Francisco Azuela es un escritor guanajuatense, proyectado décadas pasadas en el extranjero. Cuenta con una larga trayectoria de vida pública tanto en México como en varios países latinoamericanos. Este escritor, quien pertenece a un clan de autores literarios, es sobrino nieto de Mariano Azuela, autor de la novela Los de abajo; hijo de María Esperanza de los Dolores Espinosa Hernández, la dramaturga autora de Historia de un gran amor, y de Ricardo Azuela Martín del Campo, poeta. Es hermano de Ricardo Azuela, autor de El perro del sol.
La enseñanza de la escritura la recibe en casa por medio de su padre, quien fomentó en él el amor a la literatura. Su convivencia durante su infancia con los trenes, dado que su padre ocupaba un cargo en la compañía Ferrocarriles Nacionales, así como su cercanía a las leyendas mayas, forjarían su imaginación poética y lo motivarían a escribir sus primeros esbozos líricos a temprana edad. Estudió Derecho en la Universidad de Guanajuato; Literatura en la UNAM y en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, así como Pedagogía en la Universidad Panamericana de la Ciudad de México. Recibiría también cursos, talleres y seminarios de Filosofía y Literatura en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad Laval de Québec.
En 1969 ocupó la Secretaría Particular de la Rectoría de UG. En 1974 se incorporó al Servicio Exterior Mexicano, desempeñando funciones diplomáticas en las Embajadas de México en Costa Rica y Honduras. De 1985 a 1986 colaboró como asesor del entonces gobernador del Estado de Guanajuato y en 1987 como asesor del Gobernador del Estado de Quintana Roo. En 1991 ocupa el cargo de Director de la Biblioteca del Honorable Congreso del Estado de Guanajuato. En 1996 funda el Instituto de Ecología y Educación Ambiental de Guanajuato. En 1999 funda el Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes – Águila Azteca A.C., con sede en Cochabamba, Bolivia. En mayo de 2003 fue nombrado Director del Centro Integrado de Documentación e Información del Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello, con sede en La Paz, Bolivia. En mayo de 2009 fue nombrado Director del Centro de Documentación y Biblioteca de la sede La Paz de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Como poeta ha publicado los tomos El maldicionero (1981), La Parole Ardente (1993), 1996 Son las Cien de la Tarde (1996, 2002) Ángel del mar de mis sueños (2000), Antología del silencio (2008), Cordillera real de los Andes (2008), Encuentro de Thunupa y Quetzalcoatl (2008). Sus poemarios han sido publicados en alemán, español, francés, inglés y portugués.
Entre sus logros está el haber sido condecorado por el Gobierno de Honduras con la Orden del Libertador de Centroamérica “Francisco Morazán”, así como el de haber sido candidato de la Academia Hondureña de la Lengua al Premio Cervantes en 1981, la mayor distinción para un escritor en idioma español.
Su poesía que abreva de las vanguardias americanas y europeas, desafortunadamente ha caído en el olvido. Hoy presentamos un poema de él y cuatro frases suyas.
INEVITABLE
Eras el espejismo de un silencio,
cayó la hora sobre tu vida,
lloraste ayer toda la tarde para llevar un extraño vacío.
No entendías por qué los cementerios estaban solos,
las rosas tenían un color diferente,
nadie esperaba,
las estrellas se rompieron en el pecho.
Poema de estaciones,
de ausencias,
el viento presenta su rostro,
amarillo como las tempestades.
El alivio toca la herida,
crece la sangre en el ojo de un fósforo,
escribes en la oscuridad algo semejante a la muerte.
Nunca antes guardó en el alma
tanta tristeza un poeta.