La Compañía de Jesús en León. El Colegio de Nuestra Señora de los Dolores (1731-1767) (Ediciones La Rana, 2020) es una investigación de Adriana Ortega Zenteno, historiadora con maestría por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, con especialidad en historia novohispana, patrimonio cultural, historia del arte, museografía, microhistoria e historia oral. Su labor investigadora y académica se ha llevado a cabo en el Archivo General de la Nación, el Centro de Estudios Históricos de Condumex, La Universidad Iberoamericana de León, el Colegio de Sinaloa, el Instituto Cultural de León y el Centro INAH de Jalisco. Mereció el Premio Nacional de investigación Wigberto Jiménez Moreno. Ha publicado artículos en revistas arbitradas. Entre sus libros se encuentran: Un colegió para las Misiones. El colegio de San Luis de la Paz y León. Nuestra feria.
Este libro es una sistematización de datos de fuentes primarias y secundarias sobre el trabajo realizado n León, Guanajuato, por los jesuitas, desde la instalación de la Compañía de Jesús en 1731, hasta su expulsión. Esto con el fin de entender los legados de la Compañía en esta zona, tanto en materia espiritual, pero principalmente educativa.
Parte del proyecto educativo de los jesuitas fue la impartición de estudios superiores y universitarios y teología en colegios de la misma Compañía. Éstos partían de la enseñanza de la escritura y la lectura de grandes autores; del griego y del hebrero para poder entender a los clásicos; y de la gramática y el estudio de la lengua como puntos de partida. Así los jesuitas se hicieron famosos como pedagogos por su habilidad como maestros tanto de adultos como de niños, así como de hermanos de la orden que seguían el mismo curso de convertirse en maestros.
Como parte de su vida cotidiana la confesión tenía un papel muy importante como guía espiritual de la comunidad. Por otro lado, toda su organización se asentaba por escrito: cuentas, libros que contenían información sobre visitas de las misiones, financiamientos, lecturas, sermones, cartas de edificación, cátedras, avances en el cobro de deudas y pagos, etc. Por otro lado se caracterizan por acopiar libros en sus habitaciones, sobre todo de temas religiosos, filosofía, derecho y teología, y se consideraba la ésta última como ciencia madre, encargada de orientar y ordenar, a través de obras de obispos y miembros del clero secular que trataban temas y debates de la época, la mayoría de ellos en latín.
El texto prosigue describiendo la doctrina y misiones de la orden, las devociones que fomentaban en el colegio, las congregaciones marianas, las fiestas y procesiones, y la vida comunitaria. Otro rubro es el de la economía, en donde se da cuenta del sustento del Colegio de Nuestra señora de los Dolores, a través de propiedades rústicas, minas y haciendas de beneficio, así como las dependencias activas y pasivas, censos hipotecas y créditos.
Luego el texto camina hacia el extrañamiento y la expulsión de los jesuitas del Colegio de León y la ocupación de sus bienes, discutiéndose el extrañamiento mismo y su decreto, así como dando notas sobre los bienes y objetos que se encentraron en el colegio.
En el capítulo quinto trata del destierro de los jesuitas rumbo a Veracruz por el Camino real, su viaje marítimo a La Habana a Cáliz y Córcega; la deportación a Italia; el acomodo de los jesuitas en Bolonia; y la supresión de la compañía de Jesús por el papa Clemente XIV.
El sexto capítulo trata de la restauración de la compañía. En él también se discuten las consecuencias religiosas, educativas y económicas de la expulsión de León. En el apartado final “La compañía de Jesús den León en nuestros días”, se finca la importancia del tema general como relevante para la comunidad leonesa y la afectación en la zona que tuvo tal expulsión, que dejó un vacío difícil de cubrir hasta el regreso de los jesuitas a finales del siglo XIX cuando retornaron su actividades a la ciudad. Sin embargo no todo se había perdido, pues sembraron muchos elementos de identidad local, como el culto a la Virgen de la Luz, el cual cimentó la actual Catedral Metropolitana como el gran legado de los jesuitas para la ciudad de León hasta la fecha.