Letras migrantes (La Rana, 2021) es un documento constituido por relatos experienciales y testimonios de un conjunto de autores originarios o anteriormente avecinados en el estado de Guanajuato, que tienen en común la calidad de migrantes hacia Estados Unidos. Tal libro participa de diversas disciplinas como la historia, la biografía, las ciencias sociales y la literatura.
La fotografía de un trabajador de pintura de casas en la portada nos anuncia el contenido: se trata de representar a los inmigrantes en su historia de vida enfrentando los obstáculos y abriéndose paso gracias a sus fortalezas. Se hace así alusión directa a todos aquellos trabajadores mexicanos que no han dejado sus labores, a pesar de la contingencia de la actual pandemia, en la necesidad de llevar sustento a sus hogares, volviéndose así héroes que este libro pretende sacar del anonimato para darles voz e insertarlos en el discurso de la construcción de la historia contemporánea.
Son un total de diez textos y cinco fotografías seleccionados, producto de una convocatoria homónima lanzada por la editorial en conjunción con la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional del gobierno de Guanajuato.
En el primer texto, “Carmelita Remedios”, Guadalupe Genaro Guerrero González, nacido en 1966 y autor de los libros La entrevista: Una conexión con los desafíos personales (2017) y Ojos de cielo (2018), literaturiza una situación familiar de exilio y errancia, alternando la narración con cantos. En esta narración puede leerse: “La felicidad nunca es completa, lo veo en la familia. Es como un río, a veces las aguas son transparentes y se refleja el amor; en otras ocasiones, revuelta, momentos de soledad. Cuando no ocupamos a Dios, lo vemos como un avión muy lejos y chiquito, pero cuando lo requerimos, lo queremos ver aquí cerquita y muy grande. No, no voy a perder la fe sin embargo…”
Tereso Alvaado Ortiz, originario de Ocampo y nacido en 1949, quien tiene desde los 21 años viviendo en Dallas, Texas, nos cuenta de su compromiso con otros migrantes guanajuatenses y con sus familias, a través del ejercicio de la acción social y comunitaria a en organizaciones como Compañeros Unidos de Ocampo y Dallas-México Casa Guanajuato, en donde han sido desarrolladas actividades altruistas en materia de educación, cultura y deporte, principalmente, en los que el esfuerzo del Gobierno del Estado de Guanajuato ha estado presente. Casa Guanajuato ha recibido múltiples reconocimientos por su labor, como el Jefferson Award, entregado en el Capitolio de Washington en 2001, por la señora Hilary Clinton. Antes de referirnos el proceso de formación y consolidación de esta organización, el autor del texto nos cuenta su propio proceso migrante y cómo éste incidió en su constelación familiar.
Martha Gutiérrez Mata evoca “Los sabores de mi tierra” y nos habla de cómo las familias en la actualidad pueden sentir cerca a sus familiares migrantes a través de la tecnología como en las videollamadas. Enunciando la situación migrante de su propia familia, rememora tiempos pasados en los que la migración se experimentaba de manera diferente al ser otros los contextos sociales y políticos. El texto no está exento del relato del rechazo, la marginación y la hostilidad que deben vivir miles de migrantes mexicanos en Estados Unidos. El texto finaliza con las siguientes líneas afectivas: “Es difícil la vida en aquel lugar. Hace falta el calor de la familia. Si bien ahora puedes hablar y verlos por el teléfono, no es lo mismo. Se sigue sintiendo la distancia, la soledad y la nostalgia de volver a tu tierra, de respirar su aire, de caminar por sus calles con libertad y de atragantarse con esa comida que sabe como ninguna. Tal vez, por muy tontas que parezcan, ésas fueron las razones por las que decidí egresar y ya no irme más. Los hijos lo necesitan a uno, los padres lo necesitan a uno, y nosotros a ellos”.
Irma Zavala Almanza, nacida y crecida en Yuriria, nos habla en “Diario de una migrante durante el Covid-19” de su persecución del sueño americano, teniendo que empezar de cero en los Estados Unidos, y finalmente abriéndose paso a través de la educación, en donde se ha desarrollado en la motivación a los padres de familia para que se involucren más en la educación de los hijos, así como en la estimulación de los estudiantes por lograr la excelencia académica.
Guillermo Santana Zendejas, periodista nacido en 1999, nos acerca al drama de ser integrante de una familia de migrantes, de extrañar a los que se van y de vivir preocupado por aquellos que intentan cruza la frontera una y otra vez. De igual modo, María Guadalupe Guzmán Murillo, maestra en Historia por la Universidad de Guanajuato en “Mi familia migrante” nos habla de cómo una familia puede constituir su identidad a partir de tal proceso migratorio; así como de las adversidades labores que los migrantes deben sortear día con día para poder sobrevivir, la esencia mexicana que buscan preservar en aquel territorio.
Richard Velázquez Perales nos cuenta del trauma que sufrió al conocer la forma de vida de sus parientes mexicanos siendo un niño radicado en Estados Unidos. El choque cultural, pero principalmente las diferencias económicas, le habrían de despertar con el paso de los años su conciencia de clase y le abrirían los ojos a edad temprana acerca de opresión de los mexicanos que deben emigrar: “La lucha no se acaba al venirse para acá. Es de toda la vida y para siempre”, finaliza su texto.
Josué Flores Rodríguez, nacido en 1999 y estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad de Guanajuato, relata la odjsea de su migración a Estados Unidos de muy joven y su vuelta para enfrentarse a sus estudios profesionales, en una historia de vida que lo ha hecho regresar en vacaciones al país vecino a ver a sus familiares y trabajar para pagar sus estudios.
Concepción Sámano, proveniente de Jaral del Progreso y nacida en 1971, poeta con varios libros publicados, en una “Carta a una amiga inexistente” se duele de una maternidad vivida en la soledad, en la cual hizo falta la cercanía de las amigas. Conmovedor texto, de pronto sentimos la veta poética de la autora al apalabrar la gestación y el parto y el duelo que tuvo que enfrentar en relación a la ausencia afectiva y presencial de las personas que no estuvieron presentes en los momentos difíciles de la maternidad. Cabe destacar que la autora, actualmente radicada en Salem, Oregon, tiene un programa como voluntaria en la radio comunitario Radio Poder, y realiza actividades literarias en diversas organizaciones como el Salem Poetry Project y el Instituto de Cultura Oregoniana, que promueve y difunde la cultura hispana.
Luz Verónica Sierra Aranda, nacida en 1977, quien además ha intentado hacer visibles a los migrantes en tránsito por México a través de su tesis doctoral, ensaya un extenso poema bajo la rúbrica de “El caminar migrante”.
Finalmente, el conjunto a modo de apéndice titulado “Imágenes migrantes” ha dejado para la posteridad un grupo de fotografías de diversos artistas y estudiantes que se han interesado en la figura social del migrante como tema documental.