Lola Lince, bailarina, coreógrafa y maestra, directora de la Compañía de Danza Experimental que lleva su nombre, con sede en la ciudad de Guanajuato, inicia sus estudios de Ballet Clásico en Guadalajara; Jal en 1978 bajo la guía de Alex Zybine y en 1985 forma parte de la Compañía de Bellas Artes de Jalisco alcanzando el grado de solista. Se especializa en París Francia estudiando con Mme. Irina Grejebina, profesora excepcional de la Ópera de París. Hace talleres de verano en la Habana Cuba (Cuballet). Fue bailarina invitada en múltiples ocasiones del Ballet de Cámara de Jalisco que dirige Lucy Arce.
Se adentra luego en los lenguajes contemporáneos y forma parte del Grupo Integración de la Universidad de Guadalajara que dirigía Pablo Serna. En 1990 Da un salto al terreno de la experimentación. Fue miembro fundador del grupo interdisciplinario Trueque, en la ciudad de Guadalajara, Jal. Forma La Compañía de Danza Experimental que nace en Guadalajara Jal, en 1992 con la necesidad de generar otras estrategias compositivas situándose en el campo de la experimentación.
La compañía se retroalimenta de otras disciplinas artísticas y de artistas de diferentes culturas encontrando en la multidisciplina y en la transculturalidad valiosas herramientas de creación. Crea puentes de colaboración con artistas de diferentes países del mundo.
Lola ha sido beneficiaria dos veces el programa del sistema Nacional de Creadores y también del FONCA como creadora con trayectoria. Ha dado una muy larga cantidad de presentaciones de danza, dirigido proyectos, hecho residencias artísticas, creado obra, sido jurado de concursos, entre una larga cantidad de trabajos y demás méritos. Ha colaborado con poetas de reconocimiento nacional como Carmen Villoro, Jorge Esquinca y Ricardo Castillo.
Ente sus últimos trabajos destaca en el 2020 su participación el emblemático Teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato capital con la obra La caída por encargo del Festival Internacional Cervantino y genera la videografía experimental homónima que se presenta en la edición virtual del mismo festival con gran éxito.
Este año estrenó la obra de su autoría El Sentimiento del tiempo, interpretada por ella misma en el 30 aniversario de los Talleres de Coyoacán. Y recibió la presea Amanalli como reconocimiento a su trayectoria como intérprete y su aportación de un lenguaje totalmente propio de parte de Isabel Beteta fundadora de los Talleres de Coyoacán. Al final de la entrevista, se consigna la cronología de sus obras estrenadas.
1.- ¿Cómo es su relación actual con el ballet clásico? ¿Aún lo practica o lo enseña?
Bueno, esta pregunta podría ser el hilo conductor de toda mi aventura por el laberinto de “eso” que llamamos destino.
Llegué a esta disciplina casi por accidente ya que esta estética no formaba parte de mi “anhelo por el ideal”. Lo que me llevó a tomar mi primera clase de danza lo detonó una película sobre la vida de Isadora Duncan, que encendió en mí la flama de algo que ya estaba en mis entrañas y que quería vivir. Y así por accidente tomé la primera clase de ballet. Para mí fue una suerte de reto y de juego que me decidí a jugar, porque me pareció que allí había algo muy importante que había que conocer y así fue.
Lo que el cuerpo bien conoce nunca olvida y esa información que absorbí con pasión se volvió parte de mis huesos, de mi carne, pero en un momento sentí que había perdido el rumbo y que esos códigos no me llevaban al lugar que yo esperaba, pues desde entonces intuía la danza no como un lugar a conquistar, sino el de la ofrenda; un lugar de nadie y de todos.
Y ahora reconciliada con esta forma que en un momento me resultó opresiva y limitante e intenté desaprenderme de ella, se ha transformado y puedo aplicar algunos de sus principios fundamentales en mi entrenamiento y método de enseñanza pero estableciendo una nueva relación con los principios que la rigen.
