En días recientes Itzel Mata (nacida en Abasolo, pero radicada en Celaya, Guanajuato) concretó su sueño de años de tener su propio libro de poemas. El libro trata del proceso de una mujer en diferentes etapas para llegar a encontrarse con ella misma. Se divide en tres partes: la primera trata de la búsqueda de toda mujer cuando empieza a explorase y explorar el amor. El segundo apartado tematiza una tormenta emocional, cuando en esa búsqueda algunas mujeres se pierden y encuentran relaciones difíciles y masoquistas. Y el tercer apartado se llama “Madurez”: son poemas dedicados al amor, a la confianza y la fe en una unión fuerte, no solo con la pareja, sino con la vida misma. El libro se llama Virginal porque esta búsqueda y travesía del libro se inicia desde una virginidad y pureza del cuerpo y del espíritu.
El libro toma su título de uno de los poemas contenidos, dedicado a su tía madre, una monja, quien por cuya inocencia Mata pensaba que merecía un tributo. Su tía madre es el tipo de mujer que quizás no muchas aspiran a ser, pero es un alma muy pura y diferente y fue su inspiración.
Luego de siete años de escribir los poemas de manera intermitente, en los que volcaba, descargaba y liberaba sus emociones, así como plasmaba la historia de otras mujeres en su camino que la inspiraban, decidió armar el libro y publicarlo tras platicar el proyecto con una maestra y editora. El trabajo de corrección lo llevó a cabo en el taller literario del grupo Mitote por el Arte, en donde algunos compañeros ya habían publicado sus propios libros, lo cual la estimuló. Tomando un curso complementario con Daniel Medina sobre cómo aprender a hacer un libro de poemas, tuvo la asesoría para terminar su idea, con apoyo también de su esposo escritor, quien sugirió detalles como la portada. Finalmente, los dibujos fueron hechos por el hermano dela escritora. Así, con apoyo de estos mentores, se cumple un sueño de la escritora de hacer un libro en conjunción con su hermano, ella con los textos y él con los dibujos. Poco a poco se dio la magia y así se concretó un trabajo de años que ahora ve la luz pública. La autora debe estar doblemente feliz, pues esta alegría viene a sumarse a la de haber sido madre de una niña también recientemente. Los dejamos con este poema del libro.
YO LAMÍ TUS CICATRICES
Estoy en todas partes
y todos están en mí.
Siénteme,
descubrámonos en el bosque,
la belleza está viva en nuestra piel.
Somos tierra sin suerte,
pero desnudos,
perfectos al fin,
y así quedémonos
en medio de la nada,
para probar el ciruelo de tus labios,
absorberte las cicatrices
y envolverte en el solsticio
de mi mirada.
No tengas miedo,
yo lamí tus cicatrices,
provocándote versos infalibles
que despertaron tu andar.
Andemos lento,
el aire nos arropa.
Somos fuego y agua juntos,
nademos por los mares
como peces sin cicatrices.