Amaury Salvador (San Francisco del Rincón, 1995) es licenciado en Derecho por la Universidad de Guanajuato. Ha publicado en las revistas Derviches, Golfa y Maitri. Participó en el Foro Virtual del Libro 2020. Fue seminarista del Fondo para las Letras Guanajuatense, del cual surge su poemario Cálculos renales. Ha participado en la Red de Tertulias Literarias de Guanajuato.
1.- ¿Cómo definirías tu poesía?
Una búsqueda constante de expresión, de temas contemporáneos. Me gusta escribir sobre cosas que no he leído en otro lugar o, si las he leído, expresarlas a mi manera. Pero sobre todo he tratado de virar hacia esa poesía que transmite y viene de las entrañas y es profundamente emocional. Pienso en los poetas o músicos que he estado leyendo o escuchando últimamente: Roque Dalton, Juan Ramírez Ruiz o los Pasteles Verdes. Hablaban desde el corazón.
2.- ¿Puedes decirnos en tus palabras por qué tu poemario se llama Monóculo?
Me gusta pensar en ese instrumento que sirve para acercarnos a los textos, como una metáfora del acercamiento a ciertos temas.
3.- ¿Cómo fue el proceso de escritura y edición de este poemario?
Muchos de los poemas ya los tenía escritos con dos o tres años de anterioridad a su publicación. Cuando el antologador me invitó a participar en la Las buenas nuevas, me ayudó a pulirlos y complementé la plaqueta con otros textos que me fueron saliendo durante la edición de la misma.
4.- ¿Qué tanto en tu poesía es experiencia y confesión y qué tanto es imaginación?
Mucho es experiencia vivida, confesión, o al menos fantasía propia. En cualquier caso, no creo que la poesía de alguien pueda no ser íntima.
5.- ¿Qué importancia tiene para tu carrera y tu vida la antología Las buenas nuevas?
Demasiada, ya que fue una muy grata noticia ver mis primeros poemas publicados en un libro físico. Aunque fue un tiraje muy corto (250 ejemplares), creo que tiene su mérito y me siento orgulloso y satisfecho por ese “logro”.
6.- ¿En qué proyecto de poesía estás trabajando ahora?
Estoy trabajando en un poemario/plaqueta que aún no tiene un título definido. Aunque también tengo otro poemario en mente que se titularía Palabra trastornada.
7.- ¿Qué lecturas últimamente has disfrutado mucho, principalmente de poesía?
Leí a Roque Dalton, que me encantó, me transmitió. Además de que era un escritor sumamente consiente de la situación política de su país. Tanto fue así, que terminó asesinado por el sus ideas comunistas e intransigentes. Leí el Piélago maravilloso de Irma Torregrosa, y Bluets, de Maggie Nelson; a la grandiosa Delmira Agustini. Leí también Círculos de agua, que es una selección de integrantes del Seminario para las Letras Guanajuatenses, y me llevé agradables descubrimientos de gente del estado que ha escrito cosas interesantes. También leí una selección de poesía canadiense traducida por Benjamín Valdivia. Orfebre, de Panero. Idea Vilariño. Y la última novela que me gustó fue Los albañiles, de Vicente Leñero.
8.- ¿Qué le da la poesía a tu vida que tu profesión de abogado no le da?
Delirio, creatividad, imaginación, estética, belleza.
9.- ¿Cómo te sientes de haber sido seleccionado para ser publicado por tu poemario Cálculos renales, producto del Seminario para las Letras Guanajuatenses?
Muy feliz. Espero que se concrete.
10.- ¿A qué poetas jóvenes mexicanos admiras?
Me gustan Iván Mata, Aleqs Garrigóz, Jorge Correa y José Zenteno Aguilar.
11.- ¿A qué poetas consagrados mexicanos admiras?
A Efraín Bartolomé y Eduardo Lizalde.
Los dejamos con este poema del joven autor.
De aquello sólo recuerdo
ver el abismo
para después
caer dando volteretas,
amortiguando con las ramas de algún árbol
y pensar:
“en cualquier momento un fierro me penetra”.
(Sólo quedará una nota de periódico:
“Mueren amigos universitarios
al caer a un barranco.”)
Pensé en mi madre y mis hermanas.
Todo fue instantáneo.
Cuando salimos del coche
–que estaba de cabeza–
y completamente a salvo,
la música seguía sonando:
único testigo.