Agenda del suicidio es un libro de relatos de Pablo Raphael, quien a su vez atribuye esta obra a Gerard Mistrano, una especie de heterónimo. Esta obra fue creada gracias a una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México en la categoría de Jóvenes Creadores y le valió el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2003. Ha tenido hasta el momento dos ediciones: la primera, dentro de colección Anaquel de la editorial de la Universidad de Guanajuato en 2005; y la segunda, en la colección Prosas fugitivas de la editorial Tumbona en 2011. Se trata de un repertorio de ficciones en torno a escritores que terminaron sus vidas por decisión propia: Stefan Zwig, Virginia Woolf, Marcel Schwob, Yukio Mishima, Sylvia Plath, Ernest Hemingway y Walter Benjamin, entre otros, quienes, en palabras del prologuista Ignacio Padilla “vuelven a vivir en estas páginas para darnos la lección contraria de la que probablemente quisieron darnos: la inmortalidad no está en la liberación del cuerpo, sino en sus ataduras.”
“¿Por qué se suicida un escritor? Esa es la pregunta a la que intenta responder, a través de una arriesgada y sutil exploración de los dilemas personales, la Agenda del suicidio, el primer libro de cuentos del escritor mexicano Pablo Raphael. (…) Este libro traza una serie de versiones imaginarias de la senda suicida en literatura. El cuerpo de una mujer flotando en un río, un incendio en alta mar, una sociedad secreta antisemita, las raras costumbres de una comuna londinense, una serie de dobles de Mishima que descubren que su destino ha sido ya escrito, son algunas de las situaciones que, como si invocaran un desenlace necesario y terrible, desfilan por los relatos de este mapa secreto de la literatura universal” y “Sin necesidad de aspavientos ni de posturas histriónicas, Raphael visita el corazón de las tinieblas más personales y, desde ahí, hace visible la monumentalidad de los sucesos menores. Su observación delicada y la destreza para construir espacios anímicos son algunas de las virtudes que dan a esta colección de cuentos” son dos textos promocionales de este libro que nos dan una idea de cómo este libro es situado ante las posibilidades de recepción del lector.
Quizá lo más interesante del libro, más allá del juego metaliterario creado y del cuento en torno a Silvia Plath (que, de paso sea dicho, contiene una escena de zoofilia con una tortuga protagonizada por su esposo Ted Hughes), quizá el más interesante entre todos, es el ensayo a manera de epílogo donde el autor hilvana elementos para el abordaje de una estética del suicidio desde como una forma escritural personal, intima, inevitable, que define, ineludiblemente, por oposición a ciertos mecanismos de la vida. Y donde se llega al razonamiento de que quizá el suicidio es un género literario, un canon raro, “pero al mismo tiempo ordenado, metódico, higiénico”.