2.- Su compañía de danza en Guanajuato tiene mucho prestigio entre los jóvenes, ¿cuáles son los valores que rigen su trabajo allí como educadora?
Tengo la certeza que solo los educadores creativos pueden formar artistas creativos. Es decir, irlos guiando dándoles un suelo sólido sobre el cual puedan construir sus propias visiones. La dimensión del juego para mí es muy importante para llevarlos a que exploren otras relaciones con y desde sus cuerpos con ellos mismos y el entorno. Pero debo decir que el juego tiene sus ejes, sus reglas y que esto no implica la destrucción del sentido del juego sino que nos pone reglas que nos hacen mejores jugadores… El concepto de libertad en la danza siempre me ha dado que pensar: ¿qué significa eso? Tengo la certeza que el juego nos da la posibilidad de hacer del caos un algo gozoso y tal vez de encontrar cierto orden dentro de él. El juego cuando tiene límites bien delineados nos invita a encontrar modos más creativos de jugarlo. Los límites se vuelven un vehículo para ser paradójicamente más libres y propositivos.
3.- ¿Qué entiende usted por el concepto de experimentación?
Es un término que a veces pudiera tener connotaciones de algo inacabado o al garete…
Para mí, la experimentación va ligada a la experiencia: por ejemplo la imagen que aparece de acuerdo a mi experiencia es que vas por la autopista y conoces el trayecto de salida y de llegada a un lugar y no hay pierde… Pero cuando decides salirte de la autopista y agarrar una brecha y el camino se vuelve sinuoso, pedregoso, lodoso… hmmmmmm…Ppero también descubres paisajes inesperados imposibles de encontrar siguiendo la ruta de la autopista.
También me queda claro que la repetición constante de códigos es como trabajar en una fábrica donde sigues una receta para hacer galletas o cualquier cosa donde solo repites acciones y la cosa sale, mientras que la experimentación me remite al trabajo de laboratorio donde estás explorando nuevas relaciones con cosas distintas y ciertamente hay mucho riesgo, incertidumbre, pero también la posibilidad del descubrimiento y el encuentro.
4.- ¿Cómo han influido danzas de otros países en su formación y creación de obras?
El encuentro con Natsu Nakajima, rutilante estrella japonesa en el universo de la danza butoh, fue para mí un parteaguas. Al verla improvisar fue una sagrada revelación y se hizo para mí visible la embriaguez de la posesión de no sé qué divinidad, animal o cosa a través de la materialidad de su cuerpo. El destino quiso que fuera no solo mi guía en este peregrinaje que es para mí la danza, pero mi colaboradora y amiga.
Desde mis primeros bocetillos coreográficos la crítica especializada veía en mis trabajos ciertos vasos comunicantes con la danza expresionista alemana, cosa que yo no busqué y de la que no tenía mayores referencias, pero que al ir conociendo un poquito más resonaba en mi alma esta angulosidad exaltada, filosa, cómica, desencantada de esta rama del árbol de la danza de la cual abrevaron ciertamente los japoneses al principios y mediados del XX y que tuvo fuerte influencia en los creadores de esta forma de danza que denominaron Ankoku Butoh, y que buscaba vindicar el cuerpo japonés y liberarlo de la influencia de las danzas modernas estadounidenses. Así que sin buscarlo, ni esperarlo, dos de mis grandes ídolos Natsu Nakajima (japonesa) y Susanne Linke aAlemana) han nutrido mi universo dancístico y son fuentes de inspiración y de amor en mi vida.
5.- ¿Cómo se ha ido trasformando su obra Pajarera a través de los años?
