Chispitas de lenguaje es el nombre de una serie de libros que recopilan cada uno alrededor de una cincuentena de artículos dedicados a temas de ortografía, lenguaje, redacción y afines, con los que su autor, el periodista, educador y comunicólogo celayense Enrique R. Soriano Valencia, ha colaborado, con una columna del mismo nombre, en diferentes medios impresos y electrónicos. Todo empezó hace 25 años en el periódico El Sol del Bajío, no como columna, “sino como un recuadro muy pequeño”, recuerda el autor. Actualmente la columna se publica semanalmente en el periódico El Correo; así como en los portales Zona Franca, Es lo Cotidiano, Somosmass99, Informativo Ágora, Informativo ciudadano, Voces Laja-Bajío, Celaya News; y en la radio en el noticiero “Así sucede”. Durante un tiempo, también apareció en el popular semanario guanajuatense Chopper.
El primer volumen de Chispitas de lenguaje lo editó Antonio Borja, exdirector de la Casa de la Cultura de Guanajuato. Se publicó en 2009, con un tiraje de mil ejemplares, muchos de los cuales se distribuyeron gratuitamente, con gran aceptación, tan es así que la edición se agotó pronto.
Se trató de un libro “de escritorio”, una suerte de miscelánea sobre lengua española, de gran utilidad para estudiantes, redactores, correctores ortográficos y de estilo. Este libro nos brindó a través de estas amenas páginas que no hacen a un lado el humor, una compilación de minucias periodísticas que nos ayudarán a comunicarnos de forma escrita de una manera más clara y funcional. Su propósito, en palabras del autor es el de “ofrecer (…) información práctica, útil, sencilla, alejada de academicismos, de cómo usar el idioma español”, esto con el obvio fin de despejar dudas que asaltan muchas veces generalmente a toda persona no especializada en lengua española. En este libro se nos despejaron indecisiones típicas que se nos planeta en cuanto al uso apropiado entre palabras y frases conflictivas como adonde, adónde, a dónde, donde y dónde; o entre porque, por qué y porqué, por citar algunos ejemplos. Se nos explicó por qué algunas formas lingüísticas usadas coloquialmente son verdaderamente barbarismos; y que algunas palabras muy arraigadas en la cultura no existen oficialmente, como por ejemplo “normatividad” (¿sorprendente?). Nos explicó algunas nociones gramaticales básicas sobre el género de los vocablos, los prefijos, la acentuación, la división silábica, el uso adecuado de algunas preposiciones; así como qué son los anglicismos y cuáles son los aceptados oficialmente, así como su escritura correcta, ya incorporados a nuestro acervo idiomático. Nos introduce al uso del diccionario. Nos dictó las últimas variedades y licencias en el uso de los signos de admiración, interrogación y aclaración. Nos informó que algunas palabras que antes podían figurarse “vulgares” (como chido y güey) ya han pasado a ser palabras oficiales (al menos en México). Nos previene de caer en abusos y sinsentidos al hacer mal uso de diminutivos, queriéndolos emplear en palabras que, lógicamente, no pueden admitirlo (“ahorita” vs. ahora); o usando figuras indirectas del lenguaje, como en el caso de “Quería pedirte un favor” cuando lo que verdaderamente quisimos decir es “Quiero pedirte un favor”; o equivocándonos con falsos sinónimos (ver/mirar); o empleando frases inútiles y redundantes; o viciando los textos con queismo que oscurecen el sentido Nos enseñó la convención de las Academias de la lengua española de sobre uso de siglas, abreviaturas, mayúsculas, escritura de cifras numéricas y fechas. Destierró muchos mitos arcaicos sobre el uso de la coma.
