Ernest Gléz es un joven que ha decidido experimentar con la poesía. Estudiante de Física en la UNAM y actual residente en la ciudad de Guanajuato. Escribe desde la preparatoria, tiempo en que apareció en un reportaje del periódico A.M Express de Guanajuato acerca de los chicos de la Preparatoria Oficial de la Universidad de Guanajuato que escribían literatura. Recientemente ha participado en las convocatorias del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico Pecda y en el Seminario para las Letras Guanajuatenses del Fondo Guanajuato, entre otras convocatorias. En tanto sigue creando, leyendo más y esforzándose por cumplir sus metas en la literatura. Ya tuvo el gusto de ver publicado su cuento de horror “¿”Qué tienes, amor?” en el libro Lotería del caos, este año.
Preguntado acerca de qué encuentra en la poesía que la Física no le proporciona contestó:
Presentamos este poema d él, sometiéndolo a consideración del lector, como estímulo para el joven que se prepara como escritor.
SUEÑO
Vida dada
Resaltación de nuestro impulso
Fría luna que tu ojo alcanza
¿Qué ocultas tras la sangre invisible?
¿Temes la realidad y el precio?
¿U ocultas el dolor entre la carne de tu seño?
Frondosos muros que unen
Rocío seco de las tardes
La sien palpita tras olvidar los recuerdos
Que han pasado mediante el enlace entre conocidos
Extraños son los caminos por donde transita
El constante miedo
Mirada pérdida en un campo de batalla
Que nos conduce al infierno
Donde sólo la palabra “matar” tiene validez absoluta
Los nenúfares callan al canto
Violento crepitar sobre el viento
Los astros tejen una cuna
Pero ¿qué hay sobre los soldados restantes?
El excesivo desgaste se vuelve lujo
La nece(si)dad imperante de secar los mares
¿Y todavía preguntas la finalidad de esto?
Cuando tú eres la piedra angular que se nos suma
Negación lumínica
Rechazo tu oportunidad
Pues no es mío el sendero
Carezco de sentido al escuchar
Que el flujo ignoto de lo conocido
Llegue claro y recio ante mí y mis oídos
Gustoso soy de acercarme al abismo
Rimbombante me encuentro
E internamente río hasta carcajadas
Fría mi mirada deslumbra al desolado
Frondoso lo que oculto tras una esperanza
Intento diariamente contemplar un castillo
Tiento mi voluntad a diario contra fuego
Hierven los jirones restantes resistiendo al tiempo
Esto es por lo que la carne me canta
Y los nervios me tiran
El coro constante de la hecatombe continua
No importan cuantos hombres mueran
Prioridad es la sensación de vivir del ego
Blanco pelo
Ojos desorbitados en calmada ira
Mi alma es un caos quieto
Santificada sea entonces la ironía