La pieza que empezó de hecho como reposición de una coreografía que tenía en repertorio, de pronto se fue yendo por otro lado, sin querer queriendo seguramente; y se fue transformando en otra cosa que no esperaba ni planeaba y la fui siguiendo con la debida atención y lo que eran mujeres lloronas en un patio de mi infancia se transformaron en mujeres migrantes sin rostro en pájaros en una jaul , en recuerdos de filmes del cine mexicano que referían las mudanzas de las mujeres del campo a la capital y las canciones de infancia que oía en el radio de mi nana se volvieron signo, cuerpo de pájaros enjaulados, en migrantes en busca de un mundo mejor… Empezó como una pieza de grupo de 8 bailarinas, con el tiempo se transformó el formato y el signo se fue clarificando y la última versión resultó singular pues la interpretaron solo dos bailarinas y curiosamente podían ser muchas en escena y esto me encantó. A veces menos, es más, ¡je!.
6.- ¿Qué influencia tiene la literatura o la poesía en su inspiración para crear o interpretar?
No podría precisarlo cabalmente, pero las palabras ejercen en mí una gran seducción… En mi modo de crear es que aparece de manera imprevista la imagen o imágenes, no solo visuales sino auditivas; y el poner una acción en palabras o en una palabra me detona sensaciones que se van organizando en gestos corporales, en la creación de una imagen… Por ejemplo para mí no es lo mismo ir de un punto a otro en el espacio porque te dicen “te vas de aquí para allá” a cuando imagino que voy en un desierto caminando abriendo ventanas para buscar un jardín en una tierra baldía.
7.- ¿Cómo es ese proceso de traducción de lo lírico o poético a lo corporal y performático?
La carne, estoy segura, siente una fascinación por las palabras. En mi caso me pueden provocar algunas un estado de embriaguez que se traduce en gesto, en acción, en movimiento. No sé que alquimia operan en mi alma pero mis danzas están organizada mediante partituras hechas con anotaciones o notaciones de palabras. A veces parto directamente de alguna línea de un texto poético como detonador de la acción, o a veces al accionar viene la anotación que va construyendo la partitura de acción, la dramaturgia de la pieza. Por ejemplo en Pajarera uno de los ejes que la construyen es “Nos han dado la tierra” de Juan Rulfo. Tomé ciertas líneas del relato y de allí procedí a la exploración gestual. En otras ocasiones como mi última pieza El sentimiento del tiempo fue en sentido opuesto: empecé sin ninguna idea previa a la exploración… Bueno, con el motivo recurrente de caminar, caminar, pero hay maneras de caminar… Puedes hacer el viaje como turista o como peregrino: tú decides; de allí que empezaron a salir de partes de mi cuerpo imágenes, narrativas, sensaciones, memorias y olvidos, de mis hombros, de mis caderas, de mis manos. Duelos no cumplidos y que me exigieron concreción. Y me di cuenta que nuestra carne está llena de palabras: ¿será que “En el principio fue el verbo”? Sí, pero el verbo se hizo carne y danzó entre nosotros lleno de gracia y de verdad.
8.- ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Rita Guerrero, directora del grupo Santa Sabina?
Soy fan de Rita desde sus primeras rolas, casi todas escritas por mi amiga del alma Adriana Díaz Enciso e interpretadas por Rita espléndidamente y musicalizadas por el grupo de Santa Sabina con sensibilidad y asertividad. Cada concierto que daba Rita en Guadalajara no me lo perdía. Recuerdo cuando me invitó a improvisar unas rolas in situ en el Teatro Metroplitan de ciudad de México para la presentación de su Unplugged “Babel”. ¡Fue una experiencia!
Rita y Adriana eran una mancuerna formidable. Las amo: locas, creativas, sensibles, divertidas, delirantes realmente. Todavía unos meses antes de la muerte prematura de Rita estábamos ensayando para la pieza de Lilith, hipérbole de la memoria. Rita llevaba la voz cantante a manera de narradora de Lilith, cosa que quedó inconclusa y se descartó después de la muerte de Rita.
9.- ¿Cómo visualiza en general el panorama de la danza en Guanajuato, ciudad y estado?