Debido al gran interés que suscitó entre profesores Chispitas de lenguaje, llamó la atención de varias editoriales, siendo San Roque la que editaría en, 2013 y 2015, dos nuevos volúmenes, de manera temática (ortografía y redacción). Cabe señalar que los temas redacción, el autor dio un tratamiento a los artículos para hacerlos más acordes al formato de un libro. Ambos tuvieron muy buena aceptación, nuevamente, y la edición se distribuyó pronto. En agosto de 2015 el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato lo nombró autor del mes, siendo la primera vez que un autor que no escribe literatura recibe tal distinción. Chispitas de lenguaje eventualmente salió del país, y el autor ha recibido comentarios de lectores de Rumania, Estados Unidos y Canadá, entre otros países. Pero una de las más grandes satisfacciones del autor con estos libros es que la Universidad Nacional de Colombia, en su página oficial, recomendara a su comunidad estudiantil escribir tomando el modelo de párrafo que él propone. “Mi satisfacción se ha dado más por saber que estoy dejando un instrumento sencillo y de fácil comprensión para cualquier persona interesada en escribir”, comenta Soriano Valencia.
El autor ha adelantado a este medio que está en proceso las segundas ediciones de estos tomos, esta vez con la editorial Los Otros Libros, con nuevos textos, y que el tomo respectivo a la ortografía contendrá temas relativos a la ortotipografía.
El autor nos comparte que la columna periodística Chispitas de lenguaje, que le valió el Premio Estatal de Periodismo 2009, nació de unos cursos de capacitación que el autor preparó para instruir a sus compañeros de trabajo. “Al combatir los errores y usos inapropiados, empecé a compilar un material propio alejado de academicismos.” Paralelamente a las colaboraciones en prensa, el autor da cursos de redacción en diversas ciudades del estado. El autor atribuye el éxito de estos cursos a que no recurre al academicismo. “Sé bien la clasificación gramatical, pero a una persona le es más sencillo entender el manejo práctico que la clasificación académica”, nos dice el autor.
Por lo regular, “todos, tarde o temprano, debemos escribir un texto y, extenso o breve, debe ser claro y preciso para ser interpretado de acorde a nuestra intención”, explica el autor; por ello, y dado que nuestro idioma es muy rico en matices que pueden crear confusión e incertidumbre en muchos, estas columnas y libros son muy útiles.
La idea que subyace a este empeño escritural del autor con sus Chispitas de lenguaje es que cuidar de nuestro estilo al usar el idioma evitando imprecisiones nos facilita la comunicación eficiente con los demás, y así no seremos mal interpretados. ¿Por qué aprender todo esto? Sencillamente porque las formas generalizadas del idioma permiten a un mayor número de sus usuarios intercambiar información, sea esta de cualquier índole. Además, cabe decir que el pensamiento humano funciona mejor a través del lenguaje: mediante él conocemos y comprendemos mejor la realidad de acuerdo a las últimas investigaciones y aportaciones de la neurolingüística y la filosofía del lenguaje. Como bien nos señala el autor, con la palabra formamos imágenes mentales, abstracciones, y así conceptuamos para luego realizar juicios y razonar: un lenguaje pobre lleva a una visión pobre de la realidad.
Soriano Valencia, egresado de la UNAM, y licenciado en Ciencias de la Educación, ha fungido además como reportero, productor, guionista y conductor y productor de radio, además de tener una importante trayectoria en el servicio público. Ha sido también analista político, conferencista e impartidor de cursos sobre redacción, ortografía, archivonomía y formación de instructores, así como autor de un manual de redacción y otro ortografía, además de haber sido servidor público de la Subprocuraduría de Participación Social de la PGR coordinando campañas contra el consumo de drogas y de prevención del delito. En 2008 recibió el Premio Estatal de Administración Pública, por el Manual de Estilo para la Redacción de Informes de Gobierno. En 2017 debutó como autor de relatos con su obra Tlaquetzalli, que publicó ediciones La Rana. También ha figurado como coautor en cuatro antologías a la fecha.
Se recomienda más que ampliamente estos libros y la respectiva columna a la juventud, pues en ella reside el poder de reconstrucción de la realidad social, tan necesaria. Para reflexionar sobre la importancia que tiene el uso potencializado del lenguaje en la juventud, les dejo con esta cita de una de las ediciones de Chispitas del lenguaje: “impedir que los muchachos lo dominen por nuestra desidia, desinterés, apatía o lo que fuere, es abandonarlos a estar encerrados en sí mismos. Es darles la espalda (…) Es perpetuar el sentimiento agónico que denunció Octavio Paz en el laberinto de nuestra cultura superficial.”