Ulises Torres (1983) radica en la ciudad de Guanajuato. Luego de ganar algunos premios nacionales como el Nacional de Poesía José Emilio Pacheco, en su edición 2020, y participar en varias emisiones del Seminario para las Letras Guanajuatenses del Fondo Guanajuato del Instituto Estatal de la Cultura, ha publicado dos libros de poesía que han aparecido de manera consecutiva: Le fe de las ballenas (Sindicato sentimental, 2020) y Crónicas del fracaso de la cacería (La Rana, 2021), con los cuales ha iniciado una gira por la región que eventualmente se proyectaría al exterior. Éste último libro es producto del Seminario Para Las Letras Guanajuatenses en su emisión 2019-2020, donde obtuvo el acompañamiento tutorial de Luis Eduardo García. Ulises también se dedica a facilitar talleres de escritura a personas en situación de cárcel. A través de la escritura ha hecho entrañables amigos dentro y fuera del estado de Guanajuato. Su trabajo figura en la antología Círculos de agua (La Rana, 2018) y en múltiples revistas de la región y el país.
1.- ¿Cuándo empezaste a escribir y cómo fueron tus inicios?
Cuando era niño tenía problemas de lenguaje, y la lectura fue una forma de terapia. Mi madre y mis hermanos me leían todo el tiempo, después comencé a escribir casi cualquier cosa que escuchaba: recetas de cocina, cartas o canciones infantiles. Luego comencé a dedicarle más tiempo sin pensar mucho en eso, solo era un pasatiempo al principio, una forma de escapar de todo el ruido. Me gustaba imaginar historias o le cambiaba el final a las cosas que me aburrían.
2.- ¿Qué has aprendido en los diversos Seminarios para las Letras Guanajuatenses en lo que has estado?
Algo que cambió mi forma de escribir fue pensar en escribir libros y no poemas sueltos; aprendí la unidad del libro y eso marcó un antes y un después. Aprendí que en la escritura no te puedes saltar procesos, no puedes pensar en publicar si no eres capaz de borrar y reescribir un texto desde cero. En mi caso, he estado en cuatro generaciones de los Seminarios; cada vez escribí un libro y todos los tiré a la basura porque no me gustaba el resultado. Sin los Seminarios yo seguiría perdido, poco a poco aprendes a tallerear tus propios textos y vas aprendiendo de lo que escriben otros compañeros.
3.- ¿Puedes decirnos a qué se debe el título de tu poemario Crónicas del fracaso de la cacería?
Leí un texto del poeta Charles Simic, que decía él quería ir a la iglesia, pero terminó apostando en el galgódromo. Eso se parecía mucho a la escritura, uno sale con la esperanza de cazar un buen poema, se lo imagina jugoso y de buen sabor, pero al final se queda con una presa escuálida y reseca. Pensando en eso comencé a escribir cada texto y luego dejé que el poema fuera en la dirección que mejor le parecía, fue algo más intuitivo: sólo me dejé llevar por el ritmo que parecía estar por ahí.
4.- ¿Y del título de Fe de las ballenas?
Es por una cuestión del lenguaje. En un documental decían que las ballenas emiten sonidos en cierta frecuencia para comunicarse, y que, si alguna ballena lo hacía en una frecuencia distinta, no podría estar en contacto con el resto y al ser ignorada por la manada moriría en completa soledad. Eso me dio cierta nostalgia y quise escribir sobre eso porque me identifiqué con eso; creo que en ocasiones el lenguaje no alcanza para que nos comuniquemos.
5.- ¿Cómo describirías tu evolución poética desde tus inicios hasta la fecha?
Mis primeros textos abusaban de los recursos típicos del poema, mucha palabrería innecesaria y cierta pretensión que hacían pesado el poema y lo volvían flojo y aburrido. Al principio todo me parecía muy forzado. Ahora me divierto un poco más, creo que el poema es como un tendedero que debe estar tenso para que la ropa pueda secarse al sol, si lo cargo demasiado se cae por el peso, entonces he tratado de construir los textos un poco más limpios, trato de eliminar todo lo que llamamos figuras retóricas, al final no sé si queda un poema y prefiero decir que son textos, simple escritura. Creo que eso me da más libertad para tender la ropa que me gusta.
6.- ¿Dónde puede comprarse tus libros?
En librerías del Fondo Editorial Guanajuato, en Cafetería Libranda en León, o pueden enviarme un mensaje y con todo gusto les hacemos llegar un ejemplar por correo.