No dudo que hay, ha habido y habrá gente talentosa apostando todo a sus proyectos de creación, aquí en Guanajuato, capital, estado y anexos. Ahora, para mi gusto, demasiado exprés por la necesidad de la beca… Lo entiendo; pero esto modo de “hacer” puede debilitar el espíritu de juego y por ende imposibilitar la contemplación, del encuentro inesperado con la cosa fantasmagórica y soñada.
10.- ¿Cuáles sus metodologías o técnicas para trasmitir en sus educand@s el quehacer dancístico?
Hablar de metodología se me hace arriesgado, ¡je! Pero en mi relación con esto voy tejiendo ejes temáticos que no son ninguna novedad pero que abracan los Grandes Temas que forman prácticamente los contenidos pedagógicos de los vocabularios dancísticos. Mi aportación diría, si resulta pertinente, es que planteo una relación singular con los mismos; no utilitaria sino lúdica y que aporte un soporte técnico que no asfixie la espontaneidad del aprendiz.
11.- ¿Cuál es su interpretación de la figura mítica de Lilith en su obra Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria?
Tomé este arquetipo de lo femenino, la figura de Lilith la primera mujer sobre la tierra hecha por Dios para ser la compañera del primer hombre. El relato es fascinante pues se revela al sometimiento sexual de Adán y huye del Paraíso.
Quise deambular conscientemente por este lado oscuro de nuestra femineidad que con frecuencia está inhibido y no enarbolarlo como un estandarte de liberación femenina tan en boga ahora, sino a nivel simbólico hacer el viaje mítico a través de esta figura y sus transformaciones en las diferentes culturas y como se va transformando este aspecto hasta encontrar un estado de gracia que solo es posible al abrazar este lado monstruoso, grotesco y terrible de nuestra naturaleza y que nos regale su parte de bien.
La narrativa de esta pieza plantea este viaje iniciático.
12.- ¿Qué recuerdos entrañables guarda de sus viajes artísticos por el extranjero?
Mis presentaciones en el extranjero siempre van acompañadas por una intensa exaltación y un maldito nerviosismo que mi cuerpo puso en juego desde mi primera presentación ante un público. Pero mis memorias de estos viajes son gozosas y algunas embadurnadas de cierta melancolía, pues sé que son irrepetibles y que así como fueron me hacen ahora mismo esbozar una sonrisa, pues de verdad que me ha tocado vivir de todo: desde situaciones cómicas hasta algunas realmente de comunión profunda con el otro… La danza es para compartirse y es realmente un acto cumplido cuando se entrega al otro.
13.- ¿Cuál ha sido su experiencia personal como beneficiaria en varias ocasiones del programa del Sistema Nacional de Creadores?
El reconocimiento a este nivel siempre es satisfactorio y me ha dado además la posibilidad de contar con un apoyo monetario para poder realizar proyectos arriesgados de una forma más relajada en este sentido.
14.- ¿Qué importancia considera que tienen los intercambios, residencias y colaboraciones para la evolución de la danza?
El eje de las colaboraciones artísticas a mí personalmente me enriquece, me hacen mover de mi zona de confort, me enfrentan a nuevos retos, me abren ventanas no solo hacia afuera sino hacia adentro. Igualmente las residencias me parecen fundamentales. Estos encuentros con el otro son como polinizar el campo y crear nuevos ecosistemas. Lo viví plenamente en mi proyecto coreográfico La caída que fue mi lance creativo como miembro del SNCA 2015-2018 y que planteé a manera de dar residencias en distintas locaciones del país con un eje temático específico para ir desarrollando el tema y hacer del proceso el fundamento de este proyecto. De este modo se formó una comunidad con verdadero sentido entre los integrantes de aquí y de allá que formaron el cuerpo del proyecto y el vínculo es fuerte y duradero hasta la fecha. De allí la importancia de las residencias y las colaboraciones.
15.- Cómo jurado, ¿Qué es lo más pondera en una interpretación y en una creación de obra?
