perspectiva diferente. Éste es, en mi opinión, un texto que destaca por su buen manejo de lo crudo.
A mitad del texto, continuando su juego con la tipografía, el autor se permite hacer un juego metatextual con el proceso de reescritura y taller del libro, dando cuenta con unos cuantos signos del proceso que hubo detrás y que lo llevaron a tener una forma más depurada.
“Sedición” es otro de los grandes cuentos del cuentario. Trata de un par de hermanos, un adolescente y una niña de preescolar, unidos por el amor y la música punk. La niña sigue sigilosamente a su hermano a una tocada punk y se esconde para ver lo que su hermano hace allí; las páginas van dando cuenta de acción, ternura y chiste, que se resuelven de la mejor manera, luego de una redada en que la policía irrumpe el lugar y los hermanos escapan de la trifulca en complicidad.
“Sildenafil” nos lleva a los terrenos de un dulce suicidio con este vasodilatador” Y los dos últimos cuentos terminan de sorprender por la el recurso cada vez más osado de elementos de juego tipográfico, hasta el grado de incluir un alfabeto para enseñar al lector a “hablar en lengas” y entender el idioma marciano de Abelino, personaje del último cuento.
Siguiendo a García Bergua, se trata de un libro sorprendente y entrañable a la vez, “de un joven escritor provisto de un buen filo narrativo, que ojalá y nos soga regalado más historias”.
Su autor estudió Cultura y Arte en la Universidad de Guanajuato donde coordinó el cineclub Cine Martes de Terraza. Fue ganador del IV Concurso de crítica cinematográfica del Festival Internacional de Cine de los Cabos. Es co-programador de Docu Film León, Muestra Internacional de Cine Documental. Colabora en revistas sobre cine y es cofundador de Espigas, laboratorio de periodismo cinematográfico.