7.- ¿Qué significa para ti compartir la nueva colección Fondo Guanajuato de ediciones La Rana con Amaury Salvador e Iván Mata?
Estoy muy contento de haber coincidido con Iván y con Amaury en esta colección, somos muy buenos amigos y soy un gran admirador de su trabajo. Si mi escritura vale algo, vale por las personas que están a su alrededor de diversas maneras. Soy muy afortunado, pues la colección la forman personas muy talentosas, está muy bien cuidada en todos los aspectos, desde la edición, las tutorías, las portadas: todo se conjuntó para un gran resultado.
8.- ¿Qué presentaciones se vienen de los dos nuevos libros?
Estas semanas seguimos por varios municipios del estado; creo que estaremos con ambos libros en la FeNal, espero que nos inviten también a las grandes ferias. Me encantaría ir la FIL y al Palacio de minería, pero ya veremos qué pasa.
9.- ¿Cómo ha sido el recibimiento de tus libros hasta el momento?
Ha sido muy bueno, mucho mejor de lo que yo esperaba. Hemos presentado los libros en varios municipios, incluso fuimos a presentar a Querétaro. Hemos tenido entrevistas en radio y televisión y hemos estado muy activos. Gran parte de esto es gracias a Paulina Calvillo, de Los otros libros, a Raúl Bravo, de Ediciones la rana y a Adrián Martínez, de Sindicato Sentimental porque son personas muy activas que siempre están buscando alternativas, ferias y espacios para presentarnos. Sin su trabajo nada de esto sería posible.
10.- ¿Cómo ha sido tu experiencia como tallerista literario de personas en situaciones de cárcel?
Ha sido muy interesante. Es una experiencia que cambia tu forma de ver el mundo. En los talleres siempre es difícil captar la atención o lograr los objetivos; sin embargo, allá adentro es todo lo contrario, si les pido que leamos un poema, quieren leer dos; acá afuera nadie quiere tomar la palabra, adentro todos opinan, todos los poemas les resuenan, todas las lecturas hacen eco. Muchas veces pensé en dejar los talleres porque no le veía sentido, pero el llegar a los recintos y compartir el tiempo con estas personas siempre hace que todo cobre sentido, siempre recibo más de lo que doy, siempre aprendo más de lo que pretendo enseñar.
11.- ¿Cuáles son los poetas vivos y muertos que más admiras y por qué?
Son muchos, no sé si hay diferencia entre poetas vivos y muertos porque cada vez que los leo, los sigo encontrando tan frescos como si nada; siguen hablando fuerte y claro. A cada quien lo admiro por diversas razones, pero en general porque me agrada su postura ante el lenguaje, ese es su sello personal, te muestran lo que ven o lo que les gusta de su mundo.
Vivos: a Montalbetti, Simic, David Huerta, Anne Carson, entre muchos otros, también leo mucha poesía hecha en México.
Muertos: a Raymond Carver, Octavio Paz, Richard Brautigan, Efraín Huerta, Pizarnik, Emily Dickinson, Whitman, Pacheco, Baudelaire, y por supuesto al rockstar Ortuño, etc.
12.- ¿Cómo ves el panorama actual de la poesía escrita en León?
Me agrada bastante, últimamente he conocido a muchos jóvenes que escriben muy buena poesía, cada vez hay más apertura en los talleres y eso es bueno. También están los grandes escritores de la ciudad que han dejado huella y que tal vez sin quererlo han motivado a muchas personas a escribir. Creo que la poesía va por buen camino, me temo que actualmente hay más poetas que policías.
De; La fe de las ballenas
DISEÑO DE INTERIORES
Estuvo Jonás en el vientre de pez
tres días con sus noches
72 horas de aburrimiento hediondo
no había mucho por hacer ahí dentro
y aunque había suficiente espacio,
Jonás
no pudo encontrar
lugar para subir los pies
De: Crónicas del fracaso de la cacería
TARDE DE VIERNES
Acuérdate de aquella vez:
te dormiste en el baño del bar
los que te vieron entrar se preocupaban
por tu mala digestión, por tu gastritis
los compañeros de juerga
pedían al mesero unos minutos
para ordenar
de pronto despertaste y fuiste al lavamanos
a refrescarte
el hombre del servicio te acercó una toalla
visiblemente confundido
no sabía
si era mejor ofrecerte
colonia de lavada o extracto
de sándalo