Cuando una interpretación o proyecto está plagado de estereotipos y lugares comunes no me resulta interesante. Igualmente si no hay un sentido de riesgo en la propuesta que me cause una emoción, una sensación… Si el signo total no se logra, o si el proyecto o la interpretación me dan solo para un “like” es que no me interesan. Para mí la creación está llena de misterio y debe intrigarnos y mover nuestras fibras interiores.
16.- ¿Entre la técnica y la estructura contra la intuición y la libertad, cuál es la relación que considera que guarda su trabajo con ambos polos?
Una muy buena pregunta que me causa mucha desazón y que me cuestiona: siempre es este punto de encuentro entre precisión en ejecución y espontaneidad en la misma. ¿Cómo llegar a este punto? ¿Cómo no dejarte rigidizar por las bonitas armaduras técnicas que luego se vuelven trampa, que no permiten que nada salga y nada entre y que en el mejor de los casos te llevan a desarrollar un virtuosismo en la repetición de ciertos códigos, pero inhiben la posibilidad de generar nuevos?
O al revés: ¿Cómo la pura espontaneidad no te da herramientas para poder encontrar los alcances o limitaciones corporales? Recuerdo a Natsu, mi maestra japonesa quien hablaba que la formación muy técnica es como casas con muy buenos cimientos pero sin techo, y que los bailarines líricos, espontáneos, son como casas con techo pero sin cimientos. Así que lograr la conjunción de estas dos es tarea de una vida.
17.- ¿Cómo ha afectado o modificado la pandemia su actividad profesional?
Quiero darle la vuelta y verla como una oportunidad para resetearme.
La pandemia en principio me puso en estado de crisis pues todos mis ritmos se rompieron. El estado de aislamiento me afectó pues paré la actividad de mi taller. Tuve la oportunidad de familiarizarme con otras herramientas que no son mi fuerte y que me permitieron a la distancia facilitar talleres para adultos mayores y conocer personas que sin estas aplicaciones y nuevos formatos sería imposible. Mi acontecer cotidiano empezó a ritmarse de otro modo. Poco a poco la prisa por hacer esto aquello fue dando paso a una nueva relación con el tiempo que me permitió leer las historias que guardan los objetos que nos rodean; y esto dio pie a mi nueva creación de El sentimiento del tiempo.
18.- ¿Por qué decidió inscribirse al Taller de Creación Literaria de la Universidad de Guanajuato?
Le hago mucho caso a mis corazonadas sin darme tiempo para buscar justificaciones para hacer esto o aquello. Cuando Adriana Aguilera me dijo que asistía al taller, algo me dijo ve al taller “¡Lola, ve, ve!”
Y la posibilidad de experimentar con las palabras desde mi corporalidad me decidió.
19.- ¿Qué consejos daría a un infante o joven que quiera incursionar en la danza como proyecto de vida?
Pues para dedicarte a cualquier oficio y hacer de él un arte hay tres puntos básicos a tomar en cuenta. El primero es la pasión que ejerce ese oficio sobre ti y al que eres totalmente fiel. Segundo: disciplina y saber que el desarrollo de cualquier arte implica a ésta no como algo rígido pero como algo necesario, vital, que te urge hacer. Tercero: desarrollar la atención y la concentración para permitir la escucha de “eso” que te habla.
Obras estrenadas:
- Cicatrices, 1989
- Agua, 1992
- La tierra, 1994
- Los gatos lo sabrán, 1997
- Flor de las fogatas, 1998
- La media Luna
- No entres dócilmente en la noche callada, 1999
- La cajita 2000
- Un regalo de Eva, 2003
- La siesta de un fauno, 2004
- Komachi Stories, 2006
- La sombra de Dionisos, 2007
- Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria, 2008
- Estudios y fragmentos sobre el sueño, 2010
- Apuntes de viaje, 2012
- Pajarera, 2013
- The human animal, 2014
- Procesos efímeros de La caída, 2015-2016
- La caída, 2017
- El Sentimiento del tiempo, 2021
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