En junio de este año apareció el libro de poemas Réquiem para una pasión de la joven Lupita García Cabello, radicada en Juventino Rosas. Fue impreso en los talleres gráficos de a editorial Puente de Piedra. Con este libro la autora cumple su sueño de publicar su primer libro, producto de su esfuerzo, constancia y perseverancia. El libro está dedicado al poeta español Federico García Lorca, figura tutelar para la autora: “por ser quien es, y segundamente por ser mi inspiración, pero más que eso por ser mi alentador, mi compañía y la alegría de mis días. Recibe esta obra hecha con todo el amor de esta gordinflona, chorpatélica que tanto te quiere.”
En su prólogo, el escritor Rafael Aguilera Mendoza escribe sobre la poesía de Lupita: “Ella nos habla aquí de lo que le preocupa y ocupa del amor y la poesía, con un registro temático muy definido y bajo la sombra e influencia de Federico García Lorca y sus poemas universales y vigentes. Y aborda con pasión, gracia y madurez, no obstante su juventud, las varias vertientes del amor, rozando constantemente el amor platónico, que traspasa fronteras y épocas y planos existenciales. Desde estos, sus primeros poemas, Lupita nos sorprende por la audacia de sus imágenes (…)”
Efectivamente, muchos de los poemas tienen un aire de romance español, a la usanza de Lorca, a quien, aunque no lo menciona, dedica también su poema “El consagrado infiel”, que tributa el célebre poema del español “La casada infiel”, y el cual reproducimos al final de esta nota.
Lupita construye escenas de una religiosidad tejida con un espíritu amoroso condenado amar. Quizá estas imágenes y temas litúrgicos y bíblicos se deban a sus estudios en Teología. Y ciertamente muchas de sus asociaciones poéticas sorprenden por su belleza, en la que se intuye una fineza de sentimiento. Hay también algunos poemas en prosa, que refieren amoríos más cotidianos, propios de una chica joven.
Al hablar de su propio libro, la autora comentó para este medio: “Yo diría que es un romanticismo trágico apasionado y el segundo capítulo es como ternura dramatizada. Ese es mi estilo, soy dramática por naturaleza y no concibo una obra sin pasión y sin ardor porque al final es el ardor de mis sentimientos lo que me hace escribir.”
Son 63 páginas que se leen muy bien, y nos acercan sobre todo a la promesa que la autora ha manifestado en Facebook de mejorar en la poesía y seguir dedicada a este camino. De hecho, ya empezó a trabajar su segundo libro.
La familia y Dios han sido su apoyo en este devenir poeta: “El agradecimiento de esta obra va dirigido primeramente a Dios, por amarme cada día y hacerme el regalo del talento de la escritura entre muchas otras bendiciones. Después, a mis tías paternas. Especialmente mi tía Julia García García. Por su incondicional apoyo, amor y compañía en cada momento de mi vida. Mi tía Reyna García García, gracias por tu paciencia, apoyo y cuidado. A mi amados padres Carolina y Francisco, por darme alegría y fe en mí misma cada momento; así mismo doy gracias mis hermanas Karla Lizbeth y Luisa María, por creer en mí e impulsarme fervorosamente.”
El pasado 4 de octubre, Lupita presentó su libro en Celaya en la sala Hermilo Novelo, con apoyo del Instituto de Arte y Cultura de ese municipio. Y fue acompañada de escritores regionales y personalidades como Josué Fernando Morales, Rafael Soldara Luna, Rafael Aguilera, Héctor Ortega y Arturo Grimaldo, lo que resultó muy significativo para la autora. Habrá que seguirle la pista en sus futuras entregas.
EL CONSAGRADO INFIEL
Silencio de rosa y mirto,
alta carcajada de los cristales
desposados por los luceros.
Las calles se embriagan
del rumoreo que nos insulta;
te escondes de mí y me quieres.
No vas a decir, por hombre,
las cosas que nos dijimos.
Cuando tu lumbre fue mía,
cuando mi hielo fue tuyo.
Pecando a semejanza nuestra,
se encendió la vela,
se cerró la puerta.
¡Ay, qué jazmines de deseo!
¡Qué magnolia de candente fantasía!
Donde nuestros cuerpos deshojaron la razón.
¡Ay qué luna sin luz de plata,
Escoltada por cien versos
la vergüenza la desgarra!
Con tiernas murmuraciones y las bellezas prohibidas
me llevaste hasta tu cama,
y se abrieron ante mí, las glorias desconocidas.
¡Ay qué dicha manchada de culpa!
¡Qué espinas!
¡Qué lunas vestidas de luto
sobre el mantel de la misa,
donde derraman sus vinos
los labios de los narcisos!
Sucio de besos y culpas
me sales por todos caminos,
y hasta de mí te burlas
sonriéndome en los rosales,
y en el ocaso de sangres
peinado de lirios finos.
Con llantos de mil guitarras
yo te llevaba al río,
y quise enamorarme
sabiendo que eras prohibido.