En 2020 se hizo la primera reimpresión de El día en que desaparecieron los significados, cuento de Gilberto Hernández García, publicado en forma de libro, en la colección Barcos de papel, serie Velas al viento, dedicados a la literatura para niños, de ediciones La Rana, departamento editorial del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato.
Su autor es originario de Yurécuaro, Michoacán y nació en 1972. Cursó estudios de Filosofía en el Instituto de Filosofía A.C de Guadalajara y en el Colegio Universitario de La Santa Cruz de Querétaro. Complementó su formación con una maestría en periodismo de investigación por la Universidad de Texas y un diplomado en periodismo digital por la Universidad Gregoriana de Roma. Se ha desempeñado como articulista para una treintena de periódicos católicos de México, Estados Unidos, Centroamérica y Colombia; y trabajado para la agencia noticiosa Zenit, así como ha sido jefe de información del semanario El Observador (Querétaro). Su especialidad como periodista son los temas sociales, la migración, la religión y la cultura. Desde 2003 se unió a la Orden franciscana de Frailes Menores.
El cuento que reseñamos es la obra ganadora del VI Concurso Regional de Literatura para Niños al que convoca el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato como parte del programa nacional Alas y Raíces del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. En este certamen se buscan cuentos, obras de teatro y poemarios que estimulen la capacidad imaginativa y creativa de los niños, evitando todo tema que promueva estereotipos de género, tengan un claro sentido moralista, promuevan la violencia o toquen temas religiosos, apostando por los trabajos que aludan a reflexiones profundas del niño en relación a temas intelectuales (pensemos: la soledad, la amistad, la muerte, la separación, el mundo de los adultos, etc.).
El libro en cuestión lleva implícito un tema teórico de la lingüística (a partir de Ferdinand de Saussure) que dada del siglo XX: la conceptualización del signo lingüístico como una unidad de significante (la forma) y significado (el contenido). Sin embargo, en este cuento no se mencionan por nada esos aspectos conceptuales o académicos; sino que se plasman en la mostración de estas facetas (llamémoslas ahora “la palabra” y el “significado”) como detonantes de una historia fantástica que anuda un enigma que un grupo de niños debe resolver.
Sucede que un día los significados de los diccionarios y enciclopedias, cansados de que nadie los use, los usen mal, no los valore, escapan para buscar la libertad dejando esos libros en blanco. Tras la maravilla y el terror, se desata una problemática social que afecta la vida escolar y la comunicación entre las personas. Los niños se organizan para buscar las palabras que han huido y solventar el problema elaborando un diccionario a partir del conocimiento de los adultos sabios. Sin embargo, en esta empresa llegan a un inesperado lugar en donde todo se resuelve.
El texto estimula, de un modo que no es el tedioso aleccionamiento, al niño a reflexionar sobre el uso correcto del lenguaje, el conocimiento de nuevas palabras, la necesidad y riqueza de darle valor a los significados. Logrado el triunfo de los niños en su misión, las palabras se ponen de fiesta.
Parte del atractivo del libro son las coloridas ilustraciones que potencian la capacidad estética del niño y promueven el diálogo entre disciplinas artísticas.
Como prueba de talento del autor, otros textos suyos han sido previamente premiados: su cuento “Vivir en la Media Luna” y “Cara de payaso”; además haber obtenido primeros y segundos lugares en los concursos IX Certamen Nacional de Ensayo Francisco I. Madero (promovido por el IFE en 2004) y V Concurso de Tesis, Ensayo y Cuento (convocado por el IEDF en 2005). Ahora que se no está muy lejana la Navidad, relegar un libro a su hijo, sobrino o pequeño hermano es una excelente idea. Éste libro es una buena opción, que conjuga sentido artístico con una perspectiva educativa.