También promotor cultural, el poeta Juan Manuel Ramírez nació en León en 1957, y ha vivido tanto en esta capital, como en Celaya y San Miguel de Allende. Licenciado en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato, es autor a la fecha de muchos títulos de poesía, ha presidido la Asociación de Escritores de Guanajuato, ha fundado varios talleres literarios y organizado diversos encuentros de escritores en este estado. Fue becario del Instituto Nacional de Bellas Artes en 1984, en el área de poesía.
En su Historia de la literatura guanajuatense, Benjamín Valdivia, doctor en artes, lo comenta como “dueño de una profusa e impetuosa sensibilidad”, quien con su poesía “toca fibras sorprendentes del ánimo y nos revela constantemente la sorpresa frente al mundo”.
Inicia su trayectoria bibliográfica con la publicación de “Cuadernos del delirio” dentro del libro colectivo Asuntos de la lluvia, junto a Demetrio Vázquez Apolinar y Benjamín Valdivia, en el cual hace gala de sencillez formal, fina intuición, melodía personalísima, y en el que muestra una veta amorosa que se muestra directa y plena de consonancia.
En 1987 publica “Tatuajes” en el libro El cuerpo a la luz, junto a Eugenio Mancera, en el que según el doctor Valdivia se señala ya “el rumbo de este poeta, en el que la poesía es espejo de la realidad sensible”.
Su primer libro en solitario aparece en 1988. Se trata de La pesadumbre el olor de la fruta, un intenso y nebuloso poemario. Al año siguiente es incluido en la antología de escritores jóvenes Casa en Interiores. Es durante esta época que afirmaría que “La escritura / es madre que asesina / amante infiel”
En 1991 aparece su Aire en vendaval, “de transparencia y arrebato como su título señala” a decir del doctor Valdivia; “una poesía transparente, de intensas fragilidades” a decir de David Huerta. Recorre este libro un vigor, un gusto apasionado por el simple acto de vivir que alimenta su aliento poético y le otorga madurez.
En 1992, se edita Hábitos de humano, en edición artesanal, mismo que luego aparecerían junto a sus dos anteriores poemarios a cargo de editorial La Rana del Instituto Estatal de la Cultura, y en el que consolida su oficio con nuevos descubrimientos, nuevos giros verbales, nuevas formas de presentar la experiencia íntima.
En 1997 aparece, a cargo de la Universidad de Guanajuato, un alegre libro de poemas para niños de su autoría: Saltimbaquis, que abre una veta infantil en su creación que seguiría trabajando.
En 2002, a cargo de la Dirección Municipal de Cultura, sale a la luz Historia del día, en edición de Jesús Antonio Borja. Poco después la misma dirección, publicaría 12 Poemas de amor.
En 2006 nos entrega Estampas, también editado por la Universidad de Guanajuato, en el cual la construcción formal se advierte más elaborada: hay una estilización delicada de la plasticidad y una depurada selección de las palabras. Esto llevaría al poeta David Huerta a comentar que la poesía de Ramírez Palomares es una poesía sin extravagancias, que no busca apantallar al lector: “una poesía para ser leída y entendida, no sólo malamente ‘admirada’”, que privilegia su función comunicativa. En su presentación editorial, el afamado poeta Jorge Esquinca, aseguraría el lugar de la poesía de Ramírez Palomares en la constelación de la poesía viva de México, rica en registros: en un arrebato de lirismo nos dejó escrito: “[Es] un poeta que sabe decantar los elementos que nutren su poesía […] Abre la casa de su poesía por la que entramos como si al punto tuviésemos una amistad de años. Sus poemas crean desde el umbral esa atmósfera de calidez, de sosegada luz que sólo existe en la intimidad. Corre por ellos una delicada música que genera la confianza del lector; su lenguaje no es de espada y cuchillos, son de tenues resplandores, de las sustancias más elementales, de las cosas de hoy y siempre.”
También en 2006 aparece Palabras, libro de poemas para niños, bellamente ilustrado, en el que la mayoría de los textos son destellos líricos unidos en torno a un tema y cancioncillas que pretender sembrar en el niño la inquietud por la poesía, esto en el marco del Programa Municipal de Fomento al Hábito de la Lectura.
A cierta distancia fue publicado en 2016 por Max Santoyo en su editorial artesanal El principio del caos. Se trata de un grupo de poemas dedicados en su conjunto a la esposa del poeta, y que están traspasados por la melancolía y la nostalgia, sentimientos que de igual manera atraviesan el resto de la poesía del autor, sin que él sepa si es “por temperamento o por destino”. Originalmente iba a llamarse Los adioses.
