Macaria España (Celaya, 1980) es una talentosa narradora. Como suele suceder entre los escritores, descubrió la literatura de niña en su propio hogar, pues su padre leía mucho y ella pudo así empezar a leer lo que tenía a la mano. Recuerda haber escrito su primer cuento a los ochos años como parte de una tarea escolar. Ya en edad de preparatoria, además de seguir escribiendo, se acercó a un taller literario para orientar su escritura. También escribió por aquellos años algunas canciones, pues antes quiso ser cantautora. Fue muy natural para ella que el panorama de la escritura de ficción se le abriera para dar cauce a su inclinación por trabajar las palabras con fines artísticos.
Macaria inició sus publicaciones como cuentista en varias antologías de impacto estatal, como las del taller literario Altaller de la Universidad de Guanajuato, además de en El Cuarto del escriba, (UG, 2005), La vida que él me da (UG, 2004) y Una cierta alegría en no saber a dónde vamos(ICL, 2009), por citar sólo tres.
En 2013 publicó su primer libro en solitario: La generación del desencanto, el cual retrata una realidad social opresora y a veces cruel donde relucen la congoja, la estrechez de presente y el fracaso de toda una galería de perdedores y seres marginales. Libro que destaca no solo por la actualidad de su tema, sino por el manejo ágil de la narrativa que deja en el lector profesional la certidumbre de encontrarse ante un trabajo en que se ha asumido el oficio con responsabilidad. El cinismo y psicología de los personajes, así como el humorismo negro que perfila Macaria dejarán un buen sabor de boca en los ávidos de historias de contemporaneidad. La autora recuerda con satisfacción el logro que representó esta publicación, así como el hecho de poder llevar este libro a otros estados del país, donde fue presentado. En el plano de la profesionalización de su escritura, le resultó también muy gratificante haber logrado concretar una propuesta redonda, así como tener el respaldo que le otorgó la editorial Pictographia.
Macaria, que además es periodista, encuentra que el trabajo que realiza en este sentido incide mucho en su narrativa, pues le permite observar de una manera critica los hechos que la mueven a escribir, así como elaborarlos en lo literarario para estructurarlos en su realidad y dotarlos de un nuevo sentido. Por ejemplo, su cuento “Ahogarse en un día de lluvia” trata sobre una tragedia real ocurrida en Celaya, la cual pudo conocer por su trabajo como reportera de nota roja. Así, como esta historia, otras han servido para abordar estas realidades crueles “con otros ojos, para poder seguir viviendo”.
Pero, aunque Macaria tenga un interés social, explorando principalmente temas como la violencia y la injusticia, también se decanta en algunos momentos por una narrativa más fantástica “para menguar un poco la brutalidad de la realidad”; y esto lo hace sin premeditación. “Las historias me van llegando y las voy escribiendo”, nos cuenta la autora.
Macaria celebra que en el panorama actual en México las mujeres escritoras estén abriéndose paso y ganándose a pulso a sus lectores. Sin embargo, piensa que el escenario “no es aún saludable” para las ellas, pues, aunque ya no es un coto exclusivamente masculino, sigue faltando presencia y visibilidad de mujeres. “Creo que estamos en el momento clave: tenemos las puertas entreabiertas; ya no hay que patearlas, pero si tenemos que abrirlas fuertemente a golpe de puro talento,” exhorta.
Hace poco, en las antologías El urbano ebrio (2016, Astromelia) y Palomazo de poesía (2016, Nueva Babel), pero sobre todo con su más reciente libro Naturaleza mecánica (2017, Sistema Municipal de Arte y Cultura de Celaya), Macaria se aventura como poeta, con una lírica inspirada en cosas “simples” y “sin pretensiones” de la cotidianidad, como las jornadas de trabajo o el mercado de su barrio, las cuales, en la propuesta conceptual del libro, nos hablan de lo enajenada que la humanidad puede estar.
Tras recibir estímulos como la beca del FONCA 2015-2016 y su inclusión en el Seminario para las Letras Guanajuatenses 2017, la autora produjo sus obras Las esquinas del mundo (Ficticia/La Rana, 2018) y 23 centímetros y otros cuentos de diferentes medidas (BUAP, 2018), producto de estos reconocimientos. En el primero de ellos, se continúan algunos de los temas que ya se habían desarrollado en aquel libro: principalmente la violencia y el humor negro. Pero este libro no se limita a un realismo sucio decadente como aquel, sino que se abre hacia las dimensiones de lo fantástico y lo maravilloso. Por otro lado, las esquinas en este libro son los marcos de referencia o los escenarios en los que se tejen las historias. Cada uno de estos cuentos tiene sus esquinas, a partir de las cuales los personajes van perfilando sus variadas historias. En el segundo caso, según la opinión de Jaime Panqueva, se trata de “textos muy breves, en su mayoría divertidos y desmecatados, donde España despliega una visión muy femenina y libre de complejos para abordar decepciones cotidianas salpicadas de fantasía, humor y a veces hasta mala leche.”
Su último libro publicado es Banana Street (Nitropress, 2020) es una novela que elabora la historia de venganza de una chica que, habiendo sido marcada por la precariedad y la muerte de su hermano y su padre a manos de unos rufianes, uno de los cuales la viola, decide tomar la justicia en sus manos debido a la inoperancia de las autoridades y su propio digno coraje.
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