Kevin González (Cuerámaro, 1996) es Ingeniero Hidráulico por la Universidad de Guanajuato titulado con la tesis Bidimensionamiento de red subterránea como método de pronóstico para el cálculo del déficit de acuíferos utilizando el método de caudales por extracción. Ha publicado en las revistas Golfa y Cisne. Ha formado parte del Taller Literario de la Universidad de Guanajuato. En 2020 apareció en la antología Las buenas nuevas. Antología de poesía de la última juventud guanajuatense.
LOCOMOCIÓN DE UN AVE
Quisiera ser un ave
y moverme con libertad sobre el aire;
es tan curioso su tránsito
¿Cuál es su curso a seguir?
¿Dónde saben cortar vuelo e ir por otra coordenada?
Quizá ellas nos vean y se digan:
miren a esos torpes humanos caminar
por calles ya compuestas
como si su destino estuviera figurado.
Quisiera ser un ave
y no pensar en las palabras adecuadas del día a día,
en que si lo que decimos
concuerda con lo que pensamos,
en expresar sentimientos sólo para mostrar la raíz de la confusión.
Ahora veo pasar a una
tan sublime y tan estéticamente libertadora,
bajo la vista y ahora transeúntes:
monótonos caminantes con nombres y apellidos.
Quisiera ser un ave y emprender el vuelo,
ver el mundo de arriba hacia abajo
como Dios,
postrarme en la ventana de una alcoba,
ver a las personas allí reunidas,
decirles con mi voz de ave
que la libertad es exaltante
y presumirles que tanta alegría también fatiga.
MUERTE EN EL MAR
Deben ser las once de la noche. Las piernas y los brazos me pesan. ¿La fecha?, no lo sé. Mi memoria ha fallado desde la última palabra que me dijo -decepción-. Esa imagen aún vive. Sus labios separándose poco a poco -de- su cabeza haciendo una negación -cep- un sonido tosco y contundente -ción-. Cierro los ojos. Si ella tocara la puerta creo que yo moriría. De alegría o de miedo no sé. Pero moriría. La llevaría al mar, es lo que más le gustaría. Un mar sin gente, caliente, para poder desnudarnos. Sería en pleno verano. Vería que el mar es verde y la arena un poco roja. Yo estaría muerto. Pero en una especie de resurrección, observaría su piel blanca sumergirse en la arena. Así que yo también me dejaría tumbar. Es lo que más le gustaría, lo sé. A mí, me bastaría con verla. No pido nada más. Acá las noches son frías. He elegido esperarle. Yo estaría muerto. Alguien una vez dijo que la muerte no se vive. Que ese alguien me explique qué es esto entonces. Da igual, es asunto mío. Vuelvo a mi cama, me acuesto. Veo la puerta antes de apagar la luz. Yo estaré muerto. Apago la luz. De-cep-ción.