En 2018 aparece la Poesía Reunida, para cuya edición tuve el privilegio de escribir: “En este gesto de amor se concentra el asombro constante de lo cotidiano a lo largo de cuatro décadas de trayecto escritural, con la certeza de mirar siempre el mundo por primera vez, enunciándolo con una certeza que va de la melancolía a búsqueda anhelante de la luz. Años de “cantar, reír, llorar, desgarrarse” en el poema. La poesía como constatación de la emoción, pero también la pasión de un poseído que se deja seducir por un destino: el lenguaje. Es la puesta en juego de los actos y los hábitos de humano en el papel, entre el desamor y la ternura (obsesión del amante): lo verdadero. Un sacudimiento espiritual que tiene la claridad sombría del cielo de Guanajuato a las seis de la tarde.
La poesía ¿es una cosa?, libro de poesía para niños, fue publicado en 2020 por el colectivo Bosque de Palabras con apoyo del Programa de Apoyo a Espacios Culturales Independientes del Instituto Estatal de la Cultura con fondos federales. El libro se anuncia como un conjunto de poemas para el diálogo entre niños, padres y maestros y viene con un epílogo en forma de cuaderno actividades. La edición es de Diana Espinoza, con bellas ilustraciones de Pedro Villegas.
Finalmente, en 2020 aparece Trazos, editado por Ediciones La Rana, para cuya contraportada escribí: “este conjunto de trazos poéticos va delineando, en la emoción del lector, imágenes que hacen convivir los polos dialécticos de lo humano: la ternura y el desgarramiento, la vigilia y el sueño, el repliegue en la mismidad y el anhelo de ser en lo otro. Entre estas alturas y abismos, la palabra (luz sombría de todos los anhelos) refiere inapelablemente al ser poeta en la comunicación del goce amargo del vivir, sus tiempos cardinales, la resistencia al olvido. Intimidad que se solaza en el compartimiento de sus aristas que se afilan como un lápiz, para que la línea del verso resplandezca con la refulgencia del corazón al escribir la dádiva generosa de sí mismo.”
Cabe señalar que este poeta será homenajeado este viernes en el Segundo Encuentro Internacional de Escritores “Unidad y Esperanza Histórica”, este próximo viernes 17 de junio a partir de las 9.30 hrs. en el auditorio del Campus Guanajuato de la Universidad de Guanajuato, tiempo en el que se presentará una conferencia sobre la vida y obra de este poeta, seguida de una mesa crítica en la que Carlos Ulises Mata, Cuauhtémoc Trejo y Diana Espinoza expondrán temas relacionados con la poética de este autor.
El libro que nos ocupa es de un poeta consumado con más de 20 años de publicar poesía y de cuya pasión consolidada por escribir dan cuenta los 23 poemas que lo constituyen. Juan Manuel (el tuteo exhibe la cercanía de un lector agradecido) es dueño de una pluma con pocos hermetismos y muchos fulgores. Su imaginación poética vuela tan alto como un papalote pero se asegura de poner en las manos de los ojos del lector el cordel que impide que su decir se pierda de nuestra vista. Quien lo escribe, ejerce en este libro, una vez más, el oficio de los pocos que se atreven y dedican a dar cuenta de lo que más importa (¿qué, si no eso, es la poesía?). Su tejido de palabras –siempre sopesadas, antes de la versión definitiva, en la previa hoja enmendada o en la trastienda de los ojos- atrapa lo transcurrido en la urdimbre del sentir y en la trama del pensar, contrapunteados, y que da forma a la agenda inagotable de quién tiene como asuntos primordiales los pliegues de la vida y los fantasmas del corazón.
Libro nocturno, crónica fragmentaria de la experiencia de la conciencia cotidiana (siempre singular), peaje para el olvido del dormir, saldos postreros de una sensibilidad ensimismada que reflexiona acerca de los densos y huidizos momentos intensos que a tantos, casi siempre, se les disipan recién acontecidos y que, para muchos otros, son tan sólo un flujo sordo de eventos.
Este libro ofrece a sus lectores una poesía introspectiva y entendible (lo cual no es poca cosa en un mundo de poesía ininteligible o autista), que nos sintoniza con, y no pocas veces da nombre a, los sedimentos crepusculares de lo que hemos sido en muchos días, tantas veces, y que pocas veces nos hemos detenido a pensar y a sentir reflexivamente lo suficiente antes de perdernos en la espesura del sueño.
Historia del día. Juan Manuel Ramírez Palomares. Dirección Municipal de Cultura. Presidencia Municipal de Guanajuato.2002.
Un poeta refinado, sencible a la tragedia humana. Un gran hombre y buen amigo.
Un poeta original, profundo y polifacético. Pero también la sencillez es poesía. Juan Manuel Ramírez, tan sencillo, tan simple; es también poesía. Felicidades.
Un gran poeta,saludos fraternales
El único poeta chino de Celaya.